Sin lugar a dudas, el Blancpain Fifty Fathoms es uno de los relojes que merecen formar parte de la restringida lista de los guardatiempos más icónicos de la historia de la relojería. Su influencia ha sido clave en la evolución y presente de los relojes de buceo.
Como os avanzamos en el correspondiente artículo sobre las novedades de Blancpain en Baselworld 2013, este año se celebra el 60 aniversario del lanzamiento del Fifty Fathoms. La firma de Le Brassus ha aprovechado esta efeméride para presentarnos el Fifty Fathoms Bathyscaphe, una reinterpretación actualizada del modelo de 1953.
Situación histórica
Una fecha crucial en la historia de Blancpain tuvo lugar cuando Jean-Jacques Fiechter, un enamorado del buceo, tomó el timón de la firma en 1950 comenzando a trabajar en un instrumento fiable y robusto capaz de acompañarlo en una de sus pasiones, el buceo.
En su pensamiento estaba que los relojes de buceo, un género poco desarrollado en la época, debían ser cruciales en la medición de los tiempos de inmersión y la capacidad de cronometrar las diversas operaciones subacuáticas posibles.
Su reconocimiento empezó cuando el Capitán Robert «Bob» Maloubier y el teniente Claude Riffaud, co-fundador de la unidad de élite de los «Nageurs de combat» de la Marina francesa, buscaban un reloj capaz de asegurar su exactitud y la legibilidad durante sus misiones subacuáticas. Como no encuentran en el mercado un modelo que cumpla sus expectativas, presentan el proyecto a Blancpain. Evidentemente, Jean-Jacques Fietcher acepta el desafío de presentarles un reloj de pulsera capaz de resistir la presión de las profundidades y con una garantía de fiabilidad absoluta, que debía ser crucial en la medición de los tiempos de inmersión y la capacidad de cronometrar las diversas operaciones subacuáticas posibles, garantizando la supervivencia de los buceadores.
¿Y de dónde proviene su nombre?. Sabiendo que la unidad tradicional de medición de la profundidad es la «braza» (fathoms en inglés), tiene origen en la técnica utilizada por los marineros consistente en lanzar al mar una cuerda con una plomada hasta el fondo marino, para recuperarla luego contando el número de brazadas. La profundidad máxima alcanzada por los buceadores en esa época era de unas 50 brazas (91,45 metros), por lo que las especificaciones presentadas por la Marina francesa concretaban que el reloj debía ser capaz de acompañar a sus buzos hasta esta profundidad. Un año más tarde, en 1953, Blancpain presenta el resultado: nace el Fifthy Fathoms.
Su lanzamiento presentó una serie de innovaciones que no presentaban los relojes de submarinismo de la época, entre las que se encuentran:
- Introducción de la doble junta tórica para lograr una hermeticidad de casi 100 metros
- Movimiento de carga automática para actuar el mínimo de veces posible sobre la corona
- Primer bisel unidireccional con índices para controlar los tiempos de inmersión y el suministro de aire restante
- Construcción antimagnética para preservar el movimiento
Su uso por parte del cuerpo francés de nadadores de combate y, sobre todo, gracias a Jacques-Ives Cousteau, provocaron que la popularidad del Fifty Fathoms se extendiera al submarinismo civil.
Inspirados en el submarino de exploración abismal del suizo Jacques Picard, los relojes de inmersión Bathyscaphe de Blancpain, nacen a finales de los años 50 con modelos tanto masculinos como femeninos.
Blancpain sufrió en sus carnes la crisis causada por la explosión del cuarzo en la década de los 70, pero el modelo fue recuperado con una edición limitada, y definitivamente resucitado como una colección estable a partir de 2007. Marc Hayek, el nuevo CEO de la marca a partir de 2002, otro gran aficionado al buceo, ha convertido al Fifthy Fathoms en un pilar básico en el resurgir de la marca.
Caja
La primera impresión es que nos encontramos ante un Fifty Fathoms muy alejado del diseño de los modelos más recientes de la colección, retomando las líneas de las primeras ediciones. En la siguiente imagen podéis ver un Fifty Fathoms Bathyscaphe de 1960. Observad la similitud de diseño y proporciones respecto al modelo actual.
Fabricada en acero satinado o titanio «endurecido» mate, la caja presenta unas medidas mucho más contenidas y polivalentes que el resto de modelos de la colección: 43 mm de diámetro y 13,40 mm de espesor. A imagen y semejanza del original, las asas son más angulosas y alargadas, la corona rectangular no presenta ningún protector lateral, y el bisel es más plano y estrecho.
Blancpain ha utilizado la cerámica para la fabricación del bisel, mientras que recurre al Liquidmetal en su escala graduada. Este novedoso material, utilizado dentro de Swatch por primera vez en algunos modelos de Omega y Breguet, es una aleación metálica amorfa caracterizada por una excelente capacidad de resistencia a la deformación, corrosión o desgaste. El conjunto de ambos materiales logra conformar un bisel de gran resistencia frente a los posible arañazos.
Como todo reloj de inmersión, el bisel unidireccional gira fácilmente en sentido antihorario gracias al grip extra que nos facilitan las muescas del flanco situadas a cada minuto. Complementando los índices de minutos, presenta números arábigos a los 15, 30 y 45 minutos, mientras que a los 60 minutos, un rombo con un punto luminiscente en su interior nos permite mejorar la legibilidad de la lectura de los tiempos de inmersión.
