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Sobre correas y brazaletes (1ª parte)

Las correas y brazaletes son un elemento esencial en los relojes de pulsera. Además de asegurarlos en nuestras muñecas, ofrecen la posibilidad de matizar su personalidad y adaptarla a nuestros gustos.

Los relojes son instrumentos extremadamente poco modificables por el usuario. La caja, esfera, cristal y mecanismo se quedan tal como estaban el día que lo compramos. Una pocas «operaciones» de estética que podemos realizar a nivel de particular es pulir superficialmente la caja para intentar eliminar las rayaduras que inevitablemente aparecen con el uso, aunque para ser exactos no deberíamos considerarlo como un cambio de aspecto, sino como una operación de mantenimiento. Pero siempre hay gente atrevida que se atreve a satinar una caja pulida o incluso llegar al extremo de recubrirla en PVD mediante un complicado y no siempre satisfactorio proceso.

Considerando estos casos extremos, la única posibilidad real, accesible, fácil, reversible y relativamente barata de cambiar la imagen de un reloj, es la que nos ofrece el cambio de correa y/o brazalete. Gracias a esto, las posibilidades de personalizar un reloj son casi ilimitadas, ya que además de la gran variedad de materiales, formas y texturas disponibles para su fabricación, hemos de sumar la infinita variedad de colores que podemos encontrar.

muestras color correas

Correas ABP

Correas de ABP

La transición de los relojes de bolsillo a los relojes de pulsera fue posible debido a la correa, un elemento ideado inicialmente para las mujeres, pero que gracias a sus indudables ventajas prácticas comprobadas en la Primera Guerra Mundial, se incorporó rápidamente al mundo masculino: la introducción de la correa cambió por completo la forma en que las personas usaban los relojes y, por tanto, se convirtió en un elemento clave en la historia de la relojería.

Un brazalete metálico nos aporta versatilidad y polivalencia, pero las correas tienen otras virtudes que resultan tan interesantes como las anteriores. Por ejemplo, la elegancia que conlleva vestir una correa de cocodrilo resulta inigualable. Del mismo modo, la calidez del cuero de becerro resalta el carácter histórico de un reloj de estética vintage, una correa de fibra de carbono aporta estilo rácing, el caucho es ideal para un reloj de buceo, y una de satén ensalza la feminidad. Otra de sus evidentes ventajas es su precio respecto a un armis metálico.

Vacheron Constantin Overseas Black trio

Vacheron Constantin Overseas Black

Harina de otro costal es la facilidad que cada reloj ofrece para llevar a cabo el cambio de correas. Muchas veces resulta una tarea realmente árdua que requiere paciencia, herramientas especializadas y, nunca mejor dicho, pulso de relojero.

Si en sus inicios eran tiras de cuero unidas a la caja mediante asas soldadas a los relojes de bolsillo, actualmente las correas se encuentran en todos los tamaños, materiales y dimensiones. El material más común y tradicional utilizado es el cuero, entendiendo como tal a cualquier tipo de piel tratada mediante curtido, ya sea de becerro, vaca o reptil. Además tenemos una gran variedad de materiales sintéticos: correas de caucho, nylon para las NATO, las de tela de barco, de fibra de carbono, de satén, de silicona o incluso de kevlar. Pero centrémonos hoy en las de cuero.

Una de las características de las correas de cuero es que, aunque a diferente velocidad según el tipo de piel y su calidad de fabricación, envejecen y se deterioran. Lo que para unos resulta un fastidio, la pátina personal que el uso y el tiempo les confiere tiene su particular encanto para otros, especialmente en lo que se refiere a las correas de cuero. Pero el peor enemigo del cuero es el agua, un elemento al que la mayoría de correas sintéticas es inmune. Tampoco hemos de menospreciar el efecto que causa el sudor, que puede destrozar una correa a los pocos meses de uso, tal como bien ha podido comprobar Enric con su correa original de Vacheron Constantin.

