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Relojes de buceo, hermeticidad y válvula de helio: 1ª parte

Los relojes de buceo, también llamados diver’s, tienen una gran aceptación en el mercado relojero actual. Si a su marcado carácter deportivo y unas prestaciones “profesionales” le sumamos el márqueting que varias marcas llevan a cabo mediante expediciones submarinas y gestas varias, el resultado es un éxito seguro. Pero… ¿cuándo podemos hablar de un diver?. ¿Qué parámetros permiten a las marcas denominarlo como tal?.

Unido a ellos, las marcas presentan una batalla de números referida a la “hermeticidad”: 50 metros, 100 metros, 300 metros, 1200 metros… ¿indican las profundidades máximas a las que podemos llegar sin que nuestro reloj explote?. ¿Cómo se rigen y qué implican?.

Y por último, hablaremos sobre la famosa válvula de helio, su utilidad y las creencias erróneas que pesan sobre ella.

RELOJES DE BUCEO.

Las normas y características de los relojes de buceo están regulados por la Organización Internacional de Normalización en el estándar ISO 6425. Un reloj puede ser perfectamente válido para el buceo y no poseer esta ISO, pero no sería un diver certificado por dicha normativa. Cierto paralelismo podemos buscar respecto al COSC: no implica que un reloj que no tenga este certificado sea menos “exacto” o menos “diver” que uno que sí lo tenga (puede ser que incluso lo sea más), sino que éste último puede presentar un certificado de un organismo independiente que nos asegura que cumple ciertos requerimientos estandarizados internacionalmente, y el otro no.

Pasemos a enumerar las pruebas que comporta la ISO 6425. Debemos aclarar que los ensayos se realizan con una sobrepresión un 25% superior a la nominal, lo que proporciona un margen de seguridad contra las variables que puedan aumentar la presión, como por ejemplo la densidad y salinidad del agua o los movimientos del submarinista. Debido a la lentitud de éstos últimos, la sobrepresión máxima que puede comportar es de unos 0,5 bar, lo que supondrían unos 5 metros de profundidad adicionales.

Normativa: 

Resistencia a los campos magnéticos: Esto se prueba por 3 exposiciones a una corriente de campo magnético de 4.800 A / m. El reloj debe mantener su precisión de ± 30 segundos por día, según lo determinado antes de la prueba.

Estanqueidad y resistencia a una sobrepresión de agua: Se sumerge el reloj en agua contenida en un recipiente adecuado. A continuación, se aplica durante un minuto una sobrepresión de 125% de la presión nominal máxima indicada, manteniéndose durante 2 horas. Posteriormente, el exceso de presión se reduce a 0,3 bar en menos de 1 minuto, manteniéndose durante 1 hora. Al finalizar la prueba, el reloj no debe presentar condensación ni entradas de agua.

Resistencia a golpes: Normalmente se lleva a cabo con un martillo de plástico de 3 kg montado sobre un péndulo. Concretamente, un martillo de 3 kg. que impacta a una velocidad de 4,43 m/s. Se golpea dos veces, uno en la zona de las 9 horas y otro sobre el cristal y perpendicular a la superficie. La desviación permitida es de ± 60 segundos por día.

Resistencia a shock térmico: El reloj se sumerge en agua a 30 cm de profundidad (0,3 bar). En tres etapas de 10 minutos, con temperatura diferente en cada una de ellas: la primera entre 18 y 25ºC , la segunda a 5ºC, y la última a 40ºC. El tiempo de transición entre una y otra temperatura no debe exceder el minuto. Al finalizar, no debe haber trazas de agua ni de condensación en el reloj.

Resistencia al agua salada: Se coloca el reloj en una solución de 30 gramos por litro de cloruro sódico (agua salada) y se mantiene en ella 24 horas a una temperatura entre 18 y 25ºC. Después de la prueba se comprueba el estado de las distintas partes del reloj, debiendo mantener sus cualidades de resistencia a la corrosión.

Resistencia a la condensación: El reloj se sitúa en una placa calentada a una temperatura entre 40 y 45ºC, hasta que el reloj alcanza la temperatura de dicha superficie, generalmente entre 10 y 20 minutos. A continuación, se coloca una gota de agua a una temperatura entre 18 y 25ºC sobre el cristal del reloj. Tras un minuto, el cristal se limpia con un trapo seco, no debiéndose apreciar ninguna rastro de condensación en su interior.

Fiabilidad: El reloj se sumerge a una profundidad de 30 cm (0,3 bar) durante 50 horas a una temperatura entre 18 y 25º C. Al finalizar, debe mantener un correcto funcionamiento. Se debe llevar a cabo un test de condensación antes y después de la prueba.

Resistencia de la corona y pulsadores: El reloj se somete a una sobrepresión en el agua equivalente al 125% de su resistencia nominal durante 10 minutos, a la vez que una fuerza externa de 5 N perpendicular a la corona y los pulsadores. No debe presentar condensación ni filtración alguna.

Resistencia de la correa: Se someta a una fuerza de 200 Newton, unos 20 kg, a cada punto de unión o muelle en direcciones. Para la prueba el brazalete o correa debe estar cerrado. El reloj no debe presentar daño aparente en dichos puntos de fijaciónRequisitos adicionales

Además de estas normas de resistencia al agua a un mínimo de 100 metros de profundidad, la ISO 6425 también proporciona los requisitos mínimos para los relojes de buceo:

Dispositivo de preselección de tiempo: por ejemplo, un bisel giratorio unidireccional o una pantalla digital. Dicho dispositivo estará protegido contra la torsión accidental o manipulación incorrecta, ya que comportaría un peligro evidente para la salud del buceador. Si se trata de un bisel giratorio, tendrá una escala de minutos de 60 minutos. Las marcas que indican cada cinco minutos estarán claramente indicadas. Las marcas en el dial, si existe, se coordinarán con las del dispositivo de preselección y deberán ser claramente visibles.

Visibilidad: deberemos observar una adecuada legibilidad a una distancia de 25 cm en condiciones de oscuridad total, los siguientes parámetros:

Al final, podemos concluir tal como encabezábamos; hay muchos relojes de buceo en el mercado que no cumplen dicha homologación. Entre ellos encontramos iconos como el Rolex Submariner o el Sea-Dweller, y no por ello dejan de ser considerados como diver’s watches. En cambio, marcas un poco más alejadas de la alta relojería como Seiko, Citizen, Orient o Luminox, poseen relojes con la ISO 6425.

Una de las posibles explicaciones es que a la relojería de élite no necesite recurrir a estas certificaciones para vender o para que el público admita las características publicada por la marca, o simplemente porque sus propias pruebas superen con creces dicha normativa. En cambio, los fabricantes de nivel medio sí que pueden necesitar dicha certificación como argumento de venta.Otra cuestión es si las pruebas referidas a esta certificación recrean unas condiciones iguales a las que sufre un reloj en uso real. La respuesta es no; las condiciones de laboratorio nunca pueden igualar y analizar todas las variables del uso real. Son simulaciones que intentan recrear dicha realidad, y como tal deben tomarse.

Un ejemplo lo tenemos cuando aplicamos un ensayo de sobrepresión. Como podéis ver, dicha presión se aplica verticalmente a la caja, midiendo la deformación en cristal y la trasera, pero no en corona y pulsadores, por lo que posibles problemas en juntas de estanqueidad pueden pasar desapercibidos.

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