Gracias a su indiscutible polivalencia y resistencia frente a las agresiones de los elementos, el brazalete metálico se ofrece como la mejor opción para los relojes deportivos.

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La gran ventaja del brazalete metálico sobre la correa de piel es su inmunidad a cualquier elemento externo, ya sea al agua o la transpiración, proporcionando un grado máximo de seguridad a su portador. En entornos agresivos, como puede ser el marino, una correa de cuero se puede romper por el desgaste y la terrible consecuencia es la pérdida del reloj. Pero tan importante como su resistencia es su polivalencia, siendo tan adecuado para complementar un reloj cuando se requiere etiqueta, como para soportar aquellas situaciones en que debemos enfrentamos a condiciones extremas.

También llamados armis o pulseras metálicas, casi siempre están fabricados con el mismo metal de la caja. Evidentemente, el material más utilizado con mucha diferencia es el acero, seguido por otros como el oro, titanio, platino, y combinaciones entre ellos.  La gran mayoría de pulseras metálicas están fabricadas mediante un sistema de eslabones que podemos añadir o quitar a voluntad, controlando así la longitud final del brazalete para adaptarlo al tamaño de nuestra muñeca. Aún así, es difícil su ajuste perfecto, sobretodo si tenemos en cuenta las pequeñas dilataciones y contracciones que sufre la muñeca, ya no únicamente según el clima o las estaciones, sino incluso a diario.

Omega Seamaster Planet Ocean 600M

Omega Seamaster Planet Ocean 600M

Esto queda solucionado en aquellos brazaletes que implementan un sistema de cierre con microajuste que permite ajustar con precisión su longitud mediante pequeños incrementos. Sirva como ejemplo el casi perfectos sistema de Rolex en sus relojes de submarinismo (Glidelock, con saltos de 2 mm) o el de Omega con los Seamaster.

Sistema de microajuste Glidelock de Rolex

Sistema de microajuste Glidelock de Rolex

Aunque puedan parecer todos iguales, hay muchas diferencias de diseño y estructura entre los brazaletes metálicos. Estas diferencias marcan parámetros tan importantes como son su comodidad, su adaptabilidad, su seguridad y su precio. Este año hemos visto el nacimiento de uno de los mejores brazaletes que hemos visto nunca, asociado a un no menos extraordinario reloj, el Cartier Santos. Además de la increíble facilidad de uso y versatilidad de su sistema de cambio rápido de correa, el mecanismo de ensamblaje de sus eslabones es una primicia totalmente inédita. Con la simple uña del dedo presionamos unos pulsadores alojados en la cara interna de cada eslabón y se libera el pasador que los une. Con este sistema, disminuir o alargar la longitud del brazalete es cuestión de segundos y no requiere conocimiento ni habilidad alguna.

Cartier Santos

Cartier Santos

Cartier-Santos-brazalete

Cartier Santos: sistema de cambio de correa

Hasta los años 50, la práctica totalidad de los relojes de pulsera utilizaban correas de piel o de tela. Las únicas excepciones eran unos brazaletes de tipo malla, también denominados milanesa, y algún brazalete metálico de estructura rígida.

Longines-Legend-Diver

Longines Legend Diver con milanesa

El brazalete tipo milanesa lo podemos ver, por ejemplo, en los primeros Rolex Oyster de los años 20. Precisamente Rolex fue la gran culpable del éxito del brazalete metálico articulado, el más común en la actualidad, introducido en el famoso Submariner de los años 50. La milanesa, al igual que las correas de piel, se unía a la caja del reloj mediante un pasador rectilíneo que conectaba las asas, dejando un hueco visible entre dicho pasador y la caja. Por contra, el brazalete articulado del Submariner estaba diseñado para ser integrado en la caja del reloj, formando un conjunto homogeneo. Este diseño integrado de una caja y un brazalete metálico articulado ha marcado la evolución del reloj de pulsera, especialmente el deportivo, hasta nuestros días. Modelos especializados en submarinismo, como el Seamaster de Omega o el Fifty fathoms de Blancpain, también recurrieron a un diseño parecido.

publicidad-Rolex-Submariner-año-1953

Publicidad del Rolex Submariner – 1953

El gran éxito en el mercado del Submariner o de los citados Seamaster y Fifty Fathoms, motivaron a casi todas las marcas existentes a diseñar relojes con este estilo, llegando a un punto en que lo raro era un reloj con correa de cuero o cualquier otro tipo de piel. La excepción a esta tendencia seguían siendo las marcas pertenecientes a lo que denominamos Alta Relojería, cuyos relojes de corte clásico y con grandes complicaciones no tenían nada que ver con el deporte.

