A lo largo de los años de vida de WatchTest os hemos narrado nuestra experiencia en diversos eventos de carácter internacional organizados por Patek Philippe. En todos ellos me he visto obligado, por puro convencimiento, a repetir lo mismo: Patek Philippe, a diferencia de muchas marcas relojeras, realiza pocos eventos, pero cuando lo hace impresiona. Y no me queda más remedio que repetirme con referencia al «Patek Philippe Watch Art Grand Exhibition» que la legendaria firma ginebrina ha organizado en Londres y que os anuncié en un reciente artículo.
A lo largo de los años, he tenido el privilegio de asistir a eventos de gran trascendencia en la historia reciente de Patek Philippe. Podría mencionar la presentación en sus salones de París del nuevo calibre de cronógrafo manufactura, sorprendentemente lanzado en versión femenina. Podría seguir con el majestuoso evento «Chronograph Generations» celebrado en Barcelona en el 2012. !Que decir del «Rare Handcrafts Exhibition» realizado por Patek en sus salones de ginebra en junio del 2013!, que me atreví a calificar como el evento de la década. Pero poco después, en octubre del 2014, debía desdecirme de tal afirmación al asistir al evento conmemorativo del 175 aniversario de Patek Philippe en su manufactura de Plan-les-Ouates, y cuya dimensión me obligó a dividirlo en tres artículos. Mi común denominador a todos estos eventos ha sido siempre la misma pregunta final: ¿Y ahora qué? ¿Como piensa Patek Philippe superar lo anterior?.
Pué sí, de nuevo Patek Philippe me ha roto los esquemas, pero además lo ha hecho de un modo inhabitual y totalmente inesperado. Otro común denominador a los eventos que he mencionado, es que en todo ellos se presentaba alguna o varias piezas relojeras que superaban todo lo anteriormente visto, pero aunque también he visto alguna novedad especial en la exhibición de Londres, casi ha sido lo de menos. Como si se tratara de un Houdini moderno, Patek Philippe ha conseguido asombrarme mostrándome algo que ya conocía sobradamente. Puede parecer una afirmación contradictoria, pues ¿como puede asombrar algo que ya se conoce?. La explicación es ver lo que ya se conoce en un entorno geográfico totalmente distinto, como si de repente nos encontráramos la Tour Eiffel en Roma.
Sinceramente, no recuero cuantas veces he visitado los salones Patek Philippe, su Museo, o su Manufactura, pero seguro que son muchas. Lo que no podía imaginar es que los vería de nuevo… en Londres. En el artículo en el que os anunciaba la Exhibición londinense reproducía los bocetos de las distintas salas que debían simular estos lugares, pero la realidad no ha sido una simulación, ha sido una reproducción en toda regla.
Los Salones Patek Philippe de Ginebra
Seguro que muchos de vosotros habéis visitado los Salones Patek Philippe de Ginebra. ¿Alguien se atrevería a decir que la imagen superior no es de su planta baja?, seguro que no. Pues no lo es, se trata de una exacta reproducción física de ella en una de las salas de la exhibición londinense, su famosa lámpara incluida. Nada de cartón piedra, todo real y palpable: paredes, maderas, mobiliario, alfombras y colores idénticos a los del salón original. Al igual que en el Salón original, estaba expuesta la totalidad de los relojes Patek Philippe de su catálogo actual.
Lo que hayáis tenido el privilegio de acceder a la quinta plata de dichos salones, reconoceréis la impresionante vista del lago Leman que se aprecia desde sus inmensos ventanales. Idéntico a como se ve en la imagen, salvo que como evidentemente Patek no ha podido transportar ni reproducir el lago Leman en Londres, ha instalado una pantalla gigante tras el marco de las ventanas donde se proyecta la actividad del lago en su movimiento habitual.
El Museo Patek Philippe
Lo mismo se puede trasladar a la reproducción de su museo Ginebrino, sin duda el más importante del mundo en temática relojera. Misma decoración, mismos materiales, misma moqueta verde (aunque no tan gruesa), y ¡mismos relojes!, que aunque no en su totalidad, muchos de ellos han sido trasladados para esta exhibición.
Al igual que en el museo Patek Philippe de Ginebra, como se puede observar en las imágenes anteriores,fiel a su filosofía y convencimiento de que promocionar la historia de la Alta Relojería en general genera un beneficio a largo plazo, se pudieron observar piezas manufacturadas por Patek, pero también de otras firmas, empezando por algunos de los primeros ejemplares conocido de relojería mecánica y de procedencia germánica.
En la reproducción del Museo Patek Philippe no podía faltar una referencia a la impresionante biblioteca relojera que alberga. Así, también se pudieron observar en Londres alguno de sus ejemplares de incalculable valor.
La Manufactura Patek Philippe
En cuanto a la manufactura, la mejor forma de transmitir lo que en ella se realiza es mediante sus relojeros y artesanos, que es lo que hizo Patek Philippe montando mesas de trabajo iguales a las que encontramos en su manufactura de Plan-les-Ouates, en las que trabajaban algunos de sus relojeros, esmaltadores, grabadores, pulidores, etc… y lo mejor de todo, en plena interactividad con los visitantes, respondiendo a cuantas cuestiones les planteaban. Con ello, toda persona neófita en la materia podía comprobar la extrema complejidad y dificultad que requiere el montaje de un mecanismo de Alta Relojería y el minúsculo tamaño de las piezas con las que se trabaja.
Pero dado que es de igual importancia la investigación y el desarrollo de los movimientos relojeros que sus acabados y montaje, Patek aplicó el mismo método trasladados a sus ingenieros y diseñadores junto con algunas de las maquetas a gran escala que se utilizan para corroborar el funcionamiento real y descubrir los inevitables fallos del los cálculos teóricos que efectúa el software moderno.
Ello también permitía a los visitantes apreciar la complejidad de los movimientos que efectúan palancas, ruedas y piñones cuando, por ejemplo, se presiona el pulsador de un cronógrafo. Pensar que todo ello debe funcionar a la perfección durante décadas y reducido 50 veces en su tamaño con respecto a lo que se veía, aclara a cualquiera lo que representa el arte de la relojería, y también el motivo de su coste y por tanto de su precio.
Esta ha sido una vivencia de primera mano de la increíble capacidad de Patek Philippe para trasladar la experiencia de visitar sus tres instalaciones emblemáticas de Ginebra a una metrópolis como Londres. Pero hubo mucho más, que para no exceder en lo razonable la extensión de este artículo dejaré para una segunda parte que publicaremos en breve.