Los relojes de buceo, tienen una gran aceptación en el mercado relojero. Si a su atractivo carácter deportivo y prestaciones “profesionales” le sumamos el márqueting que las marcas llevan a cabo mediante el patrocinio de expediciones submarinas, investigación marina o medio ambiente acuático, la combinación es un éxito seguro.
Las normas y características de los relojes de buceo están regulados por la Organización Internacional de Normalización en el estándar ISO 6425. Para el resto de relojes de pulsera, la resistencia al agua viene controlada por la ISO 2281. Un reloj puede ser perfectamente válido para el buceo y no poseer esta ISO, pero no sería un diver certificado por dicha normativa. Cierto paralelismo podemos buscar respecto al COSC: no implica que un reloj que no tenga este certificado sea menos “exacto” o menos “diver” que uno que sí lo tenga (puede ser que incluso lo sea más), sino que éste último puede presentar un certificado de un organismo independiente que nos asegura que cumple ciertos requerimientos estandarizados internacionalmente, y el otro no.
Las pruebas que comporta la ISO 6425 son las siguientes:
- Resistencia a los campos magnéticos
- Estanqueidad y resistencia a una sobrepresión de agua
- Resistencia a golpes
- Resistencia a shock térmico
- Resistencia al agua salada
- Resistencia a la condensación
- Fiabilidad
- Resistencia de la corona y pulsadores
- Resistencia de la correa
- Dispositivo de preselección de tiempo
- Visibilidad
En este artículo destinado a definir lo que es un reloj de buceo podéis leer en qué consisten cada una de ellas. Pero tan interesante como esto es saber el tipo de usos que le podemos dar a nuestro reloj en función de la hermeticidad que ofrece, teniendo en cuenta la no correlación entre los metros de hermeticidad y la profundidad a que podríamos llevarlo. En la segunda parte del artículo viene explicado el porqué de este común error, conjuntamente con los usos aconsejados.