15 días con el Piaget Polo S
Durante 15 días con el Piaget Polo S analizamos a fondo la gran apuesta de la prestigiosa firma suiza en el segmento más difícil de la Alta Relojería.
Sin exagerar, el nuevo Piaget Polo S podría ser nombrado como el reloj de la discordia del año 2016, un tema en el que entraré en el primer capítulo de este análisis. Pero ante todo, dejando de lado cuestiones externas, el Polo S es la gran apuesta de Piaget para hacerse un hueco en el segmento más exclusivo y difícil de la Alta Relojería; el de los relojes versátiles, aquellos capaces de adaptarse tanto técnica como estéticamente a prácticamente cualquier ocasión. Dicho en otras palabras; el «reloj único» perfecto. En estos 15 días con el Piaget Polo S en mi muñeca he intentado dirimir si Piaget ha conseguido su objetivo, tanto desde el punto de vista objetivo como del subjetivo, un apartado este último que obviamente está sujeto a todo tipo de opiniones, y todas ellas válidas.
Este no es el típico Test, de los cuales ya hemos realizado 163 en los más de 5 años de existencia de esta web, que consisten en un análisis exhaustivo del reloj basándonos en los datos técnicos que nos proporcionan las marcas y en una primera impresión de tenerlo en la mano. En esta prueba real de convivencia de 15 días con el Piaget Polo S iré un poco más allá, ya que es un periodo de tiempo suficiente para comprobar aquellos pequeños pero determinantes aspectos que son imposibles de percibir con una breve observación del reloj.
Piaget Polo S – el supuesto motivo de la discordia
En julio del 2016 ya publicamos un artículo introductorio con motivo de la presentación del Polo S. En él ya hacía referencia a la tremenda, en mi opinión injustificada, polémica que se creo con la presentación del Piaget Polo S. y creo coherente empezar por ello. Prácticamente todos los medios especializados sentenciaban que el Polo S era una copia descarada del Nautilus de Patek Philippe. Con una simple observación de la siguiente imagen en la que aparecen ambos relojes creo que todo el mundo estará de acuerdo en que dicha afirmación es absurda.
¿Se parecen el Polo S y el Nautilus?. Sí, se parecen en que ambos son de acero, se parecen en que los dos recurren a un brazalete también de acero, se parecen en que ambos añaden un componente diferencial a la forma de su bisel, y… nada más. Pero claro, con estos parámetros, tendríamos que extender la comparativa a varias decenas de relojes más.
Paradójicamente, el elemento en el que se centran los acusadores para afirmar que el Polo S copia al Nautilus es la geometría de su bisel. Por el mismo motivo, también se podría acusar al Nautilus de ser una copia del Royal Oak de Audemars Piguet, algo que a nadie sensato se le ocurriría afirmar, entre otras cosas porque los diseñó el mismo genio: Gerald Genta.
Lo que tienen en común los tres relojes es que recurren a la geometría octogonal en su bisel, pero las diferencias de como lo aplican son evidentes. El primero en aparecer, el Royal Oak, aplica la forma octogonal al exterior de su bisel, pero mantiene el circulo perfecto en su cara interna. El Nautilus también aplica la geometría octogonal pero lo hace en ambos lados del bisel. El bisel del nuevo Piaget Polo S recurre a la fórmula del Royal Oak, pero a la inversa; redondo en la parte exterior y octogonal en la interna. Por tanto, no veo copia por ninguna parte. En realidad, el mayor hecho diferencial e identitario de los dos grandes tenores son los ocho tornillos hexagonales vistos en el Royal Oak y las famosas «orejas» en el caso del Nautilus. Como podemos observar, el Polo S no utiliza ninguno de estos dos elementos.
Yo creo que lo que inconscientemente ha llevado a mucha gente a afirmar que el Polo S es una copia del Nautilus es su esfera, el elemento de un reloj que primero apreciamos cuando lo vemos. Lo creo porque ambos relojes se «parecen» en que recurren a una decoración basada en lineas horizontales, pero una vez más, aquí se acaba todo parecido ya que ni las agujas ni los índices horarios, los dos elementos más visibles en la esfera de un reloj «solo hora» se parecen en nada.
Pero bueno, dejemos la cuestión de la supuesta copia, que creo que ha quedado objetivamente probado que no tiene base alguna, para centrarnos en mi convivencia de 15 días con el Piaget Polo S.
