El misterio de los relojes Ralph Lauren

Ver la marca Ralph Lauren en watch-test, y por tanto asociada al volátil término de Alta Relojería, es probable que cause extrañeza a más de un lector. Es una reacción lógica ya que los apasionados a este mundo somos muy reacios al marketing y a las marcas carentes de historia o de innovación, características que, en términos relojeros, definen plenamente a la famosa firma de moda.

Admito que soy miembro de pleno de esta «corriente de pensamiento relojera», aunque también admito que comporta ciertos prejuicios, a priori no justificados. Desde su lanzamiento, en el año 2007, la división de relojería Ralph Lauren entró de lleno en mis percepciones contradictorias. Por un lado lo veía como un intrusismo innecesario y por otro me fascinaron sus diseños.

Lo relojes Ralph Lauren nacen del acuerdo entre Richemont, uno de los grandes grupos de la Alta Relojería actual, y la firma puntera en moda que lleva su nombre. Ambas compañías definieron el proyecto como de «joint venture», por la cual Richemont aportaba al conocimiento y la estructura técnica, mientras que (supongo) Ralph Lauren aportaba el diseño y la distribución.

La nueva firma relojera Ralph Lauren se presentó a bombo y platillo en el correspondiente SIHH, compartiendo escenario con alguna de las marcas más reverenciadas de este mundillo. La sorpresa fue cuando vimos que Ralph Lauren no entraba en el circuito de presentaciones del salón ginebrino, por lo menos para la prensa de habla hispana. El motivo de ello lo desconozco y nadie ha dado hasta ahora explicación alguna al respecto.

Supongo que una explicación lógica sería que la distribución inicial de los relojes Ralph Lauren no incluía a los países de habla hispana. Pero lo inexplicable es que esta situación se ha prolongado hasta hoy en día, con una presencia que podríamos definir como de testimonial en el SIHH 2014. Durante todo este tiempo, todos mis intentos para averiguar algo sobre los relojes Ralph Lauren han sido infructuosos. Ni web de prensa ni contacto alguno para realizar peticiones de información.

De ahí y dados los precedentes mencionados, me ha creado gran sorpresa un e-mail de un responsable de prensa de Ralph Lauren recibido hace un par de días. En el comunicado no se hace referencia alguna a un cambio de política o estrategia, simplemente se mencionan las nuevas y coloridas correas de su modelo estrella; el Stirrup. Este reloj icónico de Ralph Lauren es precisamente el que en el 2007 atrajo mi interés por la marca. La geometría de la caja, que nos recuerda el diseño de un reloj de mesa, es indudablemente original y elegante. Por su parte, la esfera y sus índices formados por números romanos me recuerdan a Cartier.

Como se puede apreciar en las imágenes el Stirrup se ofrece en varios tamaños de caja y también con la complicación de cronógrafo. Y poco más puedo decir, ya que de hecho el mail recibido no contiene texto alguno, solo las imágenes que veis. Volviendo a la página web de los relojes Ralph Lauren, poco más se puede averiguar, solo el precio de las diversas variantes y una descripción muy superficial. Se menciona que los Stirrup de tamaño pequeño equipan movimientos de cuarzo y que los de tamaño grande recurren a un movimiento mecánico, al igual que el cronógrafo.

Nada se dice del origen de dichos movimientos, pero creo recordar que en el año de su lanzamiento, los relojes Ralph Lauren equipaban calibres de IWC, Piaget y Jaeger-LeCoultre, algo positivo dado el prestigio de dichas marcas y que dudo haya cambiado hoy en día. Ralph Lauren es un nombre poco relojero y que arrastra la dificultad de que el público lo relacione con dicho sector, pero es la única firma de moda que conozco que ha recurrido a la gama alta para crear sus relojes, lo que ya es toda una declaración de intenciones.

Esperemos que la comunicación de Ralph Lauren continúe y se incremente en frecuencia, cantidad y calidad de información. Si no la hacen así será difícil que los amantes de la relojería tenga en cuanta a Ralph Lauren cuando piense en una nueva adquisición, y sería una lástima pues su personalidad es indudable.