Singer Track 1: el cronógrafo reinventado
Con el Singer Track 1, el concepto tradicional de cronógrafo salta por los aires. Es el primer reloj de esta nueva firma y presagia un gran futuro.
El Singer Track 1 probablemente reencarna el mayor avance aplicado a la función de cronógrafo desde la invención por parte de Breitling de los tres pulsadores en 1934. Es más que probable que la marca Singer no os suene de nada, o que os suene a máquina de coser, pero sí, también es una marca de relojes, aunque de muy reciente creación.
Por tanto, antes que nada es pertinente una breve introducción a Singer. Para encontrar sus orígenes debemos acercarnos al mundo del automóvil, una industria históricamente ligada al mundo de la relojería en muchas firmas. La marca Singer se origina de la asociación entre Rob Dickinson, un diseñador californiano dedicado al sector del automóvil y Marco Borraccino, un diseñador ginebrino especializado en el sector relojero. Además de su formación como diseñadores, ambos comparten su pasión por los automóviles clásicos, por lo que surge la idea de crear la firma Singer Vehicle Design que se especializaría en el rediseño del legendario Porsche 911.
Pero ambos creadores comparten otra afición que son los relojes clásicos. Por tanto, no es de extrañar que se extendiera su asociación a este campo. De ahí surge Singer Reimagined, una nueva firma que se especializa en la creación de nuevos relojes inspirados en los diseños de los años 1960-1970.
La base de la idea de Singer Reimagined es la misma que la de Singer Vehicle Design pero con una dificultad añadida; aquí no se parte de una base conocida como es el Porsche 911 sobre la cual aplicar nuevas ideas de diseño. Se parte de cero y ello, en relojería, implica que es imprescindible un «motor» sobre el que construir todo el exterior del reloj. Ni Rob ni Marco tiene una manufactura relojera detrás y muy coherentemente no se les ha pasado por la cabeza crearla. A ello solo se ha atrevido recientemente Leica, una firma fotográfica legendaria, con una gran envergadura y recursos financieros, que además conlleva en sus genes la maestría de la micromecánica, una base compartida por ambas industrias.
Por ello, lo más equivalente a la «aventura» de Singer es MB&F, una exitosa firma relojera de vanguardia, de la cual escribimos frecuentemente, que se basa en diseños innovadores y que recurre a proveedores externos para la manufactura de los elementos que componen sus relojes. En consecuencia, Singer recurre a la industria relojera suiza establecida, lo que aporta bastante facilidad ya que en este mundo tan especializado y localizado todo el mundo se conoce y está en contacto.
En este sentido, es fácil imaginar que Marco ya conocía a Jean-Marc Wiederrecht, uno de los grandes talentos relojeros independientes de la actualidad y fundador en 1996 de Agenhor (Atelier Genevois d’Horlogerie). La especialidad de Jean-Marc es diseñar y desarrollar módulos de complicaciones para marcas del prestigio de Harry Winston, Parmigiani, Hermès, Fabergé o la misma MB&F. También es probable que Marco conociera el gran proyecto estrella de Wiederrecht; el AgenGraphe.
El AgenGraphe es un movimiento de cronógrafo realmente revolucionario que Agenhor desarrolló con la idea de solucionar el gran problema inherente a esta complicación: la legibilidad de sus indicaciones. Por alguno de esos motivos indescifrables, este impresionante movimiento solo había encontrado hasta ahora cobijo en el Visionnaire Chronographe de Fabergé, una firma legendaria, pero con poca repercusión en el sector relojero.
El AgenGraphe de Agenhor le viene como anillo al dedo a Singer Reimagined, cuya idea primaria es crear relojes innovadores. Además se trata de un movimiento de cronógrafo, la complicación ligada por excelencia al automovilismo, un sector que ya forma parte de los genes de Singer y de sus creadores. Veamos pues cual es el resultado.
Singer Track 1 – el exterior
Al contrario que algunos Cronógrafos de Bolsillo, todos los cronógrafos de pulsera aportan esta complicación como complemento a la indicación del tiempo, que se muestra mediante agujas centrales de horas y minutos. En consecuencia, los contadores de minutos y horas del cronógrafo deben ubiarse en pequeñas sub-esferas alojadas en la esfera. Ello genera dos problemas, siempre relacionados con la legibilidad. El primero es que el tamaño de dichas sub-esferas es reducido lo cual dificulta su lectura. El segundo problema es que de forma recurrente y periódica las agujas centrales de horas y minutos se sobrepondrán a dichas sub-esferas lo que también dificulta (a veces imposibilita) su correcta lectura.