Piaget Polo S – la caja
Además de las imprescindibles cualidades técnicas, una de las características que distingue a los relojes que aspiran a convertirse en el reloj perfecto de todo uso es que deben ofrecer una estética personal e identificativa. Descartando los relojes «de forma», término que agrupa a los cuadrados, rectangulares, tonel y demás variantes, y si pensamos que este tipo de reloj no puede recurrir a la típica caja totalmente redonda con el añadido de un brazalete, las opciones que quedan no son demasiadas.
La solución que ha triunfado en los dos grandes iconos; Nautilus y Royal Oak, es aplicar una geometría particular a su bisel, y este es el camino que ha tomado Piaget con el Polo S. Como he comentado en el anterior apartado, Piaget ha optado por aplicar una geometría octogonal a la cara interna del bisel, mientras mantiene la forma totalmente redonda en el exterior.
Hay que remarcar, que el octógono tiene formas menos marcadas que en el Royal Oak y en este sentido se asemeja más al Nautilus ya que sus caras no son rectilíneas sino ligeramente curvadas, con lo que a primera vista la base octogonal no se aprecia con facilidad y hay analizarlo con detenimiento para distinguir sus ángulos y contar las caras. Este octógono interno del bisel es el único signo diferenciador de la caja del polo S ya que el resto de elementos principales, carrura y asas, pueden considerarse convencionales.
La corona tiene un buen diámetro y longitud, lo que durante estos 15 días con el Piaget Polo S me ha permitido comprobar que las operaciones de ajuste de las agujas y del fechador se realiza con precisión y con suma suavidad. Este es el típico detalle al que no suele darse demasiada importancia ni se aprecia con un simple contacto con el reloj, pero el uso prolongado y diario de la corona puede llegar a ser irritante si carece de suavidad o precisión. El Piaget Polo S cumple con creces todas las exigencias en este apartado.
Hay un aspecto fundamental en un reloj que aspira a universal, que es su hermeticidad, ya que además de aportar elegancia si lo vestimos en una ocasión formal, debe poder utilizarse en ambientes opuestos como puede ser un día de playa, e incluso nadar con él. En estos 15 días con el Piaget Polo S no he tenido ocasión de utilizarlo en el agua, pero los 10 bares de hermeticidad que anuncia son más que suficientes para hacerlo con tranquilidad. De hecho, dobla la hermeticidad del Royal Oak y solo se queda 2 bares de la del Nautilus.
El diámetro de Piaget Polo S es de 42 milímetros, 2 o 3 por encima de los dos referentes de Patek y Audemars. Debido a este tamaño, como se puede apreciar en la imagen de portada de este artículo, su aspecto desprende cierta contundencia en mi muñeca, pero puede resultar incluso discreto en personas de morfología más desarrollada. En mi opinión se encuentra en el límite aceptable para este tipo de reloj, lo que producirá dos efectos contrapuestos en función de si el posible comprador privilegia la discreción o si prefiere que su reloj desprenda notoriedad.
Otro aspecto que resulta determinante en un reloj versátil es su grosor. No lo es para su uso en actividades deportivas pero es fundamental para que resulte elegante. En el caso de este Piaget Polo S su caja mide 9,4 mm de alto, a poca distancia de los 8,3 mm de Nautilus o los 8,1 de Royal Oak 15202, que teniendo en cuenta que aloja en su interior un calibre automático con rotor central, se puede considerar una cifra magnífica que no perjudica su refinada imagen.
La conclusión en este apartado es que el Piaget Polo S pasa el examen del crítico elemento que es la caja con un notable alto. Tanto técnica como estéticamente cumple con todos los requisitos que exigimos a este tipo de reloj, pudiendo ser vestido sin desentonar en todo tipo de ocasión y con cualquier atuendo.
Piaget Polo S – la esfera
Y ahora entramos a analizar la esfera del Piaget Polo S, un elemento tan crítico para la percepción del reloj como la caja. Antes de continuar, tendré que hacer un inciso sobre la tonalidad de la esfera del reloj con el que conviví 15 días. Como podéis apreciar en las imágenes se trata de la variante de tono plateado, que junto con el azul y el negro son las tres opciones que ofrece Piaget en este reloj. No utilizo el término blanco y tampoco lo hace Piaget en las especificaciones del reloj, porque de hecho, dependiendo de la temperatura de la luz, adquiere una tonalidad ligeramente más cálida que el blanco neutro. Esto se aprecia claramente en la siguiente imagen si comparamos el blanco de la Super-LumiNova de las agujas con el fondo de la esfera.
