La noticia saltó en año 2009: Patek Philippe abandona el Punzón de Ginebra y crea su propio sello de calidad, el Punzón Patek Philippe. El que fuera uno de los padres del punzón ginebrino ha creado un sello insuperable, plasmando por primera vez lo que diferencia a Patek Philippe de las otras manufacturas: la máxima calidad más allá de las normas establecidas hasta el momento, siguiendo de forma natural su tradición e independencia. Hace ya más de un siglo que las normas del Punzón de Ginebra son parte del desarrollo y fabricación de los movimientos mecánicos de Patek Philippe, normas que han sido tomadas como unos criterios mínimos de calidad. No obstante, en su tradicional búsqueda de la perfección y la máxima satisfacción del cliente, estos mínimos han ido siendo superados gracias a su constante trabajo de innovación y perfección.
Patek Philippe no sólo se centra en elementos estéticos -como el ginebrino- sino que también incluye los elementos técnicos, desde el momento en que las dimensiones iniciales de la pieza se comprueban en la máquina, hasta su servicio técnico, donde ofrece una garantía de mantenimiento y reparación de todos los relojes fabricados por la marca desde la fecha de su fundación en 1893.
Así pues, vemos como los controles de calidad y parámetros estéticos asumidos por Patek Philippe no sólo afectan a los movimientos o a la estética, sino que engloban al conjunto del reloj terminado. Todos los elementos de un reloj, incluyendo el movimiento, caja, esferas, coronas, etc, debe ser elaborado a la perfección y con un acabado impecable. Si ningún sello de calidad llegaba a sus niveles de exigencia, la lógica conclusión era desarrollar su propio sello que incluyera toda su experiencia, tradición y calidad, aplicados a la fabricación, precisión y mantenimiento a largo plazo.
El Punzón Patek Philippe será extendido a toda su gama de relojes mecánicos sea cual sea su grado de complicación; y no será un referente estático, sino que evolucionará en función de los futuros desarrollos de la casa.Vamos a enumerar los diferentes aspectos que regula el sello Patek Philippe.
Precisión del movimiento
El control de marcha se verifica en varias etapas de su producción, primero con los mecanismos individualmente, y luego después de su montaje en la caja. El control final debe cumplir los siguientes normas:
- Para calibres de diámetro superior o igual a 20 mm, la precisión tiene unos límites de -3/+2 segundos/día.
- Para calibres de diámetro inferior a 20 mm, los límites suben a -5/+4 segundos/día.
- Para los movimientos con tourbillon, las tolerancias son mucho más restrictivas, pudiendo oscilar entre -1/+2 segundos/día.
Tal como vemos en la gráfica superior, los límites máximos de precisión son mucho más restrictivos que los del COSC: mejoran en un 50% en calibres superiores a 20 mm. y en un 31% los calibres inferiores o iguales a 20 mm. Además, como ya hemos comentado, los controles de marcha se realizan también sobre los relojes completos, en contraposición al COSC que los efectúa sin la caja. De este modo, Patek Philippe elimina las posibles alteraciones de los parámetros cronométricos durante la manipulación y montaje final.
La construcción de cada calibre exige mucho tiempo y trabajo. Para fabricar los componentes de un calibre automático se necesitan alrededor de 1.200 operaciones diferentes (sólo en ruedas y piñones se necesitan entre 40 y 60). De este total, un 45% tienen como finalidad única cumplir con los criterios de fiabilidad, funcionalidad y estética de la marca.
Calidad de materiales utilizados
Aleaciones y metales preciosos para movimientos y fornituras, o piedras preciosas destinadas a los relojes joya, están regladas por el Punzón Patek Philippe. Por ejemplo, para los diamantes, la manufactura elige únicamente piedras de gran pureza, de color Top Wesselton Pur y de talla irreprochable. Las gemas están engastadas según las reglas del arte relojero y no van nunca pegadas. Los apliques son de oro, siempre fijados mecánicamente, lo que les otorga mayor longevidad. Las agujas también son inicialmente de oro, aunque pueden utilizarse otros materiales.
