El Polo Flying Tourbillon Moonphase se une a los misteriosos Gouverneur en la utilización del Calibre 642P, el movimiento de tourbillon ultra-plano de Piaget. Lo de misterioso viene porque a pesar de que estos relojes Gouverneur tienen un nombre definido, si buscamos esta colección en la web de Piaget, no la encontraremos. Solo navegando a través de las características de este calibre encontraremos los relojes que lo equipan; cinco versiones del Gouverneur. Para incrementar este halo de misterio, no se indica el precio de ninguno de ellos y todo se limita a la típica frase de «precio disponible bajo petición».
Afortunadamente, el Piaget Polo Flying Tourbillon Moonphase enmienda estas barreras. Pertenece a una colección bien definida y visible, la Polo, y su precio se publica sin el menor problema. Aparte de esto, envuelve este espectacular calibre con el diseño moderno que aporta la caja de los Polo. Esta caja se basa en una geometría claramente redonda, pero con un detalle distintivo que es la forma octogonal que insinúa la cara interna de su bisel. Utilizo el termino «insinúa» porque en este forma no encontraremos ningún ángulo definido. En este sentido, es una clara inspiración del bisel del Nautilus de Patek Philippe, con su ausencia de rectas y sus ángulos suavizados, un concepto que el Polo de Piaget lleva al extremo.
Esta es la geometría común a todos los relojes Polo de Piaget, pero el Polo Flying Tourbillon Moonphase aporta un detalle novedoso ciertamente peculiar. Se trata de un inserto de PVD en la carrura de la caja, que incrementa con estilo su vertiente deportiva. Este carácter se ve reforzado por sus generosas dimensiones, de 44 mm de diámetro, y por la utilización del titanio para fabricarla. Por su parte, su grosor se mantienen en unos contenidos 9,8 milímetros. Como colofón, su hermeticidad de 10m bares es muy superior a la que encontramos habitualmente en relojes con grandes complicaciones.
La jaula del tourbillon es plenamente visibles desde el lado de la esfera y se ubica a la altura de las 12 horas, en perfecto equilibrio y simetría con el dial que nos muestra la indicación de la fase lunar, emplazado a la altura de las 6 horas. Tanto esta indicación, como el índice de los segundos y toda la superficie que los rodea, están decoradas con un motivo basado en franjas horizontales de un atractivo color azul. Tanto la decoración como el color se repiten, tanto en los insertos de la carrura como en la correa de caucho.
La visibilidad del tourbillon y de la jaula que lo alberga se repite en el reverso del reloj, a través de una ventana de cristal de zafiro ubicada en el fondo de la caja. El resto es una superficie opaca realizada con el mismo titanio que el resto de elementos que la componen. En este fondo encontramos las típicas inscripciones referentes a la marca, al modelo y al material de su caja. También encontramos el logotipo de Piaget y su lema, que se podría traducir como «Haz siempre más de lo necesario».
Por tanto, quedan ocultos el resto de componentes del Calibre 642P, un movimiento de carga manual cuyo volante oscila a una tranquila frecuencia de 3 Hz, lo que equivale a 21.600 alternancias por hora. Su reserva de marcha también es modesta, de tan solo 37 horas, pero se trata de algo lógico si tenemos en cuenta las diminutas dimensiones de este calibre.
El Polo Flying Tourbillon Moonphase se entrega con una correa de caucho azul y con otra de piel de aligator, también azul. Personalmente opino que al carácter de este reloj le sienta mejor la de caucho, pero esto no deja de ser una percepción personal y por tanto subjetiva.
En resumen, creo que el Polo Flying Tourbillon Moonphase es una maniobra acertada por parte de Piaget. Su estética esta muy conseguida, rescata del ostracismo al Calibre 642P y con ello da visibilidad a una combinación de complicaciones bastante insólita, como es la del tourbillon y la indicación de reserva de marcha. El precio es alto, pero acorde a la complejidad que aporta; 114.000 EUR