1916: Mikrograph – 36.000, 2005: Calibre 360 – 360.000, 2011: Mikrotimer – 3.600.000, 2012 : Mikrogirder – 7.200.000. Este galimatías de nombres y cifras son el retrato de la salvaje evolución de la frecuencia de funcionamiento de los cronógrafos Heuer y TAG Heuer a lo largo de su historia.
A base de años, los muchos que llevo metido en este apasionante mundo de la relojería mecánica, con la asistencia de profesionales de Jaeger-LeCoultre y Patek Philippe, he tenido la fortuna de poder desmontar y montar algunos calibres mecánicos, todos ellos con volantes oscilando a 21.600 o 28.800 alternancias por hora. También a base de años, he llegado a comprender mínimamente el funcionamiento de un reloj mecánico. Pero lo que me sigue pareciendo inaudito es que unas diminutas piezas que se mueven a esta frecuencia sean fiables a lo largo de años, décadas e incluso siglos si hablamos de relojes de bolsillo.
Si de las 28.800 alternancias por hora de un volante convencional pasamos a las 7.200.000… me parece algo más propio de ciencia ficción que de realidad. Pero TAG Heuer se encarga de poner en evidencia mi ignorancia ingenieril presentando un cronógrafo mecánico capaz de vibrar a esta desmedida frecuencia. Nótese que he sustituido el término alternancia por vibración de forma premeditada, ya que el nuevo Mikrotimer prescinde del volante convencional y por tanto ya no viene al caso hablar de oscilaciones. En su lugar emplea un sistema capaz de vibrar 7.200.000 veces cada hora, y lo que es más importante, sin variación alguna de amplitud.
Desde que Christiaan Huygens, en 1675, invento el órgano regulador compuesto por rueda de escape, áncora, volante y espiral, hasta hoy en día, absolutamente todos los relojes mecánicos han seguido dicho esquema funcional. Si somos capaces de resetear nuestras neuronas y olvidarnos de conceptos establecidos, llegaremos a la evidente conclusión de que un esquema creado hace casi 4 siglos es muy poco probable que sea el óptimo. Podríamos establecer una analogía con el televisor basado en una imagen generada por un tubo, que se perfeccionó durante décadas, hasta que alguien consideró que se habían alcanzado sus límites y que se debía partir de cero. Así nacieron los actuales televisores basados en LCD, plasma o LED.
Este ejercicio mental tan obvio es el que ha realizado TAG Heuer con el Mikrogirder. Considerando que un volante y una espiral tienen unos límites derivados de su propio principio de funcionamiento, han partido de una hoja en blanco y han inventado un nuevo sistema regulador. Ya no es una espiral la que regula la frecuencia del reloj, ahora se trata de un sistema de “acoplamiento brazo/viga que impulsa y trabaja con un oscilador lineal”. En el video que acompaña este artículo, podéis observar como vibra este elemento, y lo más importante, el muy pequeño ángulo en que lo hace.
Un volante convencional, que llega a oscilar hasta 320 grados, está sometido a diversas influencias externas (temperatura, magnetismo y gravedad) e internas (par de fuerza que recibe del tren de rodaje) que originan que dicha amplitud de oscilación disminuya o aumente. Cuando aumenta respecto a su ideal, el reloj atrasa. Cuando disminuye, el reloj adelanta. Controlar o minimizar este isocronismo, ha sido el caballo de batalla de todas las firmas de relojería mecánica. TAG Heuer afirma que ha eliminado dichos problemas con este nuevo sistema denominado Mikrogirder.
Inicialmente, al escribir este artículo, mi intención era hacer una breve y rápida reseña de esta novedad, ya que uno de nuestros objetivos es que nuestro lectores estén informados de la forma más inmediata posible de las novedades que consideramos significativas en esta apasionante mundo de la relojería mecánica. Lo de breve, evidentemente se me ha ido de las manos, pero creo que de momento no hay que extenderse más en este nuevo principio. Ahora necesitamos un tiempo para analizar este invento, especialmente Jordi en su calidad de ingeniero, para poder redactar un artículo más profundo sin el riesgo de escribir algún disparate.
Solo mencionar que el Mikrogirder está en fase de prototipo, y que por tanto no hace falta que preguntéis en los distribuidores de la marca, porque no está comercialmente disponible. La caja y la esfera que se han utilizado para presentar el Mikrogirder son muy parecidas a las del Mikrotimer presentado hace pocos meses. Lo que si es notorio e innovador (solo conozco un Seiko que así lo implemento en un reloj muy especial) es el emplazamiento de la corona y los pulsadores del cronógrafo, ubicados a las 12 horas. Tampoco tienen mucho sentido extenderse sobre medidas, materiales o colores de la caja y la esfera, ya que si algún día (esperemos que así sea) este Mikrogirder se comercializa, muy probablemente tengan poco que ver con las de este prototipo.
No me cabe duda que este año 2012, con la presentación del TAG Heuer Mikrogirder, ocupará un lugar especial en el “timeline” de la historia de la relojería. No os perdáis el espectacular video que acompaña este artículo, que probablemente os ilustrará mucho mejor este invento que lo que yo sea capaz de escribir. En el que veréis en acción este nuevo principio mecánico, y en el que también veréis (o no) la espeluznante velocidad a la que gira la aguja trotadora del cronógrafo. Porque no lo olvidemos, una cosa es la capacidad de medición y otra, tanto o más compleja, es ser capaz de crear un sistema que permita leer dicha medición, en este caso de 1/2.000ª de segundo. Pues bien, TAG Heuer también lo consigue..