Patek Philippe presenta el Calatrava 6007G
Patek Philippe presenta el Calatrava 6007G en tres nuevas versiones que continúan la saga inaugurada por el 6007A del 2020.
No es la novedad más destacada de Patek Philippe en la edición 2023 del Salón Watches and Wonders, pero el Calatrava 6007G no dejarán indiferente a nadie. Aporta unas características estéticas que hace tan solo una década (en relojería no es nada) resultaban impensables en un reloj Patek Philippe.
Para encontrar el origen de la referencia 6007 debemos trasladarnos al año 2020, cuando Patek Philippe presentó un reloj conmemorativo de la ampliación de su manufactura ginebrina de Plan-les-Ouates. Este reloj fue el Calatrava 6007A, que analizamos en este artículo y que implicaba dos hechos muy poco usuales en la histórica manufactura suiza. El primero es que su caja estaba realizada en acero, algo que aun es raro en relojes Patek de carácter clásico. El segundo factor fue aun más inusual y es el hecho de que se emitió en formato de edición limitada a un número determinado de unidades, en este caso 1.000 piezas, una cifra bastante considerable.
Como era de esperar, esta edición se agotó con suma rapidez y pasados casi dos años desde su lanzamiento sin más noticias, todo parecía indicar que el Calatrava 6007 se quedaría en un hecho puntual. Bien, ahora ya podemos decir que no es así, ya que Patek Philippe acaba de presentar al unísono tres nuevas versiones de esta referencia que pasarán a inaugurar su saga en el catálogo regular de la firma ginebrina.
Como nos indica la G de su referencia, estos nuevos Calatrava recurren al oro blanco para elaborar su caja, lo que implica la primera gran diferencia con el 6007A, que se decantó por el acero. A partir de aquí, nada difiere con la primera versión del 2020, ni en su elementos externos ni en su mecanismo.
Una caja extremadamente sobria, carente de cualquier artificio
La caja de los Calatrava 6007 se caracteriza porque huye de sofisticaciones. Se podría afirmar que es el concepto Bauhaus de diseño elevado a la máxima expresión. Su carrura, que incluye las asas, es totalmente lisa y carece de la más mínima decoración. El acabado es pulido, el mismo que encontramos en el bisel, que adquiere una geometría muy abombada, un detalle que parece ser el signo de identidad de la caja de los Calatrava 6007.
Las dimensiones de la caja tampoco difieren de la edición especial del 2020; un diámetro de 40 milímetros y un grosor de 9,07 mm. Se trata de una diámetro comedido que se ubica en el punto justo que requiere un reloj de carácter desenfadado, como es el 6007, sin llegar a resultar excesivo. El grosor, como es preceptivo en cualquier reloj Patek Philippe, antepone la finura a cualquier otra consideración. Este era un rasgo distintivo e irrenunciable en cualquier reloj que se quisiera considerar de «Alta Relojería» y que lamentablemente en los últimos años se ha dejado bastante de banda.
El fondo de la caja del Calatrava 6007A equipa un cristal de zafiro que nos permite admirar el mecanismo que protege. La superficie metálica periférica conserva una de las características más sorprendentes de Patek Philippe; carece de la más mínima inscripción. Habituados a fondos de caja que son una verdadera obra literaria por la cantidad de texto grabado que exhiben, siempre me ha resultado sorprendente (por lo positivo) esta austeridad de los relojes Patek Philippe.
El calibre 26-330 S C aporta fiabilidad y grandes cualidades técnicas
Nuevamente, el mecanismo que utilizan los 6007G es el mismo que el del 6007A. Se trata del calibre 26-330 S C, la versión moderna del 324 S C, que además de las actualizaciones técnicas pertinentes, retoma el estilo de nomenclatura que era propio de todos los calibres suizos, con referencia directa a su diámetro aproximado (en este caso 27 mm) y a su grosor (3,3 mm). El 26-330 S C es un movimiento de carga automática cuyo volante oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora y ofrece una reserva de marcha de entre 35 y 45 horas. Por supuesto, al igual que el conjunto del reloj, ostenta el Sello Patek Philippe (artículo), lo que implica una excepcional garantía cronométrica de -3 +2 segundos/día.
Y llegamos a la esfera, que es el elemento que concede el carácter tan especial a estos 6007G. Es de una estética que podríamos definir como juvenil, un concepto que pocos asocian con los relojes Patek Philippe. Esta especial estética se la conceden los colores vivos que encontramos en detalles de la esfera y en el pespunte de las correas. En su centro se mantiene el grabado con motivo “carbon”, con el que Patek quiere dotar a la esfera de un detalle tecnológico y deportivo.
Ya habréis percibido que llegado a este punto he empezado a pluralizar ya que no es un 6007G el que nos desvela Patek Philippe, sino tres!, otro hecho insólito en la legendaria manufactura ginebrina. Que Patek presente simultáneamente dos versiones estéticas de un mismo reloj ya es un hecho sumamente raro. Que sean tres es algo que no recuerdo que haya sucedido con anterioridad.
Las referencias concretas de estos tres Calatrava son 6007G-001, 6007G-010 y 6007G-011. Como en todo reloj Patek Philippe, las últimas 3 cifras hacen referencia a la esfera, que en este caso son las que adoptan detalles en color amarillo, rojo y azul respectivamente.
Colores llamativos como protagonistas, un concepto inédito en Patek Philippe
Ya habíamos visto algún Patek Philippe con detalles en rojo y en azul, pero eran tonalidades mucho menso vivas y saturadas que las del los 56007G. En cuanto al amarillo, yo no recuerdo ningún reloj Patek que lo incluyera. Lo paradójico es que estos colores tan desenfadados estén asociados a la utilización de oro en su caja, una característica muy poco juvenil, mientras que la versión inicial del 2022, mucho menos informal, recurría al acero parta su caja. Pero ya sabemos lo que ocurre con Patek y los metales plebeyos; en los últimos hemos percibido una muy leve apertura en este sentido, pero sigue siendo territorio casi tabú.
Estos alegres colores los encontramos en los puntos más gruesos que señalizan los 12 periodos del índice interno y en la aguja de los segundos. Dicho así puede parecer poca cosa, pero su contraste con el negro del fondo de las esferas los convierte en extremadamente llamativos. Todo ello se ve acentuado por el mismo contraste que se genera entre el negro de la tela de las correas y el color de los pespuntes.
Mis sensaciones acerca de los 6007G son un tanto contradictorias. Por una parte me parece positivo que Patek se acerque a un público más joven, que es el futuro del sector, con estéticas más desenfadadas. Por otra parte, que se combinen estas estéticas con metales preciosos en las cajas, con el elevado precio que ello conlleva, parece ir en dirección contraria.
Después de la desaparición del Nautilus 5711/1A y de las enormes listas de espera que ha generado en el Aquanaut de acero, creo que hace falta de forma urgente un reloj Patek Philippe que represente la puerta de entrada a su universo. Ahora el desembolso mínimo es de prácticamente 40.000 EUR, lo cual es una cifra muy restrictiva para un público joven.