Patek Philippe: The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017
Patek Philippe deja huella en Manhatan con "The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017", la exhibición relojera más importante de la historia.
Con la The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017, la legendaria firma ginebrina demuestra una vez más su poderío y el incuestionable dominio que ejerce en el peldaño más elevado de la Alta Relojería. Es una afirmación rotunda, pero embarazosamente cierta y no se me ocurre otro modo de iniciar este artículo. Watch Test ha sido uno de los pocos afurtunados medios a nivel mundial que Patek Philippe ha invitado a este evento, lo cual tenemos que agradecer ya que, además de la importancia del evento por sí mismo, ha representado la oportunidad de visitar Manhattan desde un perspectiva muy relojera e inhabitual.
Escribir algo interesante sobre temas anodinos resulta obviamente difícil, pero resulta más difícil aun escribir sobre algo extraordinario que se repite regularmente con pasmosa facilidad. Este es el caso de la exhibición The Art of Watches, con la que Patek Philippe lleva años obsequiando a los habitantes de las afortunadas ciudades en las que se ha celebrado.
Con esta exhibición, de forma gratuita, Patek Philippe da la oportunidad a que los visitantes puedan vivir lo que se experimenta cuando se visitan sus Salones, su Museo y su Manufactura ubicados en Ginebra, ya que los reproduce de forma asombrosamente verídica. En resumen, es un costosísimo montaje que contribuye a que el público general conozca lo que podríamos denominar Mundo Patek Philippe. Pero además, la «The Art of Watches Grand Exhibition» contribuye de forma impagable al conocimiento general de lo que es la Alta Relojería, una labor más que necesaria en un sector que no tiene el reconocimiento que merece y de la cual se benefician todas las marcas que lo integran.
Después de Dubai en 2012, Munich en 2013 y Londres en el 2014, New York es la cuarta ciudad que acoge esta exhibición. La base de la exposición se mantiene desde la primera edición, pero en cada una de las posteriores se han ido añadiendo nuevos elementos, con lo que por lógica, la de la Gran Manzana ha sido la más completa de las celebradas.
Pero no solo es cuestión de evolución. Sin desmerecer las anteriores ciudades donde se ha celebrado la The Art of Watches Grand Exhibition, esta edición Neoyorquina, por la ciudad y el país donde se celebra, implica una serie de componentes que la hacen aun más especial si cabe.
The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – El trasfondo Histórico
Patek Philippe es un indiscutible abanderado histórico de la Alta Relojería europea y, desmarcándose de los movimientos de marketing que ha realizado el sector siguiendo los vaivenes de los países emergentes, siempre ha apostado por Europa como referente de mercado. Pero una región a la que Patek ha prestado siempre una especial atención ha sido a los USA.
Obviamente, los Estados Unidos Norteamericanos no cuentan con la antigüedad relojera de Europa, pero la cultura en cuanto a conocimiento por parte de aficionados y coleccionistas es equivalente, lo que de por sí ya es un motivo para que sea un mercado referente para Patek Philippe. Pero además hay factores históricos que convierten a los EE.UU. en un país muy especial para la firma ginebrina.
Ya en el año 1854, solo 15 años después de la fundación de la marca, los EE.UU, concretamente New York, fue el primer destino extraeuropeo que eligió Antoine Norbert de Patek para extender sus redes comerciales, lo que le convierte en un mercado tan histórico como el europeo. También, con la famosa «competición» entre los magnates Graves y Packard, es el país que ha dado origen a una de las grandes leyendas de la alta relojería cuyo punto culminante es el famosos reloj de de bolsillo Graves, el guardatiempo más valorado de la historia. Tampoco podemos olvidar que New York, en su emblemático Rockefeller Center, es la sede de la Henri Stern Watch Agency, fundada en 1946 por el abuelo del actual Presidente de la firma, Thierry Stern.
