Que Nomos Glashütte es una marca que me fascina no es ningún secreto para los que nos leéis habitualmente. Por ello, cuando Florian M. Langenbucher, Relaciones Públicas Internacionales de la firma germana, me propuso realizar una prueba en condiciones reales de uno de sus relojes no dudé en aceptar de inmediato. Tampoco tenía dudas que el reloj debía ser el Tangente Neomatic, el gran icono de la manufactura de Glashütte.
Un poco de historia
Nomos Glashütte es una firma muy joven en la relojería mecánica, un sector en el que la antigüedad se mide por siglos. Todo se inició en 1990, cuando Roland Schwertner fundó la marca Nomos en la localidad de Glashütte. La elección de esta ciudad no tiene nada de aleatorio ya que en ella se concentran la práctica totalidad de las firmas relojeras alemanas de alta gama.
La filosofía con la que se creó la marca se base en dos pilares fundamentales. El primero es aplicar un diseño tipo Bauhaus llevado al extremo. El segundo es desarrollar y fabricar sus movimientos internamente, algo inaudito en relojes de este precio. En 1991 se presentaron los cuatro primeros relojes de Nomos, que con el tiempo se convertirían en colecciones: Ludwig, Orion, Tetra y Tangente, todos ellos creados por la diseñadora Suzzane Gunther. De todos ellos, fue el Tangente el que se convirtió de inmediato en el símbolo de Nomos Glashütte.
La ergonomía del Nomos Tangente Neomatic
La ergonomía es un aspecto fundamental en un reloj de pulsera. Un reloj nos puede fascinar estéticamente pero si nos resulta incómodo se convertirá en un suplicio y acabaremos vendiéndolo. Cierto es que la comodidad de un reloj no es universal ya que puede cambiar mucho en función de las características físicas de cada persona. Incluso puede diferir por los hábitos de cada usuario, básicamente entre a los que les gusta vestir el reloj muy ceñido y los que prefieren llevarlo muy suelto.
A pesar de estas variables, hay una serie de parámetros que, por regla general, determinan si un reloj será o no cómodo de llevar. Las más importantes de estas variables son el diámetro y especialmente el grosor de la caja. También puede ser trascendental la geometría de dicha caja, especialmente la de su fondo y sus asas.
Centrándonos en el Tangente Neomatic, el diámetro de su caja es de 38,5 mm y su grosor de 6,9 mm. Hay que puntualizar que Nomos ofrece el Tangente Neomatic en tres tamaños distintos. El diámetro original de 35 mm, que otorgó a este reloj su condición de unisex, un diámetro reducido, de 32 milímetros, claramente destinado al público femenino y finalmente, el tamaño del reloj de este ensayo, de 38,5 milímetros, a priori enfocado en el público masculino, pero que puede perfectamente considerarse como unisex.
Este diámetro de 38,5 milímetros garantizan que en teoría el reloj será cómodo ya que no sobresaldrá por los laterales de la muñeca, aunque esta sea muy delgada. La mía mide 18 mm de diámetro y el tamaño del Tangente Neomatic me ha resultado perfecto.
Entramos en el grosor de la caja del reloj, la métrica que más influye en la ergonomía de un reloj. El del Tangente Neomatic es de tan solo 6,9 mm, una delgadez excepcional si tenemos en cuenta que estamos ante un reloj de carga automática, cuyo rotor incrementa notablemente la altura del movimiento.
El carácter delgado de un reloj de pulsera es fundamental si queremos utilizarlo vistiendo un traje (o americana) y una camisa formal de manga larga. El motivo es evidente; debe caber por debajo del puño de la camisa. Si no es así, no nos quedará otro remedio que hacernos las camisas «a medida», con un puño de un diámetro superior al otro.
