Y es que MB&F con la presentación de su segundo guardatiempos de la saga Legacy Machine no sólo desmiente el célebre dicho que reza que segundas partes nunca fueron buenas sino que, literalmente, lo ridiculiza. De hecho, probablemente bastaría con dejaros toda la colección de imágenes y zooms sobre esta belleza mecánica para que disfrutarais de ella, con calma, sin palabras que interrumpieran su contemplación. Pero hay mucho que contar sobre esta, la nueva creación de Maximilian Büsser, en la que como sucedió con el Legacy Machine Nº1, ha contado con la inestimable colaboración de Jean-François Mojon y Kari Voutilainen en el desarrollo y acabado del calibre albergado.
Tres celebridades de la historia de la relojería, Breguet, Berthoud y Janvier, han sido en esta ocasión la inspiración en el concepto del LM2. Todos ellos coetáneos del siglo XVIII, tuvieron en común la particularidad de crear guardatiempos, tanto de pared como de pulsera, equipados con dos órganos reguladores. Por aquella época, tal práctica era debida única y exclusivamente a la necesidad de conseguir una elevada precisión en la marcha de los relojes, dado que las tolerancias en las mecanizaciones de los componentes y la calidad de los aceites lubricantes no era la adecuada por sí sola para conseguir este objetivo. Aunque no sea este el apartado idóneo ya que lo abordaremos con más detalle en las próximas líneas, sí merece la pena hacer la anotación del rasgo mecánico diferencial existente entre las creaciones de estos tres maestros relojeros y el nuevo LM2: mientras que en el caso de los primeros la regulación media de ambos volantes proporcionada por el diferencial se transmitía a dos trenes de engranajes independientes, en el caso del LM2 se transmite a un único tren.
El nuevo Legacy Machine se presenta en una caja de forma redonda, construida por un total de 45 componentes, análoga a la de su predecesor con un diámetro de 44 mm y un espesor de 20 mm. Aunque sin lugar a dudas la altura de esta caja es considerable, hay que observar necesariamente que un elevado porcentaje de este valor es debido al espectacular cristal de zafiro abovedado que la culmina. Tres son los materiales escogidos y que darán luz a tres versiones distintas de este guardatiempos: oro blanco, oro rosa y platino 950. En tanto que los modelos en oro de 18K serán de producción convencional, el correspondiente a la caja de platino responderá a una Edición Limitada a 18 piezas cuyo principal elemento diferenciador recaerá sobre el color azul del dial. No obstante, y como sabréis los aficionados a MB&F, que las versiones en oro se presenten como regulares no implica, bajo ningún concepto, que el número de unidades que se manufacturen de cada una de ellas vaya a ser, ni mucho menos, cercano a la centena.
Se podría decir que la esfera del LM2 invierte los elementos existentes de su predecesor. Donde antes se ubicaba el volante suspendido sobre el dial encontramos ahora la subesfera responsable de la sola indicación de horas de minutos. Esta subesfera, portadora de las únicas lecturas que proporciona el reloj, es idéntica a la implementada en el LM1. Prescindiendo de tornillos de sujeción para no romper la armonía de su visión, presenta un fondo blanco esmaltado constituido por varias capas aplicadas y horneadas una a una. Sobre ella, y en su anillo exterior, doce numerales romanos esmaltados en negro son los responsables de representar las posiciones horarias, mientras que unos discretos índices en forma de punto, del mismo color y material, ocupan los intérvalos correspondientes a los minutos. También las agujas del LM2, ligeramente curvadas para seguir la curvatura convexa del subdial, heredan las características del modelo progenitor de la serie, ambas con las dimensiones justas y adecuadas, manufacturadas en oro azulado.
Siguiendo con la comparación, en el lugar donde antes se albergaban los dos diales subsidiarios encargados de informar de los dos husos horarios que proporcionaba el LM1, ahora, majestuosos, se levantan soportados por sendos puentes de igual morfología los dos órganos reguladores. Ambos volantes tienen un diámetro de 11 mm y están equipados con cuatro tornillos de ajuste cada uno y espirales del tipo Breguet. Las distancias entre los distintos elementos de los órganos reguladores han sido meticulosamente estudiadas y calculadas con el objeto de evitar el fenómeno de la resonancia que, aunque base del funcionamiento de ciertas creaciones como el impresionante Chronomètre à Résonance de F.P. Journe, tendría en este caso particular efectos nocivos en la regulación del mecanismo. Por el momento, no he tenido la ocasión de poder disfrutar de esta nueva pieza en vivo, pero únicamente recordando la experiencia vivida con el LM1, puedo hacerme una idea de las sensaciones que esta maravilla puede despertar. Sea como sea, el próximo mes de enero tendremos la oportunidad de comprobarlo.
