Lo comentábamos en la primera parte de esta serie de dos artículos: el año pasado fueron casi dos millones los mecanismos certificados por el COSC, una cifra que este organismo independiente nunca había alcanzado en sus 45 años de vida.
Los principios del COSC son los de promover el buen hacer de la industria relojera y certificar oficialmente la consecución de tales principios:
• Medir y testar la precisión del movimiento de los relojes y poderles reconocer el status de cronómetro oficial.
• Promover el cronómetro y emprender cualquier acción legal con el propósito de defender y proteger este título internacionalmente.
• El COSC no fabrica los cronómetros; simplemente certifica que los fabricantes han aportado una alta calidad en cuanto a la precisión cronométrica de sus productos y atestigua que pueden pertenecer a este prestigioso club.
Cada marca debe cuidar el proceso de fabricación hasta el más mínimo detalle. Una buena lubricación, por ejemplo, es un factor esencial para superar los test. Tras el análisis de las diferentes posiciones, se puede concluir por ejemplo, que hay demasiada lubricación. La variación de la marcha en las pruebas térmicas puede evidenciar un volante fabricado con una aleación inadecuada. A diferencia de una medición instantánea de la marcha con un cronocomparador (instrumento de medición utilizado por los relojeros, lo que indica un comportamiento previsible en el tiempo, pero no toma en cuenta el cambio en la conducción de la fuerza y la pérdida de amplitud resultante, así como las perturbaciones causadas por pequeños defectos en la geometría de los engranajes), la medida por diferenciación de estados permite integrar el comportamiento del movimiento en el tiempo.
Muy importante es el hecho de que el examen COSC lo pasa el movimiento: el epíteto de cronómetro se consigue tras superar unas pruebas de laboratorio específicas, es decir, no simula el uso del reloj en la muñeca. Después, cada marca los ensambla en su factoría y llega finalmente al cliente. Haciendo un símil automovilístico, el COSC certifica el motor, no el coche, que es responsabilidad de la marca.
El ciclo de certificación tiene una duración de dieciséis días. A todos los calibres de la prueba se les da un número único de identificación grabado en el movimiento. Se utiliza una esfera genérica para las pruebas cuyas normas se especifican por parte del COSC. Esta esfera cuenta con un sistema de puntos de referencia que sirven para centrar de manera absoluta la imagen y hacen que la medida sea insensible a la tolerancia de la posición del movimiento cuando éste se coloca debajo de la cámara. La tasa de ensayos no superados es bastante estable, y se sitúa entorno al 4%.
Cada reloj llega al COSC con todas sus especificaciones técnicas detalladas por la marca (por ejemplo, las placas adicionales de los movimientos se ponen a prueba con ellos montados). Un código de barras se atribuye a cada pieza para permitir una trazabilidad total. La primera operación es la identificación de las piezas en el sistema informático del COSC. Entonces, sus envases se abren en sus bandejas de forma automática, a lo que les sigue un período de descanso de 24 horas antes de someterse a su primera medición.
Durante los siguientes quince días, incluidos sábados y domingos, se llevan a cabo una serie de pruebas repetitivas. En una primera fase, el tiempo indicado por el reloj de forma individual es registrada en un servidor controlado por un reloj atómico. Este tiempo de referencia registrado, permitirá la determinación de las tolerancias sucesivas de la operación del movimiento. Entre las pruebas, el movimiento se colocará en cinco posiciones diferentes (vertical a las 6, a las 3 y las 9 horas, y horizontal, en el lado de la esfera y en el lado del movimiento). La temperatura de control es de 23°C, excepto el undécimo día que baja a 8°C, y el decimotercero que sube a 38°C. En el cuadro anterior, los valores M representan la marcha diaria, o sea, la diferencia entre dos valores controlados en un intervalo de 24 horas.
Los criterios eliminatorios evaluados son siete, y sólo si son todos superados se concede al movimiento el certificado de cronómetro. Existen dos categorías :
• Categoría 1, para calibres con diámetro superior a 20mm o con una superficie mayor de 314 mm cuadrados.
• Categoría 2, para calibres con diámetro inferior a 20mm o con una superficie menor de 314 mm cuadrados.
Evidentemente, los valores son menos restrictivos en los calibres pequeños
La medición diaria determina el estado de funcionamiento del movimiento (en otras palabras, el tiempo mostrado por el movimiento) en relación con el tiempo de referencia. Esta medida por la “diferenciación de los estados” hace posible integrar el comportamiento del movimiento a través del tiempo, como dice el COSC, ya que toma en cuenta las variaciones en la amplitud, así como las pequeñas perturbaciones mecánicas inherentes a cada movimiento.
