Como coletilla al título de este análisis sobre el Patek Philippe 5212A he utilizado la frase «símbolo de tiempos modernos». También podía haberme decantado por «símbolo de tiempos contemporáneos» o por «símbolo de nuevos tiempos». Sinceramente no se cual tiene más gracia, si alguna la tiene. De forma menos «creativa», lo que quiero significar es que el 5212A puede considerarse la confirmación definitiva de que en el «reinado» de Thierry Stern muchas cosas están cambiando en Patek Philippe.
Esta afirmación no debe considerarse como una crítica a las antiguas generaciones Stern. Todos ellos crearon e innovaron en su época. Lo que ocurre es que los tiempos actuales requieren evoluciones más drásticas y ello es lo que está haciendo Patek Philippe en los últimos años.
Patek Philippe 5212A – la caja
Cuando veo este Patek Philippe 5212A, inmediatamente me vienen a la mente el Calatrava 5227 y el Calendario Perpetuo 5320G. No es por su esfera, que aparte de su calidad no tiene nada en común con la de ellos. Es por su caja, el elemento externo que más ha evolucionado en los relojes Patek Philippe de los últimos años.
Hasta hace relativamente poco, de las cajas de los Patek Philippe prácticamente ni se hablaba. Las discusiones entre los apasionados de la firma ginebrina siempre se centraban en la esfera y en el movimiento. Se daba por sentado que la caja de un Patek era tan simple en su diseño que no aportaba nada, ni que alabar ni que criticar.
Las cosas empezaron a cambiar y uno de los relojes más significativos en este sentido fue el Calatrava 5227 presentado en el 2013. Si hasta entonces los Calatrava eran los relojes de concepto «Bauhaus» extremo, el 5227 representó un cambio espectacular, especialmente por el relieve cóncavo de su carrura a la altura de las asas. Si hasta entonces los Calatrava «solo hora» no me atraían desde del punto de vista estético, el 5227 cambió mi percepción.
Con el Calendario Perpetuo 5320 del año 2017 ocurrió algo similar, aunque el protagonismo se lo llevaban sus asas en forma de triple moldura. El 5320 también se distinguió por la notable diferencia de diámetro entre la carrura y el bisel, lo que de nuevo le otorgaba un relieve y una estética diferencial.
La caja del nuevo Patek Philippe 5212A, protagonista de este artículo, sigue claramente los códigos estéticos del 5320. La única diferencia es que la moldura de sus asas es doble y no triple. En cuanto a lo demás, se mantiene una diferencia de diámetro entre bisel y carrura muy similar a la del 5320. Su diámetro es de 40 mm, idéntico al del 5320, y su grosor de 11,18 mm, tan solo 0.05 mm más grueso.
En la parte izquierda de la carrura encontramos dos correctores. El inferior, situado a la altura de las 8 sirve para ajustar el día de la semana. El superior, ubicado a las 10 es el que utilizaremos para ajustar el número de la semana.
Patek Philippe afirma que para el diseño de esta caja se ha inspirado en su referencia 2512 de 1955, cuyo número, con una breve alteración entre el 2 y el 5, también ha servido para referenciar este calendario semanal. Efectivamente, si observamos la doble moldura de las asas y la diferencia de diámetro entre bisel y carrura, concluimos que es cierto. Este 2512 fue subastado por Sotheby’s en el año 2012 y alcanzó la suma de 962,500 USD.
Cuestiones ornamentales y estéticas aparte, llega el momento de hablar de una aspecto de la caja que por sí mismo convierte este Calendario Semanal en un hito en la historia de Patek Philippe; el acero con el que está realizada su caja.
Dejando de lado algunas ediciones especiales y limitadas, como el Calatrava Pilot 5522A presentado en el gran evento Neoyorkino de 2017, durante décadas nunca ha existido un reloj Patek Philippe clásico con caja de acero y de producción regular. Siempre he expresado que, a pesar de valorar su distinción, nunca he considerado imprescindible la utilización de metales nobles en las cajas de los relojes de alto nivel. Es más, sin entrar en el sobrecoste que implican, considero que desde el punto de vista funcional presentan muchos inconvenientes con respecto al acero.
Cualquier expresión de este pensamiento ante responsables de Patek Philippe siempre recibía la misma respuesta: el acero queda reservado para los Nautilus y Aquanaut. Pues bien, con el Patek Philippe 5212A, esta premisa de la firma ginebrina ha dejado de ser irrenunciable. Si ello implica que este caso se trasladará progresivamente a otras referencias o quedará como un hecho anecdótico, no lo sé. Ni lo sabré por mucho que consulte con Patek Philipe, por lo que, de momento, contentémonos con disfrutar de este 5212A.
El fondo de la caja del Patek Philippe 5212A sí que sigue otra norma no escrita de la casa; no cuenta ni con la más mínima inscripción. No lo hecho nada de menos ya que detesto los relojes con «literatura» gratuita en su caja o esfera. También es cierto que quien pretenda averiguar el modelo, la referencia, el material o la hermeticidad (30 metros) de este reloj, no hace falta que pierda el tiempo buscando en él inscripciones. O lo sabe o no lo sabe, porque los relojes Patek no soltarán prenda.