Finalmente, a las 6, el anterior y espectacular indicador de reserva de marcha, deja su espacio al diferencial planetario, protagonista principal de este guardatiempos. Soportado por un puente de dos brazos con un acabado pulido a espejo, este diferencial ocupa la práctica totalidad del hemisferio sur del LM2. Las funciones de este complejo mecanismo formado por tres ruedas y cinco piñones son la transmisión de energía a cada uno de los órganos de regulación, recepción de la frecuencia individual de cada uno de los volantes y, finalmente, entrega de la energía media resultante al único tren de engranajes existente en el mecanismo.
No es habitual que, en las notas de prensa, se facilite información a nivel de funcionamiento de los calibres albergados por los guardatiempos presentados. No obstante, en este caso, pensé que podría ser interesante para muchos de vosotros el conocer aunque fuera de manera aproximada el funcionamiento de un diferencial planetario en relojería. Como siempre, Charris Yadigaroglou, Jefe de Marketing y Comunicación de MB&F, respondió amablemente a mis preguntas y, gracias a ello, puedo exponeros las siguientes líneas.
En el esquema representado en la imagen superior, cortesía de Charris, podemos diferenciar cinco módulos distintos que funcionan de manera complementaria. En primer lugar y coloreado en verde aparece el barrilete único del calibre encargado de almacenar la energía para el funcionamiento del guardatiempos. Por debajo de este, en gris y rodeado por la rueda dentada en color amarillo, disponemos del diferencial planetario que, en la primera de sus funciones, es el encargado de suministrar la energía a los dos trenes de engranajes situados a izquierda (rosa) y amarillo (derecha). En este esquema se puede apreciar perfectamente la típica distribución de un tren de engranajes en cualquiera de ambos lados: la primera de las ruedas a ambos lados del diferencial, la que está en contacto directo con este, responde a la rueda central, la siguiente es la tercera rueda, la cuarta o rueda de los segundos y, finalmente, en la parte superior del esquema, podemos observar ambas ruedas de escape que, en el dial del reloj, se manifiestan en los dos órganos reguladores. Cada uno de estos dos órganos reguladores late a su propio ritmo, ambos a la frecuencia de 2,5 Hz, pero no necesariamente sincronizados en su movimiento.
En función de la regulación de ambos volantes, las ruedas de ambos trenes de engranajes giran del mismo modo en el que lo haría un tren convencional (ver apartado de técnica para más información). Este ratio de giro llega de nuevo hasta la rueda central de ambos trenes para desembocar ambas al diferencial que, en la segunda de sus funciones, transmitirá el valor promedio de ambos inputs al tren de engranajes principal del reloj (en azul) que es el encargado de portar las agujas de horas y minutos del dial.
Como os comentaba al principio del artículo, el calibre que late en el interior de este Legacy Machine Nº2 se ha desarrollado bajo la supervisión de Jean-François Mojon siguiendo las especificaciones de MB&F y sus acabados a mano, que le confieren un carácter fiel a los orígenes que evoca son obra del relojero independiente Kari Voutilainen. Como ya sucedió en el primogénito de la serie los nombres de ambos maestros aparecen grabados en el fondo del guardatiempos.
Latiendo a una frecuencia de 18.000 alternancias por hora (2,5 Hz) en clara alegoría a los relojes de bolsillo de época que tanto fascinan a Maximilian Büsser, la reserva de marcha tiene un valor de 45 horas suministradas por un único barrilete que se remonta manualmente. El total de componentes que integran este movimiento es de 241 con un total de 41 rubíes.
El conjunto se completa con una correa de piel de cocodrilo cosida a mano, con cierre de tipo ardillón manufacturado en el material coincidente con el de la caja de cada una de las versiones, e decir, oro blanco, oro rosa o platino.
Una vez más, MB&F sorprende al mundo de la Alta Relojería con una pieza exquisita y obra maestra de la micromecánica, evocando épocas pasadas pero, sin lugar a dudas, imprimiéndole cierto aire vanguardista en un concepto cuyo resultado es realmente asombroso.
Aunque ya os dejábamos el video producido por MB&F en el que se puede observar el nuevo LM2 en funcionamiento en el artículo de presentación de la pieza, permitidme que vuelva a incluirlo en este artículo de test. Ciertamente, no tiene desperdicio.