En 1946, Hans Wilsdorf, fundador visionario de la Rolex Watch Company, decidió producir una nueva marca de relojes que ofreciera la fiabilidad de Rolex pero a un precio más modesto. Esta decisión innovadora marcó el nacimiento de la marca Tudor, cuya colección actual se basa en la herencia de la firma, una indudable destreza técnica y un agudo sentido del estilo.
Desde su origen, la cultura relojera de Tudor ha otorgado el protagonismo a la calidad de sus productos y a la experiencia de quienes llevan el reloj. Históricamente, los relojes Tudor siempre han utilizado movimientos de proveedores suizos a los que exigía una fiabilidad y una precisión impecables. Desde 2015, la creación de los nuevos movimientos manufactura de Tudor se rige por estas mismas exigencias, con el objeto de que los productos de la marca ofrezcan un rendimiento sin precedentes.
Su catálogo incluye tres colecciones de referencia, dos de ellas basadas en los relojes de submarinismo creados por Tudor a partir de 1954: los Heritage Black Bay, con una imagen más vintage, y los Pélagos, un magnífico ejemplo de reloj-instrumento de estética más actual. A ellos se les unen los North Flag, inspirados en las exploraciones árticas de mediados de siglo.