El Patek Philippe Calatrava 5328G ha sido el gran protagonista del recientemente finalizado salón Watches and Wonders ginebrino. El motivo es simple; aporta un nuevo paquete técnico-estético, formado por una nueva complicación y un nuevo calibre que, junto con el diseño de su caja y de su esfera, forman un conjunto que genera una nueva referencia. Por tanto, pocas dudas puede haber de que estamos ante la novedad más trascendente de Patek Philippe en el año 2025, por lo menos en su primera mitad.
Además de ello, Patek implementa todas estas características de un modo que intuyo despertará el ansia positiva en la mayoría de coleccionistas, apasionados y entendidos en Patek Philippe. Por todas sus característica estéticas, este 5328G es un claro hermano del Calatrava 5226G y del Anual Calendar Travel Time 5326G, ambos presentados por Patek Philippe en el año 2022. Sobre el 5326 publicamos este extenso análisis. Estos tres relojes comparten los mismos signos estéticos, tanto de caja como de esfera y por tanto bien podrían constituir una colección.
Aunque la geometría redonda se aparta totalmente de una caja rectangular, el 5328 también puede considerarse como un evidente heredero de la referencia 5100 presentada en el año 2000. Ambos relojes basaban su especial carácter en generar una excepcional reserva de marcha, 10 días en el caso del 5100. Al desaparecer esta referencia, se creó un importante hueco en el catálogo de Patek Philippe, que por suerte ahora llena le nuevo 5328G.
La caja del Calatrava 5328G
La caja es una parte importante de lo que, en teoría, define a un reloj Calatrava. Para mí, la política de clasificación de las colecciones de su catálogo siempre ha sido algo confuso y los Calatrava no son ajenos a ello. En principio, podríamos resumir un reloj Calatrava de Patek Philippe como un reloj de corte elegante, de caja redonda y sin complicaciones adicionales a las indicaciones básicas.
De por sí, estas son características muy relativas y abiertas a interpretaciones, lo que se expone el máximo en el protagonista de este artículo. El Calatrava 5328G es un reloj que puede considerarse como de carácter elegante y la geometría de su caja es evidentemente redonda, pero es un reloj que ofrece unas importantes complicaciones de carácter medio, principalmente su gran reserva de marcha de 8 días. A pesar de ello, Patek Philippe lo sigue denominando Calatrava, aunque en su página web lo incluye en la sección de Complicaciones. El porqué de ello es uno de esos misterios típicos de Patek Philippe, cuya respuesta solo conocen los máximos responsables de la marca.
Centrándonos ya en la caja del Calatrava 5328G, esta es indiscutiblemente redonda y aparentemente simple, pero esto último es solo eso, una apariencia, que oculta muchos detalles que le apartan de la simplicidad, uno de ellos muy poco común.
Como nos indica la G de su referencia, la caja del Calatrava 5328G está elaborada con oro blanco, aunque no me cabe duda que en años venideros veremos este Calatrava con otros tipos de oro. Personalmente, entre las distintas aleaciones de oro que existen, esta es mi predilecta porque aporta una discreción de la que carecen los otros tipos.
El acabado que aplica Patek a esta caja es totalmente pulido y vista de frente transmite una absoluta simplicidad ya que carece de cualquier tipo de adorno. Si observamos su perfil, la percepción cambia totalmente, ya que se desvela el grabado guilloché estilo «Clous de Paris» que adorna todo el perímetro de su carrura.
La geometría de la caja es idéntica en todos sus elementos a la que ya conocemos de los dos relojes que antes hemos comentado. También comparten el acabado guillochée Clous de Paris que acabamos de ver y un detalle estructural atípico en la mayoría de relojes. Me refiero a las asas del reloj, que en lugar de partir de la carrura como es habitual, forman parte del fondo de la caja.
Intuyo que en esta estructura tiene mucho que ver la decoración Clous de Paris que adorna la carrura de la caja, la cual sería casi imposible de realizar si de dicho elemento partiesen la asas. De este modo, se puede trabajar en la carrura sin ningún obstáculo y al montar el fondo, las asas quedan perfectamente alineadas. Evidentemente, este esquema requiere una gran perfección en la elaboración de cada elemento, pues de lo contrario las holguras serían evidentes.
La vista de la parte trasera del 5328G nos deja apreciar con claridad que las asas forman parte del fondo de la caja. Otra característica que apreciarán y valorarán los puristas es que el movimiento ocupa casi la totalidad de la caja, cuyo diámetro es de 41 mm. Como no puede ser de otro modo en un reloj Patek Philippe, su grosor es muy escaso, de tan solo 10,52 mm entre los cristales delantero y trasero.
Calatrava 5328G, una esfera perfecta
La esfera del 5328G-001, cuyo código son las tres últimas cifras (001) de su referencia, también sigue el mismo patrón estético que las de los 5226G y 5326G, lo cual es una buena noticia. Se trata de un diseño que se inspira en los elementos estilísticos típicos de los relojes históricos de piloto, pero implementados de una manera mucho más equilibrada y elegante que en los Patek Philippe “Pilot”.
