El Ressence Type 3 es el reloj que aglutina todo el ADN de la firma por su nivel tecnológico, funcionalidad y diseño, una maravilla que nos sorprende desde todos los ángulos.

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No os mantendremos en ascuas, y tal como os comentaba ayer en el artículo de presentación de Ressence, hoy analizamos a fondo el Type 3, el reloj más representativo de esta joven firma creada a caballo entre Bélgica y Suiza de la mano de Benoît Mintiens. Aviso: es un artículo largo, pero es hay tanto de que hablar que bien se merece estas más de 3.000 palabras (y que conste que he reprimido las ganas de entrar en explicaciones técnicas más extensas respecto cuestiones de óptica y magnetismo).

Uno de los principales pilares en que debe sustentarse un reloj es su legibilidad. Esta cualidad viene marcada por varios factores: el diseño de su esfera, la proporcionalidad, distribución y nitidez de las indicaciones, el contraste de las mismas sobre el fondo, y la luminiscencia adecuada para sobreponerse a condiciones de baja luminosidad. Pero hay un factor que muchas veces no tenemos en cuenta: su progresivo empeoramiento cuando giramos la muñeca y lo observamos desde ángulos cada vez más tangenciales. Este efecto se debe a la diferencia entre los índice de refracción del aire y del cristal, lo que provoca una distorsión óptica que dificulta la lectura.

Ressence Type 3

Type 3B

Este problema se multiplica cuando el reloj está bajo el agua. ¿Porqué?. Simplemente porque hay menos diferencia entre los índices de refracción en esta primera interfaz agua/zafiro (1,3 vs, 1,76) que en el caso anterior aire/zafiro (1 vs. 1,76), de manera que la luz viaja casi en línea recta debido a la menor refracción. La consecuencia es que la luz es capaz de llegar a la segunda interfaz (entre el zafiro y el aire del interior) en un ángulo mayor, lo que implica que llegaremos al ángulo crítico (aquel a partir del cual se da una reflexión interna total, el llamado efecto espejo) con una moderada inclinación de nuestra muñeca. Estoy seguro de que muchos de vosotros habéis sufrido esta molesta distorsión, un problema que Ressence evitó gracias a eliminar esa refracción al rellenar el reloj con un aceite que tiene un índice de refracción muy similar al del zafiro. En la imagen subyacente podemos observa la evidente diferencia entre un reloj «normal» y otro relleno en aceite, en este caso el Ressence Type 5B.

RESSENCE

TYPE 5B

Pero contrariamente a lo que podéis pensar, no es una solución nueva en relojería. Fue en 1997 cuando Bell & Ross presentó el Hydromax, un reloj de cuarzo cuyo interior estaba relleno de aceite. Su escasa capacidad de compresión hizo que fuera hermético hasta unos increíbles 11.000 metros, ofreciendo además una esfera que era legible desde todos los ángulos, sin reflejos y casi sin distorsión. Desafortunadamente, este concepto no funciona con relojes mecánicos, ya que su órgano regulador no podría oscilar adecuadamente en un fluido viscoso debido a que ralentizaría drásticamente sus movimientos y arruinaría cualquier posibilidad de precisión.

Esto fue así hasta 2013 cuando Ressence revolucionaría esta oleaginosa idea con el Type 3, el primer reloj mecánico relleno con aceite. Como consecuencia de este trampantojo, el ojo pierde la percepción de profundidad y parece que la esfera esté literalmente «pegada» al interior del cristal de zafiro. Es como si la viéramos a través de una gota de agua, un sorprendente efecto óptico que nos hace creer que podemos tocarla con los dedos.

RESSENCE

TYPE 3B

Otro efecto particularmente beneficioso que le confiere es que los 215 componentes del sistema de indicación (ROCS, como veremos más adelante)  resultan relativamente menos pesados de «arrastrar» para el mecanismo. Si lo comparamos con el Ressence Type 1, que no lleva aceite, éste pierde unos 15-20 grados de amplitud en el paso del movimiento al sistema de indicaciones. En cambio, en el Type 3 esa pérdida se reduce a aproximadamente 10 grados. Esta menor pérdida de energía repercute positivamente en su reserva de marcha y precisión.

Bien, la idea ya la tenemos, recurrir al aceite para obtener una legibilidad del 100%. Lo complicado para Ressence fue encontrar el sistema de llevarla a cabo de manera que no afectara a la mecánica. Para ello partió de su primera creación, el Type 1, un reloj construido en dos módulos independientes: un movimiento mecánico unido mediante un solo y diminuto eje al módulo superior de visualización en que se mostraban las horas, minutos y segundos. Con esta estructura se solucionaba parte del problema al poder encapsular el aceite únicamente en el módulo superior. Pero entonces el rompecabezas es solventar cómo transmitimos el movimiento del módulo inferior que contiene el mecanismo al superior, lleno de aceite herméticamente sellado, con las indicaciones. Si el primero encierra aire y el segundo aceite, no puede haber ninguna conexión física que los conecte que pueda provocar una contaminación mutua. Olvidémonos pues de un eje transmisor como en el caso del Type 1, y ahí precisamente es donde radica parte de la genialidad de Ressence. Pero vayamos por partes.

Ressence

En un reloj tradicional siempre hay un vínculo entre el movimiento y la esfera. Si tomamos el ejemplo de un calibre mecánico clásico de tres agujas, las ruedas y piñones se diseñan para indicar las horas, minutos y segundos mediante ejes que giran una vuelta completa cada doce horas, cada hora y cada minuto respectivamente. Este esquema ya fue superado, como hemos dicho anteriormente, con el Type 1 y su único eje.

El módulo del movimiento contiene el calibre base ETA 2824/2 encerrado en una caja de hierro dulce. El único papel de este movimiento es transmitir con precisión el minuto. Todo el resto de las indicaciones se calculan más adelante. Por lo tanto, no hay necesidad de hacerlo complejo. Es automático, fiable y lo suficientemente preciso cuando está bien ajustado.

Ressence Type 3

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Ingeniero geólogo, Master en Geología Marina y Master en Restauración Medioambiental, Co-fundador y editor en Watch-test. Opinión, pasión y rigor, son los pilares fundamentales que sustentan la redacción de mis artículos. La clave, disfrutar de una profesión que coincide con mi afición.

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