Exclusivos, elegantes, referentes… son algunos de los adjetivos aplicables a los relojes Patek Philippe. Estos mismos adjetivos los podemos aplicar perfectamente a sus eventos. No son muy frecuentes, la asistencia está muy restringida, y tanto el espacio elegido como lo que en él se desarrolla y exhibe destila pura elegancia y un máximo nivel exento de toda ostentación gratuita.
Con estos parámetros se celebró el pasado 27 de septiembre la exposición “Chronograph Generations” en la Llotja de Mar de Barcelona. Como bien refleja su nombre, este evento está dedicado al cronógrafo, una de las complicaciones que más atrae a los amantes de la Alta Relojería y en la cual Patek Philippe es y ha sido un referente a lo largo de 150 años.
La asistencia al evento estaba estrictamente condicionada a previa invitación y limitada a los propietarios y directores de los puntos de venta oficiales de Patek Philippe en España y Portugal, a sus clientes y coleccionistas más importantes y a un muy reducido número de representantes de la prensa. Por fortuna, Watch-Test se contaba entre los elegidos y además era el único representante de un medio digital.
La importancia del evento Patek Philippe Chronograph Generations quedaba clara por la calidad y cantidad de miembros de la división Internacional de la manufactura ginebrina que participaron. Thierry Stern, Presidente de Patek Philippe, a la cabeza, junto a Jerome Pernici, Director Comercial y de Marketing, además de un importante grueso del equipo Técnico y de Comunicación. A ellos se sumó la práctica totalidad de la filial de la firma en España, incluidos los relojeros que proporcionaron a los invitados todo tipo de explicaciones técnicas.
Para la exposición «Chronograph Generations» Patek Philippe utilizó los espacios más amplios y relevantes de este inmenso palacio. En la entrada, en el gran Patio de la Escalera de Honor, de 649 m2, se situaron una serie de mesas con un ligero aperitivo y el inevitable Champagne para recibir a los invitados. En este patio se celebró el discurso introductorio y de bienvenida por parte del Presidente de Patek Philippe, el señor Thierry Stern, complementado por un film creado expresamente para este evento que se visualizó en dos gigantescas pantallas digitales.
En el contorno de este patio se situaban las vitrinas que albergaban los relojes del catálogo actual de Patek Philippe prácticamente al completo, un conjunto de piezas casi imposible de ver en su conjunto si no es visitando los Salones Patek Philippe de Ginebra.
Una vez reunidos todos los invitados y tras el discurso, nos trasladamos al impresionante «Saló de Contractacions» con sus imponentes columnas y arcos medievales que se alzan a 14 metros de altura y recorren sus 709 m2. En este salón es donde encontramos dos espacios construidos expresamente para este evento, que albergaban las «joyas de la corona» de la exposición.
El primero consistía en un cubo que albergaba, traídos especialmente para este evento, los cronógrafos históricos del Museo Patek Philippe de Ginebra. Se pudieron contemplar una serie de piezas que sin duda produjeron el insomnio de cualquiera de los coleccionistas asistentes. Desde un reloj de bolsillo con cronógrafo rattrapante y repetición de minutos del año 1895, hasta la referencia 2499, un cronógrafo con calendario perpetuo de 1952. Todo ello pasando, entre otros, por el primer cronógrafo de pulsera de Patek Philippe del año 1924, el famoso cronógrafo rattrapante ref.130 de 1938, o el cronógrafo monopulsante con caja estilo «cojín» de 1929.
Este último reloj es una muestra perfecta de que las piezas que crea Patek Philippe tienen una vigencia intemporal. Si lo comparamos con la muy reciente referencia 5950A, lanzada hace tan solo 2 años, comprenderéis a que me refiero.
El segundo espacio, una especie de cilindro de gruesas paredes, y yo diría que casi blindado, albergaba algo impensable: todos los relojes con sonería de Patek Philippe, lo que traducido significa los más complejos, los más deseados, los más inaccesibles y evidentemente los más costosos. He visitado en diversas ocasiones la manufactura de Patek en Ginebra y sus salones de la misma ciudad, lo que me había dado la oportunidad de ver «algún» repetición de minutos. Verlos, tocarlos (con guantes, claro) y escucharlos, ni en el más obsceno de mis sueños. Por si fuera poco, esto lo pude hacer en privado, antes de que visitaran el cilindro el resto de prensa y de invitados. Ello me permitió pasar un considerable tiempo conversando sobre las interioridades de estas joyas con los dos relojeros responsables de ellos.
Un entorno inmejorable, un contenido impensable y una organización perfecta. Nada que no sea habitual en Patek Philippe y en todo lo que se mueve alrededor de esta firma legendaria.
Es de rigor un agradecimiento a todo el equipo Patek Philippe por todas las atenciones prestadas y en especial a Thierry Stern, Presidente de la firma ginebrina, el cual tuvo la deferencia de dedicarnos 30 minutos de su precioso tiempo para una entrevista en exclusiva.
Esta entrevista es una de las dos únicas que concedió Thierry Stern durante su estancia en España, y la primera que se concede a un medio digital. En pocos días la publicaremos y os recomiendo especialmente su lectura, pues como es habitual en Patek se responde a todo sin tapujos ni evasivas de ningún tipo, algo poco habitual en el sector.