También tengo que puntualizar que me sorprendió recibir esta variante plateada porque esperaba la azul, el color por antonomasia de este tipo de reloj y que fue el originario utilizado en el Nautilus y el Royal Oak, tonalidad que sigue formando parte del ADN de ambos relojes. El motivo de ello es bastante lógico, ya que estamos hablando de relojes polivalentes por antonomasia, y siendo el blanco el color habitual de las esferas de los relojes clásicos «de vestir» y el negro el típico de los relojes deportivos, el azul es el tono intermedio que se adapta a ambos estilos de guardatiempo.
Por tanto, me he quedado con las ganas de apreciar con calma la tonalidad del azul de la esfera del Piaget Polo S, pero por otro lado me ha deparado una agradable sorpresa. Siempre he manifestado mi predilección por el azul en estos relojes emblemáticos y declarado abiertamente que jamás elegiría para ellos una esfera blanca. Pues bien, tengo que admitir que mi convivencia de 15 días con el Piaget Polo S me ha hecho cambiar de opinión, por lo menos en lo que concierne a este Piaget en concreto. Realmente me costaría decidirme entre el azul y el plata en el Polo S, duda que ni me plantearía en el Nautilus o Royal Oak.
Tonalidad aparte, acorde con sus indicaciones, lo elementos que componen la esfera de este tipo de reloj «solo hora» son básicos y comunes en todos ellos. Tres agujas centrales para horas minutos y segundos, índices horarios y ventanilla del fechador. En consecuencia el espacio libre restante, el fondo de la esfera, es proporcionalmente inmenso y determinante ya que es lo que resulta más evidente e impactante visualmente. Por ello, a nadie se le ha pasado por la cabeza recurrir a un fondo liso en este tipo de reloj, ya que le otorgaría un aire vulgar y sin personalidad. Aquí nos encontramos con el gran problema de la esfera en este tipo de reloj, el como decorar su fondo.
El primero en aparecer, el Royal Oak, recurrió a un fondo con relieve cuadriculado que Audemars denomina «Tapisserie» y que se ha convertido en un signo tan identitario e inseparable del reloj como el bisel octogonal o los ocho tornillos hexagonales. Aunque quizás no en un sentido tan extremo, la decoración horizontal en relieve del Nautilus también forma parte de su ADN.
Por tanto, desechando decoraciones guilloché o soleadas, típicas de los relojes clásicos, pocas opciones inéditas quedan en este campo, más bien ninguna. Supongo que la decisión del departamento de diseño de Piaget no ha sido fácil, e imagino lo que ha pasado por sus mentes. Si lo hacemos liso nos criticarán por soso. Si lo hacemos cuadriculado nos crucificarán alegando que imitamos el Royal Oak. Si aplicamos bandas horizontales pasará lo mismo pero afirmando que imitamos el Nautilus. Finalmente Piaget ha optado por esta tercera opción y estoy convencido que buena parte de la críticas que lo acusan de copiar el Nautilus de Patek se deben a ello, aunque las franjas horizontales de este último son mucho más anchas que las del Polo S.
Puestos a elucubrar, me da la sensación que esta decisión ha condicionado la forma de las agujas, renunciando a las del tipo bastón que utilizan los dos referentes y recurriendo a unas estilo espada, que en mi opinión no encajan demasiado en este tipo de reloj. Curiosamente, es el mismo tipo de aguja que utiliza el Nautilus femenino y también al igual que él, Piaget ha decidido ubicar el fechador a las 6 horas, con lo que realmente el parecido entre las eferas de ambos relojes es notable. Curiosamente nadie ha criticado el Piaget Polo S por copiar el Nautilus femenino…
Como es preceptivo en cualquier reloj digno del calificativo de Alta Relojería y al igual que en el caso de la caja, los acabados de la esfera del Piaget Polo S son excelentes, lo que se demuestra en detalles como los índices aplicados o el refinado marco de la ventana del fechador. Como es habitual, en la zona superior, centrado a la altura de las 12, encontramos en logotipo de Piaget. Centrado igualmente pero en la zona inferior, Piaget ha decidido ofrecernos la inscripción «AUTOMATIC», algo que personalmente detesto en cualquier reloj, sea de la marca que sea. Puede que lo hayan hecho para equilibrar estéticamente el peso del logotipo en la zona superior, pero si este es el motivo, habiendo ubicado el fechador a las 6, tampoco hacía falta.
Piaget Polo S – el movimiento
En el interior del Polo S se encierra el calibre Piaget 1110P, que sobra decir es totalmente manufactura en el sentido que se entiende hoy en día este término, es decir, diseñado, desarrollado, fabricado y terminado internamente por Piaget, lo cual ya es por sí mismo una garantía absoluta de calidad y fiabilidad.