A todo ello habría que añadir la muy especial relación de Patek Philippe con un gran referente de la Alta Joyería como es Tiffany & Co, una relación que se ha consolidado a lo largo de los años y a la que próximamente dedicaremos un artículo en profundidad.
Por todos estos factores históricos, y por la importancia intrínseca de un país como EE.UU., esta cuarta edición de «The Art of Watches Grand Exhibition» que se ha celebrado en New York se ha convertido en la referencia de esta impresionante exposición itinerante.
The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – La ubicación
Como era de preveer, una de las grandes dificultades de organizar esta exhibición en New York era encontrar un local que tanto por espacio como por ubicación cumplieran con la exigencias. Teniendo en cuenta que la única opción lógica dentro de la metrópolis Neoyorquina era Manhattan, el asunto se complicaba ya que difícilmente encontraremos en el mundo una urbe con tanta demanda y comparativamente poca oferta. Además, no valía todo Manhattan ya que por descentralidad había que descartar Harlem, el Bronx e incluso la zona sur de la isla. Por tanto, todo quedaba prácticamente reducido al Midtown.
Afortunadamente, en dicha zona Cipriani cuenta con un espacio donde se celebran habitualmente los eventos de la Alta Sociedad Neoyorquina, ubicado en un impresionante local que antaño albergaba un banco. Concretamente, el local de Cipriani se sitúa en la calle 42, prácticamente en frente de la histórica estación Gran Central, una ubicación perfecta, que además estaba repleta de grandes carteles anunciando el evento, difusión a la que también colaboraron los anuncios que portaban numerosos de los taxis amarillos, típicos del distrito central de Manhattan.
Patek Philippe instaló en el exterior una marquesina donde se formó ordenadamente la cola de visitantes, que iban accediendo al interior de forma controlada para no exceder la cifra de 350 personas, que es la que se estimó máxima para que se pudiera realizar el recorrido con comodidad.
El interior de Cipriani es tan suntuoso como su fachada externa, lo que unido al inmenso trabajo decorativo que ha realizado Patek, ha dado como resultado un ambiente elegante, a la vez que impresionante, especialmente para aquellos visitantes que se introducían por primera vez en el universo Patek Philippe.
El orden del recorrido fue prácticamente el mismo que en Londres, iniciándose por una sala de cine, decorada a la antigua, donde se proyectaba un breve pero completo film que narraba la historia de Patek Philippe y que obviamente incluía su expansión al continente Americano.
Seguidamente pasamos a una sala que reproduce de forma increiblemente real la planta baja de los actuales Salones Patek Philippe de Ginebra, antigua sede de la manufactura, donde, al igual que en los Salones originales, se exponían los relojes que forman parte del actual catálogo de Patek.
Ninguna parte del decorado era el típico cartón-piedra. El parquet era parquet, la madera, madera y la alfombra tan real como la original que encontramos en Ginebra. Salvando el hecho de que el techo estaba cerrado y no dejaba ver los pisos superiores de los Salones reales, si te transportan con lo ojos cerrados a este espacio tardarás un buen rato en darte cuenta de que no estás en ellos sino en una asombrosa reproducción ubicada en el centro de Manhattan.
La perfecta reproducción continúa con la siguiente sala, denominada Napoleon Room, que emula la última planta de los Salones ginebrinos, con su gran ventanal incluido, en el cual se proyectaba la imagen de Ginebra que se observa desde él. A fin de que el realismo fuera absoluto, Patek filmó durante 24 horas continuas las vistas desde este famoso ventanal para reproducirlo luego en esta sala.
En esta elegante y suntuosa sala, es donde se exponían las ediciones especiales de relojes que Patek ha creado para conmemorar la exhibición Neoyorquina, de los cuales os hablaré al final de este artículo.
El recorrido continúa por la sala que reproducía, nuevamente de forma increíblemente real, el impresionante Museo Patek Philippe de Ginebra. En esta sala se exhibían una buena parte de las piezas que forman parte del catálogo del Museo, desde relojes históricos de Patek hasta otros pertenecientes a los inicios de la relojería.
