Hace ya seis años que Rafa Nadal nos sorprendió al lucir en un muñeca no un reloj cualquiera, sino nada más ni nada menos que un Richard Mille, una firma que se distingue por romper con conceptos establecidos y por la utilización de materiales hasta ahora ajenos a la relojería, solo empleados en el campo aeronáutico, aerospacial o en automovilismo de competición. Desde que su RM 027 debutó en el Roland Garros 2010, el tenista manacorí siempre ha llevado un Richard Mille en su muñeca, y después de lucirlo durante tres años, le sucedieron los RM 27-01 del 2013, RM 35-01 en 2014 y RM 27-02 el año pasado, siempre caracterizados por exhibir una ligereza excepcional y latir al ritmo de un calibre de remonte manual.
Siguiendo la tradición de presentar su nueva referencia al acercarse la celebración del Roland Garros, la firma de Les Breuleux nos presenta el nuevo Richard Mille 35-02 Rafa Nadal, un reloj que, por primera vez dentro de la colección Rafa Nadal, implementa un mecanismo de remonte automático, el nuevo calibre RMAL1. Este movimiento esqueletizado, que muestra las funciones de horas, minutos y segundos, late a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora (4 Hz) y ostenta una reserva de marcha de 55 horas, mientras su platina y puentes están fabricados en titanio grado 5 arenado en húmedo y recubiertos con tratamiento PVD/Titalyt. Además, y también por primera vez, podremos disfrutarlo a través del cristal de zafiro que cierra la trasera.
Pero su característica estética más destacable es su caja; esta vez podríamos elegir si lo queremos fabricado en carbono NTPT negro, o cuarzo TPT rojo vivo con vetas blancas, configurando dos versiones tremendamente diferentes en cuanto a su impacto visual, especialmente esta última gracias a su impactante color, al que se le une una no menos vistosa correa amarilla. Personalmente, y sin dudarlo un segundo, me decataría por la mayor discreción del carbono, pero mucho me temo que Rafa Nadal optará por la más impactante segunda opción: a buen seguro que no pasará desapercibido.