Las pruebas se llevan a cabo utilizando sistemas de visión industrial: una célula CCD se combina con un sensor óptico que detecta la posición de la aguja de los segundos en la división de la esfera. El registro de los datos y el cálculo de los mismos están todos automatizados.
Los mismos procedimientos, pero en forma manual, se reservan para los movimientos con características especiales como escapes particulares o piezas únicas que requieren un protocolo individual. Además, como los calibres han aumentado de tamaño durante la última década, las máquinas empleadas por el COSC han tenido que adaptarse a las nuevas dimensiones.
Respecto a los movimientos de cuarzo que se someten a las pruebas del COSC, cabe decir que su número es mínimo en comparación a los mecánicos, y además disminuye cada año. Basta decir que la tecnología del cuarzo superaría ampliamente las pruebas del COSC para relojes mecánicos, por lo que se les somete a pruebas mucho más exigentes. Durante once días, sufren descargas desde varias direcciones, severos contrastes de temperatura y humedad, así como pruebas de resistencia a campos magnéticos. Finalmente, el movimiento es expuesto a 200 descargas equivalentes a 100G (100 veces mayor que la gravedad).
Rolex y Omega, los principales clientes
Con más de la mitad del total de certificaciones de cronómetro, Rolex puede presumir de ser la marca con mayor número de movimientos que anualmente superan la prueba. A juzgar por el número de “aprobados” (el laboratorio de Ginebra, donde la casi totalidad de los movimientos examinados son de Rolex, tiene un porcentaje de no superados inferior al 2%), las pruebas a las que se somete la firma en cada uno de sus movimientos en sus propios laboratorios de la factoría, le dan plenas garantías para superar exitosamente las duras pruebas del COSC. Además, si algún movimiento no pasa el examen, Rolex lo devuelve a sus talleres, lo ajusta nuevamente y lo reenvía de nuevo al COSC, hasta que todos obtienen la calificación esperada.
¿Cuál es el coste para las marcas certificar sus relojes como «cronómetro»?.El precio de esta certificación varía, dependiendo de la complejidad de la pieza, oscilando entre menos de 10 francos a más de 100 francos. Por ejemplo, para Rolex estas certificaciones ascienden a la módica suma de más de 3 millones de CHF, sin contar los gastos administrativos.
¿Y todo esto vale la pena?. Definitivamente, sí. Tener un certificado COSC aporta prestigio adicional a un reloj, especialmente cuando sólo el tres por ciento de los relojes suizos poseen dicho certificado. Sin embargo, el sistema no está exento de detractores, y entre las críticas se encuentra el hecho de que los movimientos son probados antes de ser colocados en su caja: unas buenas cifras cronométricas puedan ser alteradas por una mala manipulación durante su montaje en la caja.
Dispuestos a ofrecer un salto importante en cuanto a las garantías ofrecidas, algunas marcas han dado un paso más allá y han desarrollado sus propios certificados de calidad que incluyen pruebas cronométricas complementarias a las del COSC, que incluso se realizan, con todas las ventajas que esto comporta, con el reloj completamente montado. El certificado Qualité Fleurier, el Metas de Omega o el Punzón de Patek Philipe son una buena muestra de ello, rebajando a la mitad la horquilla de 10 segundos del COSC (-4+6 seg./día).
La certificación COSC aún así, sigue siendo una credencial muy válida. En este caso, la pelota está en el campo de las marcas que deben permanecer vigilantes en cuanto a la calidad y al control de fabricación. Esto es extremadamente importante, ya que los clientes no van a aceptar que su reloj con certificado COSC sufra avances o retrocesos en mayor medida de la que oficialmente se determina. También es importante no sólo para la credibilidad del certificado, sino también para la comunidad relojera Suiza, el hecho de que el COSC sigue siendo una fuerte herramienta de comercialización, y todos conocemos la importancia del marketing.
Pero si hay una marca que no envía sus movimientos al COSC, ¿significa que su calidad es inferior?. No, ni mucho menos. Entre ellos podemos encontrar marcas tan importantes y prestigiosas como Patek, Richard Mille, Ulysse Nardin, Audemars Piguet, o los fabricantes alemanes Glashutte y A. Lange & Söhne, que cuentan con sus propios controles de cronometría generalmente más estrictos que el COSC.
Resumiendo, debemos valorar el certificado COSC de un reloj como una garantía de que el calibre de ese reloj está dentro de unos parámetros cronométricos controlados, a sabiendas de que no es fiable al 100% debido a varios factores, entre los que se encuentra su manipulación posterior, que pueden hacer variar los valores acreditados. De igual manera, un reloj que cumpla el COSC no implica que tenga una mejor cronometría que uno que no lo tiene; sólo ha pasado un examen al que el otro no se ha presentado.