El calibre 1110P es un movimiento de carga automática por rotor central que oscila a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora y ofrece una notable reserva de marcha de 50 horas. Una de las grandes ventajas de este calibre es su probadísima fiabilidad ya que se trata de una evolución del 800P, un movimiento que durante muchos años ha dado y sigue dando prueba de su robustez y eficacia.
Una de las típicas «pruebas del algodón» que demuestra al instante lo acertado del diseño y de los acabados de un movimiento mecánico, la supera este Polo S con sobresaliente. Me refiero al irritante salto de la aguja de los minutos, o la ausencia de él, cuando ajustamos las agujas. Siempre que he ajustado el tiempo en mis 15 días con el Polo S, lo que he realizado varias veces a modo de prueba el día que recibí el reloj, la aguja minutera se ha permanecido inalterable al presionar la corona después del ajuste, algo de lo que no pueden presumir todos los calibres, incluso algunos utilizados en relojes que doblan el precio de este Polo.
El reverso del calibre 1110P lo podemos observar a través del fondo de cristal de zafiro de la caja del Polo S, lo que me ha permitido estudiar con bastante detenimiento sus acabados. En este apartado, tiene detalles obligados en un movimiento de alta gama, como son la decoración perlada en su platina o las «Côtes de Genève» en sus puentes. También se observan los tornillos azulados al fuego, un detalle más típico de los movimientos germanos que de los suizos, pero que siempre otorga un atractivo visual extra.
La respuesta a la pregunta, casi obligada, de si dichos acabados son equivalentes a los del calibre 324 SC del Nautilus o el 2121 del Royal Oak es no. El calibre 1110P se ubica un escalón por debajo en algunos aspectos, como pueden ser la perfección de los biselados de los puentes, pero también se sitúa muchos escalones por encima del calibre que utiliza un Rolex, marca que cito porque es el paradigma de reloj polivalente en su gama de precio, aproximadamente la mitad que el de este Polo S. Claro que el precio del Piaget también es menos de la mitad que el del Nautilus o Royal Oak. Al fin y al cabo, en marcas serias los precios tienen una justificación, y como los milagros, por lo menos en relojería, no existen, no podemos pretender que el Polo S se iguale en todos los aspectos con los dos grandes referentes de este segmento de relojes.
Lógicamente, os preguntaréis por la precisión cronométrica del calibre 1110P y por tanto del Piaget Polo S. No proporcionaré datos exactos de variaciones diarias y en diversas posiciones de descanso del reloj, algo que he hecho anteriormente en muchas ocasiones, porque con los años he llegado a la conclusión de que no es un método fiable. Mi experiencia con todos los relojes que he adquirido a lo largo de los años es que requieren un periodo de estabilización mínimo de 3 meses antes de dar verdadera muestra de su precisión cronométrica. Algunos no eran muy precisos al inicio y después se afinaban, mientras con otros ha pasado lo contrario. Por tanto, la respuesta en modo simple a la pregunta es que la precisión del Piaget Polo S es muy buena, ya que durante estos 15 días se ha mantenido holgadamente en el mismo minuto al que lo ajusté el primer día, lo cual es más que suficiente.
Piaget Polo S – el brazalete
He dejado para el final el brazalete, un elemento al que habitualmente no se le otorga la importancia que merece y que en relojes de este tipo se convierte en trascendental. El brazalete metálico y en acero es obligado en un reloj con vocación de todo uso ya que es la única opción que otorga por igual elegancia y robustez. Las otras dos opciones, correa de piel o caucho, son inviables en este tipo de reloj. La primera por su fragilidad y por su alergia al liquido elemento, la segunda por su absoluta falta de elegancia.
Por tanto, al igual que los referentes Nautilus y Royal Oak, el Piaget Polo S está ideado para ser utilizado con brazalete de acero, pero en lo que concierne a su diseño estético hay una importante diferencia con ellos. Lo apreciaremos fácilmente observando la imagen del principio del artículo en la que aparecen los tres relojes. Mientras que el Patek y el Audemars carecen de asas y están diseñados para que el brazalete, partiendo de su zona más ancha, parezca formar parte de la caja, el Polo S recurre a una solución mucho más convencional, con asas de diseño clásico que surgen de la carrura de la caja y entre las cuales se sujeta el brazalete. La consecuencia inmediata es que mientras los brazaletes del Nautilus y Royal Oak son de anchura decreciente hacia el cierre, el del Polo S es prácticamente homogéneo de principio a fin.
La sujeción del reloj a nuestra muñeca es determinante para que realmente forme parte integral de nuestro antebrazo o se convierta en un sufrimiento. Este es el típico aspecto de un reloj que solo se puede comprobar con un periodo prolongado de uso, algo que he podido hacer en estos 15 días con el Piaget Polo S.
