Y con éste ya son catorce los récords en posesión de Piaget que atañen a una complicación que a veces no es apreciada en toda su magnitud: los relojes extra-planos. Ahora, a escasas semanas de la celebración en Ginebra del Salon International de la Haute Horlogerie, la firma de la Côte-aux-Fées nos descubre el nuevo Altiplano Chronograph, una autentica obra de arte que, con 8,24 mm, se convierte en el cronógrafo flyback de remonte manual más delgado del mundo. Y no lo hace a medias tintas, sino que, rizando el rizo, le añade la función GMT.
No hace falta ser ningún experto para intuir la dificultad de encajar ruedas, piñones, platinas, barrilete, volante, espiral y todas las piezas que conforman un reloj mecánico en tan reducido espesor. En nuestro caso, el nuevo calibre tiene un grosor de sólo 4,65 mm. Como ejemplo comparativo, una moneda de 1 euro mide 2,33 mm, con lo que si juntamos dos monedas tendremos aproximadamente el grosor de este mecanismo. Desarrollado durante dos años por los maestros relojeros de Piaget, recibe la referencia de 883P, un movimiento de remonte manual con la función de cronógrafo flyback con embrague vertical y rueda de pilares, segundo huso horario y pequeño segundero.
Dotado de una reserva de marcha de 50 horas, los acabados están a la altura de sus exquisitas características técnicas: platina perlada, puentes biselados y Côtes de Genève circulares, ruedas con satinado soleil, tornillos azulados y el escudo de armas de la familia Piaget grabado, todo ello visible gracias al cristal de zafiro que cierra la trasera.
La finalidad de un movimiento extra-plano es poder diseñar una caja de reloj también extra-plana. A nivel práctico esto se traduce en un reloj cómodo, elegante y discreto, tres de las cualidades básicas que definen un reloj “de vestir”. No hay nada más antiestético que un puño de camisa sobredimensionado para poder albergar el reloj. Así pues, la única solución correcta es utilizar un reloj extra-plano.
Como hemos comentado antes, Piaget ha conseguido entregar este reloj de 41 mm de diámetro con un grosor de sólo 8,24 mm. Lamentablemente, y a pesar de ser la práctica habitual en el mercado con los relojes extra-planos, no se lanzará en acero, sino que se limitará a dos versiones en oro rosa y oro blanco con bisel engastado con 56 diamantes.
Su arquitectura recurre al minimalismo: asas, corona, pulsadores y bisel lucen un tamaño reducido a casi su mínima expresión, conformando el marco perfecto para una esfera que transmite una gran elegancia basada en su simplicidad y pureza de líneas. Sobre un fondo blanco se sitúan las tres subesferas en las posiciones 3, 6 y 9 horas, pero no os confundáis, porque no se corresponde a las indicaciones habituales que esperaríamos encontrar en una configuración tricompax; si bien implementa unos habituales totalizador de 30 minutos a las 3 y pequeño segundero a las 6, la novedad se centra a las 9 horas, donde se ubica, casi camuflado, el segundo huso horario.
Acompañando las manecillas de tipo bastón, las posiciones horarias son ocupadas por los indicadores dobles en alternancia tan comunes entre los Altiplano. En cambio, los contadores no aparecen hundidos, como suele ser habitual, sino que forman parte de la misma superficie.
La versión en oro rosa se acompaña de una correa de aligator marrón, mientras que el ostentoso modelo en oro blanco y diamantes se entrega con una correa de aligator negra. En resumen, el nuevo Piaget Altiplano Chronograph resulta en guardatiempos admirable por su comodidad, legibilidad, nitidez, elegancia y sobriedad, a la que cabe sumar la elevada complejidad de construcción de su calibre. En su contra puede jugar, precisamente, esa minimalista sencillez; lo que puede ser del agrado de unos se muestra como una contrariedad para aquellos que buscan un mayor grado de acabado y detalles en la esfera.