La idea de Singer y de Agenhor con su AgenGraphe es discutir la inmovilidad de la premisa establecida; que el tiempo debe mostrarse por agujas centrales. Si eliminamos dicha premisa podemos alojar en su lugar las agujas específicas del cronógrafo y mostrar el tiempo cronometrado del modo habitual en que se indican las horas y los minutos, lo cual, dado su tamaño, resuelve el problema de la legibilidad.
Han existido intentos de solucionar o minimizar el problema, pero todos ellos conllevan alguna contrapartida. La clásica configuración bi-compax, que prescinde del contador de horas, permite un contador de minutos de mayor tamaño, pero restringe el tiempo cronometrado a un máximo de 60 minutos y nunca puede alcanzar el tamaño del indice perimetral del Singer Track 1. Otra solución la hemos visto en Patek Philippe en sus cronógrafos automáticos, inicialmente con una sub-esfera de buen tamaño que albergaba agujas de horas y minutos, para recientemente, en su Aquanaut Chronograph 5968A, modificarlo sabiamente para mostrar únicamente los minutos y facilitar la lectura.
La solución optima es sin duda esta de Singer con el AgenGraphe, pero, ¿como mostramos entonces el tiempo no cronometrado?. La solución es indicarlo en el perímetro más externo de la esfera. Se trata de un método parcialmente innovador, ya que lo habíamos visto previamente en algunos «Métiers d’Art» de Vacheron Constantin, con sus legendarios «Les Explorateurs» o más recientemente con la serie “La Légende du Zodiaque Chinois”, cuyo objetivo era liberar todo el centro de la esfera con el fin de dejar el máximo de espacio para mostrar en ella las obras artísticas en miniatura qeu decoran estos relojes. La diferencia es que estos Vacheron muestran las horas, los minutos e incluso indicaciones del calendario mediante discos que contienen las cifras y que las muestran mediante ventanas, mientras que Singer opta por dos enormes discos, siempre visibles en su totalidad, que recorren un índice de referencia ubicado a las 6 horas.
Así, si observamos la imagen superior del Singer Track 1, podemos leer fácilmente que son las 10 horas y 10 minutos. Por su parte, en el centro de la esfera y mediante agujas de longitud creciente, podemos leer que el tiempo cronometrado es de 8 horas, 43 minutos y 26 segundos. Es el mismo método de lectura al que ya estamos habituados para leer el tiempo convencional.
Singer no ha pasado por alto ningún detalle relacionado con la practicidad, que parece ser una de las premisas de su joven ADN. Por ello ha dotado a todas las cifras de las horas y los minutos de un tratamiento lumniscente con el fin de que sean plenamente visibles en condiciones de oscuridad.
Y ahora llega el turno de la caja. Singer no engañaba cuando afirma que este cronógrafo se inspira estilísticamente en los diseños de los años 60-70. El estilo de caja elegido para el Track 1 es la que podríamos describir como geometría de proporción cuadrada con forma de cojín, un diseño característico de algunos relojes emblemáticos de las décadas referidas. Quizás la marca que más lo popularizó fue Omega. Yo mismo tengo el privilegio de poseer un Omega Memomatic del año 1976, cuya caja sigue esta geometría. Este diseño lo ha recuperado recientemente Omega con el actual Speedmaster Mark II o con el Spacemaster Z-33.
La principal característica de esta geometría de caja es la pronunciada curvatura de su plano superior, lo que podemos apreciar con claridad en esta imagen. La ventaja práctica de este diseño es que las asas, integradas en la misma caja, también adquieren la curvatura, lo que a priori beneficia su encaje en la muñeca.
Pensando en todo y de forma muy acertada (no olvidemos que los fundadores de Singer son diseñadores de profesión) Singer ha dotado al cristal superior de una pronunciado abombamiento que sigue en perfecto paralelo la curvatura de la caja. Es evidente que el resultado estético es realmente espectacular y que además dota al Track 1 de esa casi utópica personalidad y diferenciación que persiguen con ahínco todos los diseñadores de relojes. A pesar de esta compleja geometría, el Singer Track 1 ofrece una excelente hermeticidad de 10 bares.
Singer Track 1 – el interior
Como ya he comentado, el fundamento que posibilita todo el ejercicio de creatividad y estilo llevado a cabo en el Singer Track 1 es el calibre AgenGraphe de Agenhor. Se trata de un revolucionario y sofisticado movimiento automático de cronógrafo, que controla sus funciones mediante rueda de pilares, que oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y ofrece una considerable reserva de marcha de 60 horas.