Aparte de la ergonomía, el grosor del reloj también influye en la elegancia del reloj, un aspecto fundamental en un reloj de corte clásico. Precisamente por ello, optimizar la delgadez de cualquier reloj siempre ha sido una norma no escrita que caracterizaba a las grandes firma históricas de la relojería mecánica. Desarrollar un reloj mecánico muy fino y mantener su fiabilidad es lo que dificulta enormemente este objetivo. Lo que inevitablemente implica es un incremento notable de costes y por ello queda reservado a las marcas más elitistas.
Aquí es donde debo cambiar el tiempo verbal de «queda» por «quedaba», ya que Nomos ha roto esta regla, ofreciendo relojes mecánicos con una delgadez inverosímil a un precio tanto o más inverosímil. Insisto mucho en la delgadez de los relojes Nomos, pero es un factor fundamental en su ADN, que además prácticamente elimina cualquier competencia.
Nomos ha elegido el acero como material básico para fabricar la caja del Tangente Neomatic. Su geometría es totalmente Bauhaus, con una forma que se podría calificar de «tambor», basada en superficies verticales planas, ángulos rectos y un bisel casi invisible dada su delgadez. La hermeticidad que garantiza es de 5 atmósferas, un dato que, muy acertadamente, Nomos describe como «apta para la ducha», una definición mucho más realista que los 50 metros de profundidad que dirían la mayoría de marcas,
Tanto en el anverso como en el reverso de la caja, Nomos ha implementado cristal de zafiro el mejor material para elaborar estos elementos, con una dureza que le convierte en prácticamente irrayable.
No podemos finalizar el apartado referente a la ergonomía del Nomos Tangente Neomatic sin mencionar su sistema de sujeción a la muñeca de su propietario. En este caso nos encontramos ante la clásica correa de piel equipada con un cierre tipo ardillón.
Nop obstante, es importante mencionar que no estamos ante una correa cualquiera ya que está realizada con piel Horween Cordovan Genuine Shell. Horween es una prestigiosa curtiduría de piel estadounidense, fundada en 1905 en Chicago, que produce el famoso Cordovan Genuine Shell, un tipo especial de curtido de una zona muy concreta de la piel de caballo. Esta piel está considerada como una de las mejores del mundo en aplicaciones a productos de la gama más alta, ya sean zapatos o correas de reloj.
No puedo opinar definitivamente de comodidad porque la piel necesita bastante tiempo para «domarse» y adaptarse a la forma de la muñeca, pero aun sin adaptar, no percibí ningún tipo de incomodidad o rigidez. Su grosor es considerable y la calidad se percibe de inmediato. Una vez más estamos ante el «milagro Nomos», ya que es sorprendente que pueda equipar relojes de precio tan moedrado con una correa de este nivel de calidad.
La esfera del Tangente Neomatic
Nos adentramos en la esfera del Tangente Neomatic. Para este ensayo elegí la versión «gris platino», una de las más recientes de este reloj, que debe su nombre a la elegante tonalidad grisácea del fondo de su esfera. Nomos ofrece diversas versiones de tono de esfera para el Tangente Neomatic y, como siempre ocurre, la elección será una cuestión subjetiva condicionada a los gustos personales de cada comprador.
No obstante, hay una serie de parámetros comunes a todas las versiones. Nuevamente, la base de su diseño es 100% Bauhaus, donde la función, en este caso la legibilidad, no se ve condicionada nunca por la forma. En consecuencia, todo está diseñado para ofrecer una legibilidad óptima. Para ello, este Tangente se limita a las indicaciones imprescindibles en un reloj: horas, minutos y segundos, lo que beneficia directamente al nitidez de la esfera. El gran mérito es que Nomos ha sido capaz de aunar esta simplicidad con un diseño estético fuertemente personal, que genera que un Tangente sea inmediatamente reconocible.
Todo este carácter se basa en los índices horarios, que alterna cinco números árabes de una tipografía muy concreta con seis marcadores tipo bastón. Unicamente se prescinde del índice correspondiente a las 6 horas, ya que esta zona está ocupada por el pequeño segundero. En cuanto a acabados, encontramos en siempre atractivo arenado en el fondo de la esfera y una elegante decoración circular en la superficie del pequeño segundero.
