Parece evidente que, por lo menos a nivel global, la crisis no afecta al sector de la relojería de alto nivel. Por lo menos ello se denota de los continuos anuncios de expansión de las plantas productivas de la mayoría de marcas. Ahora es el turno de TAG Heuer, que inaugura su nueva manufactura de Chevenez, en el cantón suizo del Jura cuyo inicio constructivo ya os anunciamos en un artículo de mayo del 2012
Con esta ya son cuatro las manufacturas de TAG Heuer en Suiza, sin contar con recientes adquisiciones de empresas auxiliares como es el caso del fabricante de esferas ArteCad. La nueva manufactura de Chevenez complementará a la de la Chaux-de-Fonds en la producción del 1887, pero además en ella se fabricará un nuevo calibre de cronógrafo; el 1969.
La planta de Chevenez cuenta con 2.600 m2 y albergará a 100 nuevos empleados, lo que eleva a 800 personas la plantilla de TAG Heuer en Suiza. Las previsiones son pasar de los 50.000 movimientos actuales a los 100.000 para el año 2016, lo que implica un crecimiento productivo realmente espectacular.
En el año 2009, TAG Heuer presentó su nuevo calibre 1887. Se trata de un movimiento de cronógrafo integrado, de carga automático y con accionamiento mediante rueda de pilares. Ahora, al unísono con su nueva manufactura, TAG Heuer nos anuncia un nuevo calibre de cronógrafo de denominación 1969. Con la escasa información de la que disponemos de momento, solo aprecio una diferencia en la reserva de marcha, que pasa de las 50 horas del calibre 1887 a las 70 del nuevo 1969.
Se trata de un anuncio algo sorprendente, ya que el 1969 comparte las mimas características que he mencionado del 1887, con lo cual a priori está duplicando dos calibres con la misma estructura y en consecuencia igual destino. Pero si nos adentramos en el fuerte debate que originó el calibre 1887 podemos encontrar la explicación.
Aunque en la presentación del año 2009, inicialmente no lo admitió, la mayoría de especialistas de los medios de comunicación relojeros apreciaron una parecido más que sospechoso del calibre 1887 con el Seiko TC78. Finalmente, al cabo del tiempo, el propio Jean-Christophe Babin, CEO de TAG Heuer, admitió parcialmente la evidencia. Resulta un tanto curiosa la obsesión generalizada en el sector por el oscurantismo en estos temas. Más curioso aún en el caso del calibre 1887 de TAG, ya que anteriormente había anunciado con toda normalidad su alianza con Seiko para la producción de espirales, que también os anunciamos en un artículo de marzo del 2012. Por tanto, resulta absolutamente coherente que dicha colaboración industrial se extienda a otras áreas y no veo motivo para ocultarlo, más teniendo en cuenta que el calibre 1887 se manufactura totalmente en Suiza, con lo que no veo ningún perjuicio en admitir su inspiración foránea.
En fin, tendremos que esperar nuevamente el transcurso del juez inapelable que es el tiempo para ver como termina esta duplicidad de cronógrafos integrados de carga automática. Pero yo apostaría por una progresiva desaparición del calibre 1887 hasta verse totalmente sustituido por el nuevo 1969.
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