El revolucionario calibre AgenGraph, que ha requerido 10 años de desarrollo, conlleva necesariamente una serie de innovaciones a nivel de estructura mecánica. La más notable de ellas es un nuevo embrague que combina las ventajas del sistema horizontal y del vertical.
Este embrague, denominado AgenClutch, acopla el mecanismo de cronógrafo con el tren de rodaje de roma horizontal pero, por contra de lo habitual en este sistema, la conexión se efectúa por fricción de ruedas sin dientes, un método similar al utilizado por los embragues verticales. De este modo no se incrementa el grosor del movimiento, como lo hace un embrague vertical, y se evitan las vibraciones que genera habitualmente un embrague horizontal.
Si alguien pensaba que el calibre AgenGraph era un mecanismo innovador pero sobrio en sus acabados se equivoca. Basta con observar la siguiente imagen para apreciar el espectacular nivel de acabados que ofrece, sin duda a la altura de las mejores realizaciones de Alta Relojería.
Podemos apreciar en este calibre la espectacularidad estructural que ofrecen típicamente los movimientos de cronógrafo de embrague horizontal y carga manual, un esquema que permite una óptima visibilidad de todos los elementos que componen el mecanismo.
Pero, ¿no había dicho antes que era un calibre de carga automática?. Sí, lo había dicho y es cierto, aunque viendo la imagen podáis pensar que se trata de un error o de que mis neuronas desfallecen. ¿Donde esta la masa oscilante que requiere todo mecanismo de carga automática?. Está, ¡pero no se ve!.
Esta es otra de las genialidades del diseño del AgenGraph que se basa en la misma premisa de romper premisas. ¿Por qué ley hay que ubicar la masa oscilante en el reverso del movimiento, donde interfiere en su visibilidad? La respuesta es obvia, no existe tal ley, pero todo el mundo lo da por sentado. El razonamiento de Singer es el mismo que el aplicado en la forma de indicar las mediciones del cronógrafo; primero el «que», luego ya veremos el «como».
Se trata de un ejercicio básico de lógica: si se ofrece un calibre del nivel de acabados y espectacularidad de este AgenGraph hay que mostrarlo al máximo. No queremos prescindir de las ventajas funcionales que ofrece un movimiento de carga automática. La típica masa oscilante montada en el reverso del movimiento impide su visibilidad. Solución: se monta la masa oscilante en el anverso del movimiento, donde queda oculta por la esfera. Mas coherente imposible.
Como colofón final, observemos que el Agengraph y en consecuencia el Singer Track 1, no montan el pulsador de puesta a cero del cronógrafo en la habitual ubicación de las 4 horas, sino que lo ubica a las 10, en paralelo con el de puesta en marcha y parada. El motivo es una vez más una cuestión de practicidad ya que la ubicación convencional de este pulsador obliga a efectuar movimientos de contorsionista con la muñeca para pulsarlo. Por contra, situado a las 10 permite accionarlo con suma comodidad. Singer aplica de de nuevo el mismo método de pensamiento: olvidemos lo que está establecido y pensemos en lo óptimo. Si es técnicamente posible se hace.
Singer Track 1 – las versiones
El primer Track 1 en aparecer fue el «Launch Edition», que es el que hemos visto en las imágenes que ilustran este artículo y que recurre al titanio para su caja. Luego vino el «Geneva Edition» con caja de oro amarillo y finalmente, hace apenas un mes, el «Hong Kong Edition», que utiliza caja de aluminio con tratamiento de cerámica negra.
Las tres variantes comparten sus dimensiones, de 43 milímetros de diámetro por 15 de grosor y todas las características que hemos detallado anteriormente. No obstante hay una pequeña diferencia entre la esfera de la primera versión y las dos que le han seguido. Como se aprecia en la imagen superior, la esfera de las dos versiones más recientes traslada el índice del contador de minutos del cronógrafo hacia la parte más externa de la esfera, pegado a los anillos de horas y minutos del tiempo convencional.
Esta disposición varía notablemente la estética que transmite la esfera, aportando una mayor sensación de nitidez. Por poner un «pero» a esta disposición, preferiría que la aguja de los minutos fuera un poco más larga, hasta llegar al índice de minutos que recorre.
El precio del «Launch Edition» es de 39.800 Francos Suizos. El del «Geneva Edition» es de 72.000 CHF y el del «Hong Kong Edition», limitado en su producción a 50 unidades, de 44.500 CHF. A estos precios hay que añadir los impuestos correspondientes a cada país.
A falta de poder tener el Singer Track 1 en la mano, la impresión inicial es excelente. No todo el mundo puede presumir de que su primer producto revolucione esquemas establecidos durante siglos. Si Singer sigue por este camino, tiene el triunfo más que asegurado.