Todo esto da al visitante una buena muestra de lo que es Patek Philippe, pero lo que aporta un verdadero plus al neófito en este sector, es conocer el proceso de desarrollo y manufactura que da lugar a los relojes. Para ello, nada mejor que implantar un espacio, denominado Watchmakers Room, que albergaba numerosos relojeros que efectuaban en vivo y en directo diversos de los trabajos que realizan habitualmente en la manufactura ginebrina. No hay mejor manera de apreciar, especialmente para los desconocedores de la relojería mecánica, todo lo que implica el proceso de montaje de una pieza de Alta Relojería.
El mismo procedimiento se aplicaba en la Rare Handcrafts Room, donde los especialistas realizaban en vivo diversos de los trabajos artesanales en miniatura que requieren las piezas relojeras con un alto componente artístico. En ella se podía apreciar el proceso de esmaltado, el de la pintura en miniatura e incluso el del guilloché. Al igual que en el caso de los relojeros, la disposición de los maestros artesanos era total para dar al visitante todo tipo de explicaciones sobre las particularidades del trabajo que realizaba cada uno de ellos.
Como colofón y gran novedad, en la Interactive Room, donde se exponían físicamente todos los movimientos que manufactura Patek Philippe, se ofrecía a los visitantes la oportunidad de vivir un movimiento Patek de forma Virtual. Digo «vivir» con toda la intención, ya que a través de las gafas 3D te sumergías literalmente en el centro de un movimiento y podías navegar por él desde todos los ángulos.
Esta era la fase final de una experiencia que se iniciaba con un juego consistente en coger mediante un mando las piezas de un calibre que flotaban en el aire y montarlas en la platina. Esto, que cuando me lo explicaron me pareció imposible para toda persona que no fuera un relojero especializado en grandes complicaciones, resultó de lo más sencillo ya que al elegir cualquier pieza, se iluminaba en la platina el lugar donde colocarla. Además, al hacerlo se colocaban automáticamente todas las piezas ligadas a dicha parte del movimiento. Por ello, cualquier persona, aunque no tuviese el más mínimo conocimiento del mundo relojero, finalizaba el juego con éxito, pero con la valiosa experiencia de comprender con todo realismo la complejidad que implica el montaje de un movimiento complicado.
The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – U.S. Historic Room
A la U.S. historic Room debemos dedicarle un capítulo aparte ya que, además de los relojes conmemorativos, es la sala que diferencia esta exhibición de las anteriormente realizadas. En ella encontramos verdaderas joyas de la historia y de los vínculos de Patek Philippe con EEUU, piezas que han poseído algunas de las figuras más eminentes de la historia de los Estados Unidos de Norteamérica, que sumaban un total de 26 relojes expuestos.
Podemos citar algunos de los relojes supercomplicados que realizó Patek Philippe en la primera mitad del siglo XX para dos apasionados coleccionistas norteamericanos; el banquero Henry Graves Jr y el industrial de la automoción James Ward Packard, cuya particular carrera por poseer el reloj más complicado del mundo dio lugar al «Graves» que ostenta el record de ser el reloj que ha alcanzado la puja más alta en una subasta.
Otra gran pieza destacada es el reloj de mesa Patek Philippe con el que fue obsequiado el Presidente John F. Kennedy durante su visita a Berlin en 1963. Este reloj ha sido cedido para la exhibición por la «John F. Kennedy Presidential Library and Museum in Boston»
La selección de piezas expuestas la completaban otros relojes Patek Philippe propiedad de personaliddaes de los más diversos ámbitos. Entre ellas cabe citar al General George S. Patton, a la celebridad del béisbol Joe DiMagio o a la legendaria figura del Jazz Duke Ellington.