Evidentemente, su hermeticidad se sitúa en unos excelentes 300 metros, triplicando sobradamente la cota obtenida por el Fifty Fathoms original.
Esta caja viene complementada con dos posibles opciones, correa de lona o NATO, de colores negro o “caqui”. Ante la duda, me decanto abiertamente por la correa de lona, tanto por su comodidad como por su polivalencia. Su forro interior de caucho es un buen detalle que ayuda a su confort.
Esfera
La esfera con decoración soleil, de diseño ciertamente minimalista, goza de una muy buena legibilidad, una característica imprescindible de todo reloj de buceo. Su color varía según sea el material de la caja. Así pues, con la caja de acero presenta una esfera de color «gris meteoro», mientras que con la caja de titanio pasa a ser de color negro… aunque personalmente, el conjunto perfecto hubiera sido el resultado de combinar el acero y la esfera negra.
Las agujas presentan un diseño rectangular de inspiración vintage, siendo la horaria más ancha y corta que la minutera. Ambas presentan una pequeña prolongación en su parte superior que mejora la precisión y rapidez de lectura. Sus formas geométricas implican que la superficie recubierta con material luminiscente sea considerable, lo que repercute en una excelente legibilidad bajo las malas condiciones de visibilidad submarina.
Junto a ellas, también en posición central encontramos la aguja segundera de tipo bastón. A dos tercios de su longitud, implementa un círculo del mismo tamaño que los índices relleno de material luminiscente que actúa como garantía de que el mecanismo del reloj sigue funcionando. Resulta un elemento imprescindible para asegurar que el submarinista puede seguir confiando en las indicaciones de su reloj. Su longitud es perfecta, llegando hasta el límite de la esfera y cubriendo los índices de su minimalista escala perimetral de segundos.
En su tercio superior pintado en rojo encontramos la única concesión al color que encontramos en este reloj que podríamos catalogar como monocromático, un discreto detalle a mi parecer muy acertado.
Índices aplicados circulares de oro blanco ocupan las posiciones horarias, excepto las posiciones de las 3, 6, 9 y 12 horas, en que los índices son rectangulares. Lástima que la incidencia de la luz en esas pequeñas superficies, bajo ciertas condiciones crea un exceso de reflejos que pueden llegar a ser molestos.
Entre las 4 y las 5 horas encontramos la ventana rectangular de fecha que acompaña las leyendas transferidas: bajo las 12 horas, el logo de Blancpain, el nombre de la marca y el inequívoco Fifty Fathoms con su típica tipografía de época. Sobre las seis horas, implementa la denominación de esta edición: «bathyscaphe».
Calibre
El calibre sigue siendo el mismo que anima algunos modelos de la actual colección, el calibre automático 1315, que nos ofrece unas fabulosas 120 horas de reserva de marcha conseguidas gracias a sus tres barriletes colocados en serie, a la vez que consigue una entrega muy regular del par.
Aprovechando la capacidad en I+D y las sinergias del Grupo Swatch, implementa una espiral de silicio para evitar los efectos potencialmente perturbadores de los campos magnéticos. Formado por 227 componentes y 35 rubíes, late a una frecuencia de 28.800 alternancias por hora.
Visible desde la trasera de zafiro, los acabados de este calibre pueden parecer decepcionantes a primera vista, pero tras una inspección más cercana, uno se da cuenta de su finura en el diseño y ejecución: biselado, perlado, soleil y satinado cepillado circular hablan con claridad de su alto nivel. El rotor tiene un diseño totalmente diferente, con un acabado granallado que le confiere un tono grisáceo mate que no desentona con el cariz deportivo del reloj.
Conclusiones y valoración
La primera vez que vimos el reloj en las vitrinas de Blancpain en Baselworld, su diseño tan diferente al típico de los Fifty Fathoms actuales nos impactó. Al principio teníamos nuestras dudas por su falta de asociación visual inmediata con la marca, pero cuando lo tuvimos en nuestras manos, éstas se desvanecieron: el nuevo Bathyscaphe es todo un acierto por parte de Blancpain.
Una caja de medidas muy correctas encierra una esfera nítida y bastante minimalista, con los elementos imprescindibles y de proporciones idóneas de cara a conseguir una perfecta legibilidad. El contraste de índices, agujas y marcadores sobre la esfera es perfecto, especialmente en el dial de color negro. El bisel de cerámica y Liquidmetal ayuda enormemente a preservar la buena integridad del reloj con el paso del tiempo.
Y si a un buen diseño exterior le acompaña un calibre robusto con una muy buena reserva de marcha de 120 horas y con espiral de silicio, el resultado sólo puede ser el de un reloj totalmente recomendable tanto como pieza deportiva complementaria o como único reloj, por su comodidad y polivalencia.
Personalmente, ya que el titanio no es un metal por el que sienta demasiado aprecio, recomiendo la versión en acero y una correa de lona negra… aunque con un brazalete de acero sería perfecto. Con un precio cercano a los 8.000 euros, ofrece como una opción muy apetecible en el duro y competitivo mercado de los “divers”. Le auguramos un éxito asegurado, ya sea atrayendo a nuevos compradores de la marca, como a aquellos que ya posean un Fifty Fathoms gracias a un diseño muy diferencial dentro de la colección.