En definitiva, estamos ante una esfera sumamente legible, discreta y elegante. Estas son cualidades comunes a cualquier elemento del Tangente Neomatic y son las que le conceden su enorme personalidad y atractivo.
El alma del Tangente Neomatic
El movimiento es el elemento más importante de un reloj, ya que lo condiciona prácticamente todo. En sus inicios, Nomos recurría a ébauches (movimientos despiezados sin montar) de terceras firmas especializadas en producir y surtir movimientos mecánicos a otras marcas relojeras. También desde un inicio, Nomos personalizaba, cada vez más, estos movimientos.
Todo dió un giro en el año 2005, cuando Nomos lanzó el Tangomat, su primer movimiento producido completamente de forma interna. Desde entonces, Nomos no ha cesado de desarrollar calibres propios. El que equipa el Tangente Neomatic es el calibre DUW 3001, el décimo movimiento producido internamente y uno de los más modernos de esta manufactura alemana.
Se trata de un movimiento de carga automática cuyo volante oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y genera una reserva de marcha de 43 horas. Su corazón es el escape, de diseño y producción propia, «swing system», el elemento del que depende principalmente la precisión de un reloj mecánico. Su altura es de tan solo 3,2 milímetros, una finura que es la máxima responsable de la delgadez del Tangente Neomatic.
Para la prueba cronométrica del Tangernte Neomatic he elegido el método más racional; hacer lo mismo que con cualquiera de mis relojes. Lo llevo en la muñeca un tiempo aleatorio y lo dejo descansar en las posiciones más lógicas: esfera arriba, corona arriba y corona abajo. Después de 7 días, el Nomos Tangente Neomatic experimentó una variación total de +12,5 segundos, lo que equivale a + 1,79 segundos diarios, una cifra extraordinaria. Como ya sabéis, estas cifras no son extrapolables de forma genérica ya que pueden variar en función de múltiples parámetros, como son los hábitos de cada persona, su nivel de actividad y la posición habitual de descanso nocturno del reloj. A pesar de estos condicionantes, las cifras de estas mediciones denotan que Nomos se toma muy en serio la cronometría.
Los acabados de los componentes del calibre DUW 3001 son excelentes, mucho mejores de lo esperado en un movimiento que equipa un reloj de precio tan contenido. Al observarlo, tanto técnica como estéticamente, destaca el doble puente de volante, una arquitectura típica de la gran relojería germana. Evidentemente, los acabados no llegan al nivel del de los movimientos de Patek Philippe, Breguet, A. Lange & Söhne o Vacheron Constantin, por poner ejemplos de firmas que se ubican en la cima de la pirámide relojera, pero el precio de los relojes equivalentes de dichas firmas es entre 8 y 10 veces superior al del Tangente.
Nomos Tangente Neomatic; conclusiones
Tenía claro que probablemente mis conclusiones del Tangente Neomatic serían positivas incluso antes de iniciar la prueba. Es lo lógico dada la especial empatía que he experimentado siempre por esta manufactura de Glashütte. Pero, siendo totalmente objetivo, por mucho que lo medite, me resulta prácticamente imposible imaginar algo que cambiaría en este Tangente. De ahí, lo que he escrito en el título de este artículo; las sensaciones se confirman.
Creo que con esto está todo dicho. Tampoco se me ocurre ninguna alternativa por este precio. Si buscáis un reloj mecánico de prestigio, elegante, versátil, icónico y con un magnífico nivel de calidad, el Nomos Tangente es la opción perfecta. Evidentemente, si queremos practicar actividades deportivas y/o acuáticas, es aconsejable alternarlo con otro reloj de carácter específicamente deportivo.
El Nomos Tangente Neomatic se entrega con un elegante y práctico estuche de piel que incluso podemos utilizar para viajes. Finalmente, solo queda desvelar el precio del que tanto he hablado en este artículo; 2.780 €. Una cifra increíblemente contenida para todo lo que ofrece.