The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017 – Las ediciones especiales
Como ya ocurrió en Londres, Patek ha lanzado una serie de relojes en formato de ediciones especiales limitadas para conmemorar esta «The Art of Watches Grand Exhibition New York 2017». El número de variantes que ha presentado Patek ha sido más elevada que hace dos años en la capital del Reino Unido, pero la gran diferencia es que dos de ellas son referencias totalmente nuevas, inéditas en el catálogo actual de la firma ginebrina.
Aparte de las características que otorgan a cada uno de estos relojes la condición de Edición Especial, todos tienen en común un fondo de cristal de zafiro en el que encontramos grabado “PATEK PHILIPPE NEW YORK 2017”.
El primero y más complejo de los relojes conmemorativos es el World Time Minute Repeater, de referencia 5531, albergando un conjunto de complicaciones hasta ahora inédito en el catálogo de Patek Philippe, que como bien indica su nombre son las Horas Mundiales y la Repetición de Minutos. La denominación del nuevo calibre que lo hace posible es R27 HU y esta alojado en una caja de oro rosa de 42 milímetros de diámetro.
Aunque en el comunicado oficial no varía su nomenclatura ni su referencia, en concreto son dos las variantes que Patek Philippe presenta de este reloj, que se diferencian por el decorado del centro de su esfera. En ambas, mediante esmalte cloisonné policromo, se reproduce el Skyline de New York, representándolo la primera en modo diurno y la segunda en modo nocturno. Solo se emitirán 5 relojes de cada variante y como el resto de relojes que veremos a continuación esta reservados al mercado estadounidense.
La buena noticia puede ser (yo estoy seguro de ello) que próximamente, probablemente en Baselworld 2018, veremos nuevas versiones de este reloj que se integrarán en el catálogo y cuya producción no será limitada ni estará restringida a una zona geográfica concreta. Basta con que se elimine la decoración central que hace referencia concreta a New York y/o que se emitan con cajas de otras variantes de oro o platino.
A un nivel menos complejo, Patek presentó una nueva variante de su icónico World Time 5230, probablemente el reloj con la complicación de Horas Mundiales más apreciado del sector. Por tanto, no se trata de una novedad absoluta sino de una edición especial para este evento de una referencia ya existente creada para, cuyo rasgo principal, al igual que en el 5531, es la reproducción en el centro de su esfera del típico skyline de Manhattan, aunque esta vez en modo monocromático azul. Este 5230 se emitirá en edición limitada a 300 ejemplares.
Obviamente, Patek Philippe no ha olvidado a su clientela femenina y para ella ha presentado numerosas referencias conmemorativas. La más significativa desde el punto de complejidad mecánica es el espectacular Ladies’ Minute Repeater Ref. 7000/250 New York 2017 Special Edition. También se grata de una referencia ya conocida, aunque esta vez no difiere por la decoración de su esfera sino por el exquisito engaste «Flamme» que conforman los 160 diamantes Top Wesselton que decoran su caja. Este reloj femenino con repetición de Minutos se emite en una edición limitada a únicamente 3 ejemplares.
Patek Philippe también incide en la complicación de Horas Mundiales para su segunda novedad femenina con el Ladies World Time 7130 New York 2017 Special Edition. Al igual que en el 5230 masculino, su rasgo distintivo es el Skyline azul que decora el centro de su esfera. Se trata de una edición limitada a 75 unidades con caja de oro blanco y otras 75 con caja de oro rosa.
La última de las novedades femeninas es el Calatrava 7200/50 New York 2017 Special Edition. Aunque la referencia de base 7200 ya la conocemos en el catálogo de Patek Philippe, en el caso de esta variante /50 se puede afirmar que aporta un plus de novedad. Hasta ahora se podía elegir el 7200 con caja de oro rosa con o sin engaste de diamantes. Esta referencia conmemorativa recurre al oro blanco para su caja y prescinde de engaste en su caja, dejando el toque femenino por los doce diamantes que se utilizan a modo de índices horarios y al nácar que cubre el fondo de su esfera. Se emiten 75 ejemplares con esfera de nácar blanco y 75 con esfera de nácar azul.