Rolex Submariner Maxi MK1

Rolex Submariner

Si bien la piel de vaca, becerro y de cocodrilo son los más utilizadas, los relojeros también experimentan con pieles exóticas. Estamos hablando de caimán, hipopótamo, elefante, lagarto, caballo, tiburón, serpiente o incluso de avestruz. Además de la belleza original de la piel, el encanto de los puntos de sutura u otros tratamientos (patinados, envejecidos, craquelados, encerados, tintados, etc.), agregan una estética única a la correa. 

Desde cueros baratos a los muy exóticos, los precios de las correas pueden llegar a ser desmedidos, sobretodo si lo comparamos con otros productos también fabricados en piel, como cinturones o incluso zapatos. Hace años quería comprar una correa Omega de cocodrilo para mi Speedmaster. Cuál fue mi sopresa (e indignación) al saber que su precio excedía los 400 €. Evidentemente no la compré, y me decanté por encargarla a uno de los muchos artesanos que se dedican a fabricar correas a medida. Los 120 € que me costó me pareció un buen precio, sobretodo si lo comparamos con la original, aunque visto en perspectiva sigue siendo mucho dinero por dos trocitos de cuero que no llegan a los 20 cm de largo por 1,6 de ancho.

Panerai Luminor 1950 3 Days Automatic Titanio PAM00351

Panerai Luminor 1950 3 Days Automatic Titanio PAM00351

Aunque no tan lejana, era otra época, la de las vacas gordas. Recuerdo perfectamente la fascinación por las correas que surgió hace poco más de una década entre los fans de Panerai, los paneristi. Bajo esta creciente demanda surgieron una multitud de artesanos de la piel atraídos por esa fiebre que hacía que los precios pasaran muchas veces a un segundo plano y, por tanto, unos márgenes comerciales fueran espectaculares.

En las reuniones, viajes, comidas o encuentros que organizábamos, era inevitable acabar exhibiendo nuestras colecciones de correas, que eran objeto de un apasionado mercadillo de compraventa e intercambio. Comparábamos su calidad, y estética, ensalzando su suavidad y comodidad de uso, pero también criticando una rigidez excesiva o un punteado deficiente. Cada una de ellas le confería un matiz diferente a nuestros Panerai, una variedad que nos permitía combinarlos con la ropa elegida para ese día o también adecuarlos para diferentes actividades: si íbamos a la playa era imprescindible una de caucho, pero si tocaba ir de etiqueta podíamos optar por una elegante correa de cocodrilo o por la discreción del cuero negro.

correas panerai

Perfectamente alineadas en estuches y agrupadas por colores o materiales, era un espectáculo ver tal despliegue, e incluso alguno de los asistentes paneristi poseía más de cien correas. Si podíamos especular con un precio medio unitario que sobrepasaba tranquilamente los 150 €, el importe gastado en correas le hubiera permitido comprar fácilmente tres relojes Panerai. Una auténtica locura.

correas panerai

Últimamente, el hecho de poder cambiar el look de nuestros relojes mediante diferentes correa se está poniendo de moda entre muchas marcas. Además de que ya resulta habitual que se entreguen con dos correas (incluso tres si optamos por un reloj con brazalete), no son pocas las que van implementando un sistema que nos permite cambiarlas fácilmente, incluso sin herramientas especializadas. Es el caso de Panerai, Hublot e incluso Cartier, que se ha sumado al carro de forma espectacular con el nuevo Cartier Santos, del que hablaremos en el segundo artículo dedicado.

Hublot Big Bang Unico Full Magic Gold

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Si aún así no encontráis vuestra correa deseada entre las opciones que ofrece la propia marca, siempre podéis recurrir a alguno de los artesanos que fácilmente podéis encontrar en la red. Para haceros una idea de la increíble oferta y posibilidades de personalización, es interesante navegar por la web de uno de los fabricantes más reputados, los franceses ABP Concept (Atelier du Bracelete Parisien). Tipo de correa, piel, color, bucle, largo, ancho, grosor, perfil, tipo de punteado y color, agujeros, trabillas o reverso, son algunas de las opciones de personalización que nos permiten diseñarla según nuestras  preferencias.

correas

Atelier de Bulang & Sons