Patek Philippe Nautilus: hijo pródigo de los años 70, objeto de culto del siglo XXI. La historia de uno de los relojes más legendarios del siglo XX.

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La esfera cambiante

Otro elemento crucial en un reloj de este tipo es su esfera. Al igual que el resto de elementos que lo conforman debe ser fácilmente legible, y además mantener la elegancia inherente a cualquier reloj firmado por Patek Philippe.

El principio básico de la legibilidad es el contraste entre las indicaciones y el fondo. Fiel a esta norma, el Nautilus utiliza unos índices aplicados sobre fondo oscuro. Estos índices, realizados en oro, son de forma rectangular y muy estilizados, pero lo suficientemente anchos para albergar la materia luminiscente que los hará visibles en la oscuridad. Las agujas siguen exactamente la misma pauta, con un grosor idéntico al de los índices horarios. De este modo ya se ha logrado un conjunto de gran visibilidad y armonía estética.

Patek Philippe Nautilus 3700/1A dialLa única inscripción que encontramos en la esfera, ubicada y centrada a las 12 horas, es la marca PATEK PHILIPPE con el término GENEVE inmediatamente debajo de ella. La tipografía es discreta y recurre al color blanco para contrastar con el fondo. Muy acertadamente, Patek Philippe omite el término “automatic” tan en boga en esa época. El propietario de un Nautilus no necesita ningún absurdo recordatorio del tipo de carga de su reloj.

El conjunto de todos estos elementos ya ha conseguido el objetivo inicial de facilidad de lectura y discreción. Pero faltaba el detalle que además le confiriera ese punto de elegancia y distinción que hace de un Patek Philippe Nautilius un reloj realmente camaleónico en su versatilidad. Y la solución fue ciertamente camaleónica, eligiendo un fondo de esfera que varía su tonalidad en función del ángulo de incidencia de la luz que refleja. Es evidente que el tono básico de la esfera del Nautilus es azul, pero si giramos lentamente la muñeca, veremos que este azul varía su intensidad e incluso parece gris en función del ángulo de visión adoptado. Además, este fondo no es liso, sino que consta de una estrías horizontales que probablemente son las culpables de su cambio de tonalidad.

Este relieve de la esfera es precisamente el que condiciona el diseño de la única función que quedaba por implementar: el fechador. Una de las críticas de algunos perfeccionistas ha sido que el fondo blanco del fechador no coincide con el color de la esfera, pero el relieve de esta lo hace imposible. La primera dificultad sería elaborar un disco fechador con las misma estrías de la esfera, y que estas se alinearan a la perfección en todas y cada una de sus posiciones. Aunque de gran dificultad, seguro que Patek Philippe hubiera sido capaz de lograrlo, pero ello comportaba dos inconvenientes insalvables. Por una parte, de forma inevitable, el disco del fechador queda a un nivel inferior al de la esfera, con lo que la incidencia de la luz difiere y por tanto los cambios de tonalidad no coincidirían. Por otra, la aplicación de las estrías implicaría un relieve que a su vez incrementaría el grosor del disco, obligando a un aumento del grosor general de la caja del reloj.

El grosor es probablemente la palabra clave que distingue al Nautilus y al Royal Oak de los mucho relojes deportivos que ya existían en la época. Si analizamos todos los puntos que hemos descrito hasta el momento, veremos que este es el elemento clave del diseño de todos ellos. Realizar un reloj robusto y hermético es fácil, pero que al mismo tiempo sea elegante implica que este sea lo más fino posible, y aquí radica su extraordinaria dificultad, tanto de concepto como de implementación. La prueba de ello, es que incluso hoy en día no existe un solo reloj que se acerque al ratio hemeticidad/grosor del Nautilus.

La pulsera del Nautilus

Este último elemento externo de un reloj de estas características es el que puede afinar el conjunto o dar al traste con todo lo conseguido. Su integración visual y estética con la caja debe ser armoniosa y dar una imagen de continuidad. La clave de todo ello es la forma de unir los distintos eslabones que conforman la pulsera. Una vez más, la precocidad de Royal Oak limitaba las posibilidades, ya que de ningún modo se podía “copiar” su diseño.