Calatrava Pilot Ref. 5522 New York 2017 Special Edition
Y he dejado para el final la novedad masculina que sin duda dará más que hablar; el Calatrava Pilot 5522 New York 2017 Special Edition. Aunque se trata de un Calatrava, y por tanto un reloj sin complicaciones, aquí si que estamos ante una referencia totalmente nueva e inédita en su estilo ya que se trata de un reloj tipo Pilot. es un reloj que sigue claramente la estela del 5524G presentado en la feria de Baselworld del 2015 y que fue el gran protagonista de las novedades de Patek Philippe.
Si con su estética «Pilot» el 5524G causó un auténtico revuelo entre aficionados y coleccionistas, no será nada comparado con el que causará este 5522. Lo hará porque, a pesar de ser un reloj menos complicado desde el punto de vista relojero, en su referencia debería aparecer (no lo hace en el comunicado oficial) la mágica letra A, que siguiendo el código Patek Philippe significa que su caja está realizada en acero.
Con sus características, el Calatrava Pilot 5522 es un reloj que sin duda hubiese causado entusiasmo entre todos los amantes de Patek Philippe, pero, y este «pero» es de suma importancia, como indica el «New York 2017 Special Edition» que completa su nombre , se trata nuevamente de una edición limitada, a 600 ejemplares, que únicamente está destinada a clientes de los EEUU. Con ello, el posible entusiasmo que ya despierta entre los que poseen el pasaporte USA (están todos vendidos) es probable que se transforme en decepción e incluso genere cierto malestar entre los clientes del resto del mundo.
Al contrario de lo que ocurre con el 5531R, lo preocupante de este 5522A es que una de las características icónicas en cualquier reloj Patek Philippe, como es el acero de su caja, ya no puede volver a editarse sin incumplir con la limitación de esta edición, a no ser que se emita una variante con esfera de color negro que ya representaría una diferencia significativa con respecto al perfecto azul de esta «New York 2017 Special Edition». Pero, conociendo la filosofía de Patek, mucho me temo que este no será el caso y que lo que veremos en un futuro es un 5522G, R o incluso puede que P, es decir, con caja de oro blanco, oro rosa o platino.
El precio del Calatrava Pilot 5522A New York 2017 Special Edition ronda los 23.000 euros, lo que en términos absolutos es una buena cantidad de dinero, pero que en términos relativos a lo que representa un Patek Philippe de acero, y más tratándose de un inédito Pilot, es una auténtica ganga. Se que Patek Philippe ha hecho un gran esfuerzo para que las 600 unidades solo caigan en manos de auténticos apasionados y coleccionistas de la marca, pero lamentablemente no me cabe duda de que pronto veremos aparecer alguno de ellos en venta en el mercado secundario por cifras que como mínimo quintuplicarán el precio oficial.
Además de estos relojes de pulsera conmemorativos de la exhibición Neoyorquina, Patek Philippe también ha presentado una ingente cantidad de relojes «Rare Handcrafts» que conmemoran la cita y que aportan todo tipo de reproducciones mediante técnicas artesanales de temas típicamente estadounidenses. Son tantos que añadirlos a este artículo lo prolongaría hasta límites poco recomendables, por lo que los dejo para un futuro.
Solo me queda agradecer a Thierry Stern, Presidente de Patek Philippe, a Larry Petinelli, Presidente de Patek Philippe U.S. y a John Vergotti, Presidente de Patek Philippe Iberia, la oportunidad de vivir en directo tan magnífico evento. Sin olvidar, por supuesto, a Viginie Tibau, Silvia Martin, de la agencia Tibau Martin, por la espléndida organización de nuestro viaje y estancia en la Gran Manzana.