Pero ninguna empresa puede quedarse de brazos cruzados ante una demanda creciente en su sector. Así, en 1972 Audemars Piguet decide experimentar y lanza una pequeña serie de un reloj deportivo diseñado por Gerald Genta, al que denomina Royal Oak. El éxito sorprende a la propia empresa, y lo que iba a ser un reloj de corta producción destinado a algún cliente excentrico, se convierte en el emblema e imagen de la marca, copando la mayor parte de su producción. Hoy en día, el Royal Oak y su evolución más extrema, el Offshore, representan la mayor parte del volumen de negocio de Audemars Piguet.

Royal Oak 5402 - 1972

Royal Oak 5402 – 1972

Pocos años después, en 1976, Patek Philippe, la más prestigiosa y clásica de las marcas de Alta Relojería tampoco se resiste a la demanda de sus clientes y recurre también a Gerald Genta para crear su emblemático Nautilus. Con él, se demuestra que el reloj deportivo con brazalete integrado no era una moda, sino una realidad que ya no se vería alterada. Incluso los clientes pertenecientes a las más altas esferas de la sociedad ya practicaban deporte con asiduidad, y estos compradores estaban dispuestos a pagar más por un Nautilus de acero que por un Calatrava de oro.

Vacheron Constantin, el tercer miembro del triunvirato de la Alta Relojería, claudicó a esta corriente imparable en el año 1996, creando su reloj deportivo Overseas. A día de hoy, con la excepción de A. Lange & Sohne, ya no queda ninguna gran firma en el mundo de la relojería que no cuente con una o más colecciones de relojes deportivos y su inseparable brazalete metálico.

Las correas de caucho son la opción ideal para buceadores, entusiastas de los deportes y aventureros donde el agua, el sudor y la suciedad malmeten las correas de cuero y tela. Cierto, ni el agua ni el sudor ni la suciedad afectan a un brazalete metálico, pero utilizando una correa de caucho o silicona evitaremos los posibles roces y golpes que pueden causar su uso en condiciones extremas, además de ser mucho más ligeras y, evidentemente, mucho más baratas.

Omega Ploprof

Omega Ploprof

Ligeras, resistentes y funcionales, las correas de nylon tienen un origen militar, y no precisamente ligado al nombre con el que se las conoce comúnmente: NATO. De hecho, nacieron en 1973 gracias al Ministerios de Defensa británico. Ideadas como una alternativa barata y extremadamente resistente frente a las de cuero y metal, estas correas fabricadas en nylon se mantenían indestructibles ante condiciones climáticas extremas como el viento o la lluvia.

Omega Speedmaster

Omega Speedmaster

Estas correas no solo son resistentes, coloridas y asequibles, sino que también son versátiles y muy fáciles de intercambiar, tanto que puedes utilizarla en un costoso reloj sin comprometer su calidad subjetiva, aunque no recomendamos llevar una correa NATO si necesitamos potenciar el carácter elegante de un reloj. Por lo tanto, no es de extrañar que las NATO se extiendan por todo un espectro de relojes, desde los más baratos hasta los más caros.

Colección de correas NATO de Omega homenaje de los Juegos Olímpicos

Colección de correas NATO de Omega homenaje de los Juegos Olímpicos

La correa NATO ha tenido un gran aumento en popularidad en los últimos años, y aunque algunos creen que es solo una moda que perderá popularidad, no parece que vaya a desaparecer. Firmas de renombre han incorporado correas NATO en sus colecciones como un tributo a su historia, y también para satisfacer la demanda de sus clientes. Cabe destacar el impulso que le ha otorgado Omega gracias al lanzamiento de una gran colección de correas NATO (ver artículo: cómo montar una correa NAto en nuestro Omega), e incluso recientemente ha abierto en París una pop-up exclusivamente dedicada a su venta. Todo un éxito.

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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