Siguiendo con la estructura que habitualmente utilizamos en nuestros artículos Test, después de la caja es el turno de analizar la esfera, el elemento que, al fin y al cabo, es la zona más importante de un guardatiempos al exhibir el motivo de ser de cualquier reloj: dar la hora.
La estructura de ambas esferas es prácticamente idéntica, sólo diferenciada por la función que implementan cada una de ellas a las tres horas: mientras el modelo con bisel de titanio PAM614 tiene una ventanilla de indicación de la fecha, mientras que el modelo con bisel cerámico PAM615 incorpora el contador de 12 horas de la función cronográfica.
En el perímetro de la esfera negra se ubican dos grandes numerales arábigos a las 12 y 6 horas que se acompañan de diez índices aplicados circulares dispuestos cada cinco minutos, y de una minimalista escala minutera impresa entre ellos. Tanto los índices como ambos números son fotoluminiscentes. A las 9 horas implementa un pequeño segundero en un plano levemente hundido respecto la esfera, con un sencillo diseño de puntos y bastones redondeados. Éstos últimos, junto a su pequeña manecilla rodiada lenticular, también presentan Super-LumiNova aplicado de color verde.
Una de las virtudes de este cronógrafo es la posición central del minutero y segundero, logrando así mantener una nitidez de esfera envidiable, muy acorde con la filosofía de Panerai respecto a la legibilidad de sus esferas. Las finas manecillas se distinguen mutuamente gracias a sus colores: el segundero es azul, mientras que el minutero, rodiado, avanza de manera instantánea con un salto cada sesenta segundos.
Las dos grandes agujas de horas y minutos semi-esqueletadas revelan otra de las novedades de este año que ya os avanzábamos en la primera parte de este artículo publicado ayer: mientras la manecilla horaria mantiene el lumen en color verde, la minutera luce el mismo color azul que exhibe en el bisel su índice circular a las 12 horas. Gracias a la luminiscencia azul de estos dos elementos, la legibilidad del cálculo del tiempo de inmersión sube muchos enteros, contrastando perfectamente con el verde general del resto de índices e indicaciones, una característica que puede ser de vital importancia en en condiciones de visibilidad precaria.
Tal como hemos comentado al inicio de este artículo, el PAM615 implementa un contador de 12 horas en la posición de las 3 horas, con el mismo tamaño y diseño que el pequeño segundero, aunque implementa números cada tres horas, con la misma tipografía que lucen en la esfera, y la pequeña manecilla es azulada como la segundera central. La ventaja de esta configuración es que conforma una esfera simétrica, muy compensada y proporcionada. En cambio, el PAM 614 implementa la siempre útil función de fechador… a pesar de que sea a costa de perder parte de la armonía y equilibrio que luce su «hermano». Por último, también encontramos impresos en la esfera el nombre de la marca, sobre las seis horas, y la descripción del modelo, bajo las 12 horas.
Calibre P.9100
Llegamos a otro de sus puntos fuertes, el calibre manufactura P.9100, su primer movimiento cronógrafo automático manufactur. Sus propiedades siguen en la misma dirección de los mecanismos presentadas por la firma con sede en Neuchâtel, mecanismos técnicamente muy correctos y robustos, dotados de una elevada reserva de marcha. Sus funciones son: horas, minutos, pequeño segundero, fecha, cronógrafo flyback y puesta a cero del segundero. Esta última función realmente útil al facilitar la sincronización del reloj, consistente en que el segundero recupera automáticamente la posición de las 12 horas cuando abrimos la corona, pudiendo ajustar perfectamente el minuto a sincronizar. Los que somos obsesivos en este aspecto lo agradecemos enormemente. Además, para garantizar la máxima precisión al ajustar el reloj, el mecanismo cuenta con un dispositivo que detiene el volante y con un sistema que permite que el contador de horas se desplace hacia atrás o hacia adelante en saltos de una hora exacta, sin que se interrumpa el movimiento del minutero.
El cronógrafo flyback es la función diferenciadora de este calibre. Con embrague vertical y rueda de pilares, Panerai implementa la configuración técnica que menos tiempo pierde desde que se acciona el pulsador hasta que empieza el registro del tiempo, aunque no hay que olvidar que hablamos de diferencias de milésimas o centésimas respecto a otros sistemas. Igualmente, el tacto de dichos pulsadores resulta realmente suave.
La función flyback permite que las agujas del cronógrafo, cuando ya se encuentran en movimiento, regresen instantáneamente a cero y vuelvan a empezar, sin que sea necesario detenerlas primero, ponerlas a cero y activarlas de nuevo. Un dato que es visualmente relevante es el salto cada 60 segundos de la minutera cronográfica, facilitando la lectura de la medición.
