The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – La ubicación
Como era de preveer, una de las grandes dificultades de organizar esta exhibición en New York era encontrar un local que tanto por espacio como por ubicación cumplieran con la exigencias. Teniendo en cuenta que la única opción lógica dentro de la metrópolis Neoyorquina era Manhattan, el asunto se complicaba ya que difícilmente encontraremos en el mundo una urbe con tanta demanda y comparativamente poca oferta. Además, no valía todo Manhattan ya que por descentralidad había que descartar Harlem, el Bronx e incluso la zona sur de la isla. Por tanto, todo quedaba prácticamente reducido al Midtown.
Afortunadamente, en dicha zona Cipriani cuenta con un espacio donde se celebran habitualmente los eventos de la Alta Sociedad Neoyorquina, ubicado en un impresionante local que antaño albergaba un banco. Concretamente, el local de Cipriani se sitúa en la calle 42, prácticamente en frente de la histórica estación Gran Central, una ubicación perfecta, que además estaba repleta de grandes carteles anunciando el evento, difusión a la que también colaboraron los anuncios que portaban numerosos de los taxis amarillos, típicos del distrito central de Manhattan.
Patek Philippe instaló en el exterior una marquesina donde se formó ordenadamente la cola de visitantes, que iban accediendo al interior de forma controlada para no exceder la cifra de 350 personas, que es la que se estimó máxima para que se pudiera realizar el recorrido con comodidad.
El interior de Cipriani es tan suntuoso como su fachada externa, lo que unido al inmenso trabajo decorativo que ha realizado Patek, ha dado como resultado un ambiente elegante, a la vez que impresionante, especialmente para aquellos visitantes que se introducían por primera vez en el universo Patek Philippe.
El orden del recorrido fue prácticamente el mismo que en Londres, iniciándose por una sala de cine, decorada a la antigua, donde se proyectaba un breve pero completo film que narraba la historia de Patek Philippe y que obviamente incluía su expansión al continente Americano.
Seguidamente pasamos a una sala que reproduce de forma increiblemente real la planta baja de los actuales Salones Patek Philippe de Ginebra, antigua sede de la manufactura, donde, al igual que en los Salones originales, se exponían los relojes que forman parte del actual catálogo de Patek.
Ninguna parte del decorado era el típico cartón-piedra. El parquet era parquet, la madera, madera y la alfombra tan real como la original que encontramos en Ginebra. Salvando el hecho de que el techo estaba cerrado y no dejaba ver los pisos superiores de los Salones reales, si te transportan con lo ojos cerrados a este espacio tardarás un buen rato en darte cuenta de que no estás en ellos sino en una asombrosa reproducción ubicada en el centro de Manhattan.
La perfecta reproducción continúa con la siguiente sala, denominada Napoleon Room, que emula la última planta de los Salones ginebrinos, con su gran ventanal incluido, en el cual se proyectaba la imagen de Ginebra que se observa desde él. A fin de que el realismo fuera absoluto, Patek filmó durante 24 horas continuas las vistas desde este famoso ventanal para reproducirlo luego en esta sala.
En esta elegante y suntuosa sala, es donde se exponían las ediciones especiales de relojes que Patek ha creado para conmemorar la exhibición Neoyorquina, de los cuales os hablaré al final de este artículo.
El recorrido continúa por la sala que reproducía, nuevamente de forma increíblemente real, el impresionante Museo Patek Philippe de Ginebra. En esta sala se exhibían una buena parte de las piezas que forman parte del catálogo del Museo, desde relojes históricos de Patek hasta otros pertenecientes a los inicios de la relojería.
Todo esto da al visitante una buena muestra de lo que es Patek Philippe, pero lo que aporta un verdadero plus al neófito en este sector, es conocer el proceso de desarrollo y manufactura que da lugar a los relojes. Para ello, nada mejor que implantar un espacio, denominado Watchmakers Room, que albergaba numerosos relojeros que efectuaban en vivo y en directo diversos de los trabajos que realizan habitualmente en la manufactura ginebrina. No hay mejor manera de apreciar, especialmente para los desconocedores de la relojería mecánica, todo lo que implica el proceso de montaje de una pieza de Alta Relojería.
El mismo procedimiento se aplicaba en la Rare Handcrafts Room, donde los especialistas realizaban en vivo diversos de los trabajos artesanales en miniatura que requieren las piezas relojeras con un alto componente artístico. En ella se podía apreciar el proceso de esmaltado, el de la pintura en miniatura e incluso el del guilloché. Al igual que en el caso de los relojeros, la disposición de los maestros artesanos era total para dar al visitante todo tipo de explicaciones sobre las particularidades del trabajo que realizaba cada uno de ellos.
Como colofón y gran novedad, en la Interactive Room, donde se exponían físicamente todos los movimientos que manufactura Patek Philippe, se ofrecía a los visitantes la oportunidad de vivir un movimiento Patek de forma Virtual. Digo «vivir» con toda la intención, ya que a través de las gafas 3D te sumergías literalmente en el centro de un movimiento y podías navegar por él desde todos los ángulos.
Esta era la fase final de una experiencia que se iniciaba con un juego consistente en coger mediante un mando las piezas de un calibre que flotaban en el aire y montarlas en la platina. Esto, que cuando me lo explicaron me pareció imposible para toda persona que no fuera un relojero especializado en grandes complicaciones, resultó de lo más sencillo ya que al elegir cualquier pieza, se iluminaba en la platina el lugar donde colocarla. Además, al hacerlo se colocaban automáticamente todas las piezas ligadas a dicha parte del movimiento. Por ello, cualquier persona, aunque no tuviese el más mínimo conocimiento del mundo relojero, finalizaba el juego con éxito, pero con la valiosa experiencia de comprender con todo realismo la complejidad que implica el montaje de un movimiento complicado.
The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – U.S. Historic Room
A la U.S. historic Room debemos dedicarle un capítulo aparte ya que, además de los relojes conmemorativos, es la sala que diferencia esta exhibición de las anteriormente realizadas. En ella encontramos verdaderas joyas de la historia y de los vínculos de Patek Philippe con EEUU, piezas que han poseído algunas de las figuras más eminentes de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, que sumaban un total de 26 relojes expuestos.
Podemos citar algunos de los relojes supercomplicados que realizó Patek Philippe en la primera mitad del siglo XX para dos apasionados coleccionistas norteamericanos; el banquero Henry Graves Jr y el industrial de la automoción James Ward Packard, cuya particular carrera por poseer el reloj más complicado del mundo dio lugar al «Graves» que ostenta el record de ser el reloj que ha alcanzado la puja más alta en una subasta.
Otra gran pieza destacada es el reloj de mesa Patek Philippe con el que fue obsequiado el Presidente John F. Kennedy durante su visita a Berlin en 1963. Este reloj ha sido cedido para la exhibición por la «John F. Kennedy Presidential Library and Museum in Boston»
La selección de piezas expuestas la completaban otros relojes Patek Philippe propiedad de personaliddaes de los más diversos ámbitos. Entre ellas cabe citar al General George S. Patton, a la celebridad del béisbol Joe DiMagio o a la legendaria figura del Jazz Duke Ellington.