La comodidad del brazalete del Polo S está garantizada y buena culpa de ello la tiene su extrema flexibilidad, algo que se aprecia con solo observar las imágenes que ilustran este artículo. Claro que esto es algo que no sorprenderá a los conocedores de Piaget, ya que una de sus grandes especialidades, en la cual apenas tiene rivales, son los brazaletes metálicos, siendo célebres alguno de los diseños realizados para sus creaciones femeninas más artísticas.
Como es habitual en relojes de alta gama, Piaget alterna el acabado satinado y pulido entre los eslabones que componen el brazalete, de un acabado irreprochable en ambos casos. Por su parte, para el cierre recurre a la doble hoja, un sistema que permite reducir la longitud de esta pieza y que beneficia la comodidad de uso.
Lamentablemente, tengo que terminar este apartado con una crítica que se refiere al ajuste de la longitud del brazalete. Salvo que el diámetro de nuestra muñeca sea descomunal, todos hemos comprobado que la proporción en que varia su diámetro entre el verano y el invierno es muy acusada, lo que nos obliga a reducir o aumentar su longitud dos veces al año. Piaget cuida con mimo este aspecto utilizando dos eslabones finales más estrechos en cada lado del brazalete, que permiten realizar un ajuste longitudinal preciso. El problema es que los eslabones del brazalete del Polo S se unen mediante pasadores sin tornillos, por lo que resulta imprescindible utilizar una herramienta especial para extraerlos, un útil que salvo poseedores de grandes colecciones o apasionados enfermizos de la relojería, nadie tiene en su casa. Ello nos obligará a pasar dos veces al año por el punto de venta especializado si queremos mantener el ajuste deseado en todas las estaciones climáticas. Pero si somos optimistas y apasionados de la relojería, también le podemos encontrar el lado bueno, ya que así podremos aprovechar y disfrutar, por lo menos también dos veces al año, de una gratificante charla sobre relojes con nuestro asesor de confianza.
Piaget Polo S – conclusiones
Ya manifesté en el primer artículo sobre el Polo S de Piaget que no me hacía partícipe de las exageradas y en mi opinión infundadas críticas que se vertieron tras su lanzamiento. La acusación de ser una copia del Nautilus creo que ha quedado claro objetivamente que no es cierta y si alguien es tan escrupuloso que se empeña en ello, entonces casi ningún reloj se salvaría de ser acusado de copiar uno anterior. Los que conocéis el Museo Patek Philippe de Ginebra, con miles de relojes que cubren más de 500 años de historia ya sabréis de que hablo.
Lo que sí me han dejado claro estos 15 días con el Piaget Polo S es que se trata de un producto objetivamente magnífico si buscamos un solo reloj, de muy alta gama y para todo uso, lo que coloquialmente describimos como «el reloj de nuestra vida». Durante todo este artículo he hecho continua referencia a los dos grandes iconos de este segmento; el Nautilus de Patek Philippe y el Royal Oak de Audemars Piguet, una prueba obligada para cualquier reloj con aspiraciones de convertirse en protagonista en este exigente segmento de mercado.
Mi resumen es que la calidad y los acabados de todos los elementos externos del Polo S son equivalentes a los de estos dos iconos de la relojería. El diseño global puede calificarse de menos atrevido, pero igual de versátil. Finalmente, el movimiento no tiene nada que envidiarles en cuanto a fiabilidad, aunque no llega al nivel de exquisitez ni de perfección de acabados que ofrecen los del Nautilus o del Royal Oak. Por todo lo descrito, podemos afirmar que el Polo S se encuentra un nivel por debajo de los dos grandes iconos de este segmento de mercado, pero claro, su precio oficial, de 11.0000 €, baja muchos más escalones, más de la mitad. Además, en este segmento de precio y calidad, el Piaget Polo S tiene pocos competidores como reloj universal, lo que sin duda puede favorecer su popularidad, aunque aplicar este término quizás no sea adecuado ya que estamos hablando de Alta Relojería y ello implica un alto grado de exclusividad.
No quiero finalizar sin agradecer a Rebeca Planas, Responsable de Comunicación de Piaget, a Esther Candil de Mimoca Comunicación y por supuesto a Stéphanie Aubry, Directora de Marca de Piaget Iberia, su predisposición y las facilidades que me han proporcionado para realizar esta prueba. Con el Polo S creo que tienen una gran arma para complementar los legendarios Altiplano y elevar como se merece la percepción de Piaget como uno de los grandes de la historia de la relojería.