Patek Philippe Nautilus bracelet

Mientras el Royal Oak utiliza dos pequeñas piezas ligeramente verticales para unir cada uno de sus eslabones horizontales, el Nautilus recurre a una sola pieza de unión de geometría también horizontal. Al estar la pieza de unión centrada, permite un cierto juego de la pulsera con respecto a la caja del reloj, lo que incrementa ligeramente su flexibilidad y su adaptación transversal a la muñeca de su portador.

Otro elemento diferenciador es el acabado de los elementos de acero de la pulsera. A los eslabones, al igual que para la caja, se les aplica un acabado satinado, muy acorde con un reloj deportivo. Por contra, las piezas de unión son totalmente pulidas. Esta misma solución de contraste de acabados, la podemos observar en el canto del bisel y de la misma carrura, todos ellos también pulidos. El conjunto resultante es un reloj en el que predomina el acero satinado, pero que cuenta en cada una de sus piezas con pequeños detalles pulidos. Una vez más, todo enfocado a conseguir el difícil objetivo de aunar deportividad y distinción, dos características antagónicas que el Nautilus consigue armonizar.

El motor del Nautilus

Algo solo conocido por los más iniciados en este mundo de la Alta Relojería, es el origen del calibre que motoriza el primer Patek Philippe Nautilus. Probablemente pueda escandalizar a los más fanáticos del erroneo concepto actual de “manufactura”, pero ha sido la verdadera realidad durante siglos de Alta Relojería.

El calibre 28-255 C que utilizaba el Nautilus 3700/1A de 1976, probablemente el más legendario de todos los relojes existentes, estaba fabricado por Jaeger-LeCoultre. Que nadie se ponga las manos en la cabeza, porque la base de ese mismo calibre, el Jaeger-LeCoultre 920, es la misma que utilizaba Audemars Piguet en su Royal Oak y Vacheron Constantin en su Overseas. En el caso de Audemars el calibre final se denomina 2120 y en el caso de Vacheron 1120.

Patek Philippe Nautilus calibre 28-255 C

calibre 28-255 C

El origen de compartir un mismo calibre, realizado externamente, por parte de los tres grandes, es un tanto confuso ya que existen diversas versiones. La más fiable es que las tres grandes manufacturas unieron fuerzas para financiar el desarrollo de un calibre que a la vez fuera muy robusto y muy plano. Para ello recurrieron a una manufactura histórica como es Jaeger-LeCoultre, especialista en la elaboración de dicho tipo de mecanismo.

Este calibre de base, denominado 920, jamás ha sido utilizado por Jaeger en sus relojes ya que el acuerdo comportaba la exclusividad para los que realizaron el encargo. Una vez entregado el mecanismo, cada uno de los tres realizaba sus pequeñas modificaciones y sus propios acabados y decoraciones, pero el esquema y su base técnica se mantenía inalterada.

Años más tarde, Patek lo reemplaza por su propio calibre 315 SC, pero Audemars Piguet lo sigue utilizando incluso hoy en día en el Royal Oak 15202, curiosamente mucho más caro que el 15300 que equipa su propio calibre. Este calibre automático oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y utiliza un volante de inercia variable que se regula mediante cabezas perdidas, lo que en Patek Philippe se denomina sistema Gyromax.

La carrura solidaria con el fondo de la caja del Nautilus impedía ver su mecanismo, algo que luego cambió en sus distintas evoluciones. Esta interesante evolucion del Patek Philippe Nautilus de 1976, hasta llegar a la amplia variedad de hoy en día, la dejamos para la segunda parte del artículo sobre este reloj Legendario.

PARTE 2 – Patek Philippe Nautilus: la evolución, de 1976 a 2012

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Décadas de pasión heredada por la relojería. 17 años transmitiendo esta pasión por internet. Primero fue MundoPanerai, luego Cronomundi, ahora Watch-Test. Unos proyectos que nacieron bajo una idea muy clara que se mantiene en el tiempo: el lector busca opinión de calidad y fiable. Con toda la subjetividad que conlleva, opinión y crítica razonada es lo que pienso seguir ofreciendo.

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