No conozco firma relojera más desconcertante que Roger Dubuis. Desconcertante por sus orígenes, por su evolución, por sus diseños, por sus avatares accionariales y por ser la desencadenante, probablemente involuntaria, de las mayores batallas empresariales del sector de la Alta Relojería en la última década. Y todo ello en tan solo 32 años de existencia, una absoluta nimiedad comparada con la antigüedad de las marcas referentes del sector, cuya historia se mide por siglos.
Roger Dubuis nació en Ginebra, llegó a ser el responsable de desarrollo de Altas Complicaciones para Patek Philippe, fundo su propia empresa y marca en 1980, se asoció con Carlos Dias que había sido diseñador para Frank Muller, medio desapareció de su propia empresa, la cual fue adquirida en el año 2008 por el Grupo Richemont, lo que en parte inició el conflicto del Poinçon de Genève, conflicto que desencadenó la renuncia a dicho sello de Patek Philippe, su mayor valedor y referente desde su fundación, para crear su propio sello de calidad.
Este es el micro-resumen de la historia de la marca Roger Dubuis hasta nuestros días. Lo he sometido a tan salvaje compresión porque no es el motivo de este artículo y porque me veo incapaz de detallarlo como merece sin llenar multitud de páginas. Pero también considero imprescindible una mínima ubicación histórica para razonar la reseña de este nuevo Excalibur 42 que nos presenta Roger Dubuis.
El Excalibur 42, número que hace referencia al diámetro de su caja, es idéntico en diseño al Excalibur “normal” de 45 mm de diámetro. La diferencia, de momento, es que mientras del 45 existen muchas variantes en cuanto a complicaciones, el 42 se presenta inicialmente en dos versiones sin ninguna complicación. Una de ellas solo nos ofrece la lectura de horas y minutos, mientras la segunda le añade un pequeño segundero ubicado a las 9 horas. Aunque no dudo que en un futuro próximo veremos aparecer funciones más complejas en esta caja de 42 milímetros.
En parte, esta versión reducida destinada al público masculino, me encaja bastante con la afirmación que me hicieron los responsables de la marca de volver a una estrategia más relojera y menos “fashion”. Afirmación que por otra parte no me cuadra en absoluto con la nueva campaña de imagen y comunicación de la marca ginebrina. Pero bueno, centrándonos en este Excalibur 42, es evidente que su diámetro lo convierte en más discreto y cómodo y elegante que su hermano mayor.
Inicialmente tenemos versiones de oro rosa y de acero con distintas combinaciones de esfera. Un dato remarcable, es que la mayoría de ellas no están limitadas en su producción. Este hecho rompe con la política de ediciones limitadas que la firma implanto inicialmente en todos sus modelos y que aún es presente en la mayoría de su colección. Aun recuerdo diversas conversaciones con Carlos Dias en las que me razonaba el porqué de dicha política: exclusividad y fetichismo. El fetichismo se debe al número concreto de producción, que siempre incluía el número 8 en sus diversas combinaciones. 8 para los más exclusivos, pasando por el 28, 88, 188 y 288, hasta llegar a los 888 de los considerados más “normales”. Como ya he comentado en algún artículo anterior, el número 8 es símbolo de fortuna para muchas culturas orientales.
Este nuevo Excalibur 42 me parece un acierto total, especialmente la versión con segundero, que pese a divergir en su geometría de los célebres Golden Square (caja cuadrada) y Much More (caja rectangular) que conformaron las primeras colecciones de la marca, conservan su ADN, especialmente en lo que se refiere a la esfera. El contenido grosor de su caja también contribuye a la acertada imagen de clásico contemporáneo que transmite este nuevo Excalibur.
Las esferas de Roger Dubuis se distinguen por la utilización de grandes números romanos para indicar las horas. Este sobredimensionamiento de cifras, que dominan la esfera, recuerda inevitablemente a los típicos Franck Muller, aunque en su caso mayormente se trata de número árabes. Algo por otra parte lógico ya que, como he comentado, Carlos Dias era su diseñador antes de asociarse con el relojero Roger Dubuis.
Además de las versiones “normales”, Roger Dubuis nos ofrece una serie limitada a 188 ejemplares, que se diferencian por sus esferas, realizadas con bases minerales como son el nácar, el ónice y el lapislázuli. También nos ofrece cuatro versiones joyería con diamantes engastados en su bisel. Siempre me ha parecido ostentoso y de dudoso gusto un reloj masculino engastado, pero hay que entender que los emergentes mercados ruso, de oriente medio y chino no opinan igual.
Los movimientos que utiliza el Excalibur 42 son los calibres RD622 (horas y minutos) y RD620 (horas, minutos y segundos). Como se encarga de recordar Roger Dubuis, estos calibres, al igual que todos los que manufactura, ostentan el prestigioso “Poinçon de Genève”, lo que sin duda es garantía de su calidad de acabados. Después de la ingente inversión de la marca en su nueva y moderna manufactura, todos los calibres Roger Dubuis son de producción propia.
La cantidad de calibres que Roger Dubuis ha desarrollado en pocos años es realmente impresionante y desmesurada, tanto que prácticamente llevó a la marca a la quiebra, de la cual Richemont muy oportunamente les rescató con su adquisición. Para este grupo relojero dicha adquisición ha sido un negocio redondo. De un plumazo ha obtenido un número enorme de calibres del máximo nivel con todo tipo de complicaciones.
Ahora los emplea bajo la marca que los creó y además también recurre a ellos Cartier, la marca dominante del grupo. Aquí es donde se origina el reciente confrontamiento del famoso sello ginebrino. Que una marca recién llegada como Roger Dubuis creara una manufactura en Ginebra y que manufacturara calibres con las exigencias del sello, no preocupaba demasiado a las grande marcas históricas. Que se sirva de ellos una marca con un potencial mediático, de imagen y económico como Cartier, ya es otra cosa. Lógica por tanto la decisión de Patek Philippe de crear su propio sello, mucho más exigente que el de Ginebra, para seguir diferenciándose de los demás.
Aparte de su nombre, no veo la lógica del empeño de Roger Dubuis en asociar este reloj con hazañas de guerreros medievales, tal como reza su campaña publicitaria. Más bien me parece un concepto antagonista con su afirmación de volver a los valores relojeros. Pero salvando este curioso hecho, repito que este nuevo Excalibur 42 me parece un acierto, al igual que la nueva colección Monegasque que presentó recientemente en el SIHH 2012. Son relojes, que sin perder su personalidad, se alejan de extravagancias de diseño y de tamaño. Lástima que hayan desaparecido los Golden Square y Much More. Quien sabe… quizás un día Roger Dubuis nos sorprenda y decida recuperar sus orígenes.