Las diferencias se notan principalmente en el menor grosor de los números que actúan como índices horarios y en el diseño de las agujas. En su conjunto, ello provoca que el reloj siga conservando un carácter instrumental pero, y esto es lo importante, sin condicionar su elegancia. Otra gran decisión estética en esta serie de relojes es el degradado partiendo del negro del perímetro, asi como el acabado granulado del fondo de la esfera, unas características que de nuevo contribuye a las dos cualidades mencionadas. La diferencia evidente y notable con respecto a los 5226G y 5326G es que en ellos el color de base de la esfera es el marrón, mientras que el 5328G recurre a un atractivo y elegante color azul.
Patek Philippe también ha cuidado con esmero la simetría de las indicaciones de la esfera. Así, centrado a la altura de las 12 horas, encontramos el indicador de reserva de marcha, que cuenta con nueve tramos para ocho días (más adelante veremos el porqué). De forma simétricamente opuesta, a la altura de las 6 horas se ubican las indicaciones del calendario y del pequeño segundero. La del día de la semana se muestra a través de una ventana y la de la fecha mediante un índice circular apuntado por una aguja, ambas indicaciones son de salto instantáneo, lo que implica una notable complejidad mecánica.
Calibre 31-505 8J PS IRM CI J
Un reloj mecánico se basa en un esquema consistente en un barrilete que alberga un muelle que acumula y desprende energía. Esta energía se transmite mediante un tren de rodaje hasta llegar al órgano regulador, cuyo elemento final es la espiral que provoca la oscilación del volante. De la regularidad de dicha oscilación depende la precisión de un reloj, y el par de fuerza que recibe en cada momento es el factor decisivo en dicha regularidad. El punto crítico siempre se produce al final del nivel de carga del muelle motor, ya que el par de fuerza que transmite disminuye drásticamente.
Se han ideado diversas soluciones mecánicas para solucionar este principio físico, pero ninguno ha conseguido solucionarlo en su totalidad. Esto es especialmente importante en movimientos de carga manual ya que los automáticos, si su propietario lo viste a diario, generan que la carga del muelle motor esté siempre al máximo, lo que teóricamente deriva en una regularidad de par perfecta.
Me he permitido todo este “rollo” teórico para explicar el porqué el indicador de un reloj que anuncia una reserva de marcha de 8 días, tiene un indicador de nueve tramos, El motivo es que a pesar de que la reserva de marcha real es de 9 días, Patek Philippe “desecha” el último de ellos, que es el que generaría una bajada en el par de fuerza que afectaría a la regularidad de marcha. Por ello, en la esfera Patek marca este último día de color rojo, a modo de aviso de que es necesario cargar los dos barriletes que generan la energía de este Calatrava..
Para generar esta reserva de marcha y las dos indicaciones instantáneas de calendario ha sido necesario desarrollar un mecanismo totalmente nuevo; el Calibre 31-505 8J PS IRM CI J. Además de un esquema de dos barriletes que actúan en serie, Patek Philippe ha implementado en él todo su arsenal “Advanced Technology”: volante Gyromax, espiral Spyromax y escape Pulsomax. La carga de este movimiento es manual y su volante oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora.
La vista del reverso de este calibre nos muestra un clara estructura típica de la relojería ginebrina que se basa en un puente independiente para soportar cada uno de los conjuntos mecánicos que encontramos en el reloj. Así podemos ver el gran puente que soporta los dos barriletes, los dos puentes del tren de rodaje, el del escape y el que soporta el volante. Naturalmente, el Calibre 31-505 8J PS IRM CI J (y el conjunto del reloj) ostentan el sello Patek Philippe, con todo lo que ello comporta de calidad de acabados y de precisión de marcha.
Patek Philippe Calatrava 5328G, las conclusiones
Mis conclusiones generales sobre el Calatrava 53328G solo pueden ser positivas. Es técnico, sumamente equilibrado y atractivo. A muy groso modo este es el conjunto de características que, a mi parecer, define el Patek Philippe Calatrava 5328G.


También es una gran noticia que Patek Philippe entregue dos correas con el reloj, ambas de piel de becerro pero con distintos acabados; textil de tono azul y granulado marrón. La mala noticia asociada con ello es que el reloj carece de cualquier sistema de cambio rápido, lo que dificulta intercambiar las correas a personas que carezcan de la experiencia, la habilidad y las herramientas especiales necesarias parta realizar esta operación sin arañar la caja del reloj.
Aparte de este detalle, que obviaríamos si el reloj se entregase con una sola correa, el 5328G me parece una gran adición al catálogo de Patek Philippe. Su precio es de 70.700 EUR, una cifra indiscutiblemente alta, pero incluso comedida para la media de precios de los relojes de esta histórica manufactura ginebrina.