La reserva de marcha alcanza las 72 horas, o sea, tres días completos, una cifra muy a tener en cuenta. Esta cifra se alcanza gracias a sus dos barriletes con muelles conectados en serie. Un pequeño apunte histórico relacionado con esto: podemos ver que la reserva de marcha es uno de los puntos fuertes en todos y cada uno de los 17 movimientos manufactura con los que Panerai cuenta hoy en día: 9 de remonte manual y 8 con remonte automático. La cifra mínima la ofrece el P.999 con 60 horas, mientras que el P.2003 consigue la máxima nota gracias a sus 10 días. Entre ellas se sitúan los más habituales 3 y 8 días. ¿A qué se debe esta obsesión?. Debemos remontarnos a una de las exigencias técnicas que requería la Marina Italiana para sus relojes: permanecer herméticos bajo el agua. Uno de los puntos débiles de todos ellos era la manipulación del remonte manual del dispositivo de la corona, y para solucionarlo se recurrió, en algunas de sus referencias, a calibres que ofrecían una elevada reserva de marcha, como por ejemplo, el ya famoso calibre Angelus y sus ocho días de reserva, minimizando así la necesidad de utilizar dicha corona.
Un rotor bidireccional sobre cojinetes de bolas se encarga de cargar la energía que se almacena en dichos barriletes. Soportado por un sólo puente con un dispositivo antichoque KIF Parechoc, el volante de inercia variable oscila a 28.800 alternancias por hora (4 Hz). Finalmente, comentar que este movimiento de 302 componentes y 37 rubíes, tiene un diámetro de 13 ¾ líneas (31 mm) y un grosor de 8,15 mm.
Hasta aquí todo perfecto, pero como a (casi) cualquier reloj, siempre podemos encontrarle algún punto de mejora; el calibre P.9100 del PAM 524, como subjetivamente aprecio en todos los movimientos automáticos manufactura de Panerai, muestran un diseño demasiado industrial y neutro. Esta tendencia de la marca a la decoración espartana de puentes y masa oscilante, no acompaña en absoluto a su calidad técnica. Y aunque los calibres de carga manual siguen el mismo camino, con grandes puentes que recuerdan las platinas 3/4 de la relojería alemana, como mínimo están libres de la masa oscilante, resultando mucho más “agradables” estéticamente hablando. Por suerte, la trasera de titanio esconde este «defecto».
Conclusiones
Vaya por delante que cuando hablamos de un Diver o reloj de submarinismo, en mi cabeza tengo la imagen de un reloj-instrumento, tanto por su estética como por su construcción, legibilidad, funciones y, evidentemente, su hermeticidad. Pero como les ocurre casi al 99% de los Diver, estos relojes serán utilizados para submarinismo en contadísimas ocasiones, quedando relegando su contacto acuático al agua de la ducha, piscina o playa. Así pues, a la hora de valorarlo debemos diferenciar entre su uso como reloj-instrumento para submarinismo, o como guardatiempos deportivo para ser lucido en nuestra vida cotidiana.
Respecto al primero, ambos Panerai Submersibles cumplen a la perfección con los requisitos anteriormente citados: el titanio aporta ligereza y dureza a la contundente caja 1950 de 47 mm, y el bisel resulta excelente en cuanto a su manipulación. A sus 300 metros de hermeticidad se le unen una excelente legibilidad de las indicaciones gracias a su tamaño y al diseño de la esfera, apoyado por el novedoso uso del lumen azul en los elementos que controlan nuestro tiempo de inmersión. Pero no todo es perfecto: la función cronográfica resulta totalmente prescindible para su uso como Diver. Si se prescindiera de ella, la lectura de las indicaciones resultaría todavía más nítida, y además, al no tener los pulsadores evitaríamos un posible punto problemático futuro en cuanto a su estanqueidad. Para su uso como Diver, entre ambas referencias me decantaría por el PAM614.
Dicho esto, nuestra valoración principal debe basarse en su uso habitual, en nuestro día a día, donde un tamaño de 47 mm puede llegar a ser un problema para ser utilizado con comodidad, aunque, sin embargo, la ligereza del titanio ayuda a mitigar este handicap.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es que, precisamente a causa de su gran tamaño y diseño deportivo, estamos antes unos guardatiempos de escasa polivalencia: su uso como reloj de vestir queda prácticamente descartado, e incluso me atrevería a opinar que tampoco sería aconsejable como reloj único, sino como segundo o tercer reloj dentro de una colección. Si su tamaño fuera inferior, como por ejemplo los 44 mm de los Submersibles PAM024 o PAM025, sí que hubiéramos podríamos recomendarlos como primer y único reloj.
A su buen diseño y estética global se le suma el calibre P.9100, su excelente movimiento manufactura caracterizado por su cronógrafo flyback con rueda de pilares y embrague vertical, además de presentar una magnífica reserva de marcha de 3 días.
Si ya nos hemos decidido a adquirir un Panerai Submarsible Flyback… ¿cuál elegir?. La única diferencia externa entre ambos guardatiempos es el resistente anillo de cerámica que implementa el bisel del PAM615, un buen aliado para mantener impoluto nuestro Panerai. En cuanto a la esfera, me encuentro ante una disyuntiva: elegir la simetría y equilibrio del PAM615, o la siempre útil función del fechador del PAM614. Cuestión de gustos, pero personalmente, me decanto por el conjunto que ofrece el PAM615 gracias a su bisel cerámico y su esfera perfectamente proporcionada.
Por último, comentar que ambas referencias se ofrecen en ediciones limitadas de 500 unidades, una fabricación ciertamente escasa que, consecuentemente, provocará más de un disgusto a aquellos interesados en su compra y que estén dispuestos a pagar 14.200 € por el PAM614, o los 15.700 € que cuesta el PAM615 con bisel cerámico.