Acabados
Éste es otro aspecto que queda perfectamente definido en el reglamento de Patek Philippe. El acabado estético no debe interferir en la calidad funcional del reloj: siempre prevalece la función de la medición del tiempo, su fiabilidad y legibilidad. Por ejemplo, la forma y la disposición de los puentes encargados de mantener el rodaje no se definen a priori según criterios estéticos, sino que su objetivo es ante todo garantizar una transmisión lo más eficaz posible de la energía desde el barrilete hasta el órgano regulador del reloj, y ello con un mínimo de rozamiento.
El reto para cada mecanismo consiste en obtener el mejor resultado estético en base a unas normas técnicas, y éste es uno de los aspectos esenciales del gran arte relojero tal como lo entiende la firma. Pero más allá, entran en juego los especialistas de la decoración del mecanismo. Los puentes y las platinas están pulidos en sus cantos y ángulos, mientras que las caras que se muestran a la vista de los primeros son grabados con Côtes de Genève y perlados en la parte posterior, en las platinas sólo se emplea el perlado. Y siempre con una finalización manual.
La tradición artesanal se perpetúa con este sello y llega hasta detalles como el pulido de los dientes de las ruedas (Patek Philippe fabrica nada menos que 400 ruedas diferentes para todos sus calibres) y de los piñones. Así se crean todos estos mecanismos que por su extremada funcionalidad, su fiabilidad a largo plazo, su regularidad de marcha y su estética fuera de lo común, están considerados todo un referente en la industria relojera.
Este grado de perfección se traslada también a la fabricación de las cajas, desde que son una simple barra de metal que se estampa en frío hasta que está lista para albergar el movimiento. Mediante presiones de varias toneladas, succesivas estampaciones en su interior van dando forma a la cavidad, y cada uno de ellas se realiza con una precisión milimétrica, tarea en la que la manufactura tiene su propio taller.Ni que decir tiene que, de nuevo, el componente humano es vital: la finalización de las cajas es totalmente manual tanto en la consecución de la forma como en el pulido de la pieza.
Dependiendo del material utilizado, el tiempo necesario para concluir el pulido varia. Así, una caja fabricada en acero requiere dos horas de trabajo, llegando hasta las seis horas en el caso de una caja de platino. Eso sí, un trabajo de pulido no debe en ningún caso conllevar una reducción del tamaño u otra modificación del diseño original. Y para que esto ocurra, al igual que en todos los pasos anteriores, se efectúan multitud controles de calidad antes, durante y después de finalizar cada caja.
Control: Antes de proceder al ensamblaje de caja y movimiento se realiza un nuevo control, que en el caso de esos últimos puede llegar a los 30 días, en función de la complejidad del calibre. Y una vez introducido en la caja, cada movimiento supera otros controles con una duración de 20 días adicionales, en los que se analiza la precisión, se efectúa un test de simulación en la muñeca y se prueba su correcto funcionamiento. El último paso se concentra en la correcta estanqueidad del reloj, tanto en aire como en agua, donde los relojes son sometidos a presiones entre 3 y 12 atmósferas según el destino final de ese movimiento. Se concluye con un test de condensación y una última revisión estética para asegurar la perfección de su imagen final.
Garantes y órganos de control: El primer garante de los requisitos marcados por el Punzón es la familia Stern, al frente de la manufactura desde 1932. Del presidente Thierry Stern y el vicepresidente dependen dos órganos creados para garantizar el buen funcionamiento del Punzón: una Comisión de vigilancia, destinada a comprobar diariamente que se cumplen los requisitos marcados y un Comité del Punzón Patek Philippe, donde se definen y ejecutan las reglas existentes y las que se produzcan en un futuro en función de los nuevos desarrollos. Cuenta con dos divisiones, una técnica y la otra estética, que están obligadas a estar en constante comunicación.
El Sello es más que un punzón aplicado a un producto acabado de calidad. En un momento en que numerosas marcas de prestigio se han visto integradas en empresas cada vez más importantes, Patek Philippe continúa defendiendo ferozmente su independencia. La marca es una de las últimas si no la última manufacturas relojeras « completas » capaces de decidir de su futuro de forma autónoma, sin prestar atención a intereses superiores. Esta visión a largo plazo es indispensable para el éxito de la marca y la exclusividad de su oferta. El Sello Patek Philippe se inscribe dentro de esta tradición, e ilustra el compromiso de la manufactura Ginebrina de continuar superándose, proporcionándole los medios de afrontar sin cesar nuevos retos para la generación actual y las futuras.