Las principales novedades que Tudor nos ha presentado en el Watches & Wonders han sido los Black Bay Chrono «panda» y los espectaculares Black Bay Fifty-Eight en cajas de oro o plata. Pero el 2021 de la firma de la rosa no se ha parado ahí; si el mes pasado lanzó el precioso Black Bay Ceramic, ahora es el turno de una pieza completamente opuesta a su oscuridad absoluta, el Black Bay Fifty-Eight Bronze, Este diver de look vintage y tamaño discreto es la primera edición Boutique de Tudor, y además no sólo utiliza este náutico metal para la caja, sino también para su brazalete.
Full Bronze
Presentado en el popular tamaño de caja de 39 mm de diámetro y 11,90 mm de grosor, el Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze suma un brazalete de bronce para elevarlo a la máxima potencia. La forma también es la misma, con la distintiva corona sobredimensionada y desprotegida y las asas biseladas, ambos elementos característicos de los relojes de buceo de los años 50 y 60 del Grupo Rolex. Como no podía ser de otra forma, mantiene el cristal de zafiro abovedado y una hermeticidad de 200 metros.
El abrumador protagonismo de esta aleación de cobre y estaño se combina con el color marrón de la esfera y del bisel, dando como resultado una imagen cálida que se amolda a la perfección con su inspiración vintage. El material en sí es un metal vivo, una aleación de bronce de aluminio utilizada especialmente en ingeniería naval para piezas sumergidas altamente resistentes a la corrosión, como las hélices.
Con el paso del tiempo, el bronce desarrolla una sutil pátina única que lo protege de la oxidación interna, por lo que cada reloj irá evolucionando según las condiciones de uso y de su propietario. Para algunos, es precisamente esta pátina la que confiere al reloj su personalidad, forjada con el paso de los años. Pero para otros, aquellos que prefieren mantener el reloj impoluto y con el mismo acabado satinado homogéneo que luce recién estrenado, puede ser un tormento. Según afirma la marca, «se presenta en acabados totalmente satinados que aseguran una evolución homogénea de la pátina».
Cómo se fabrican los relojes de bronce Tudor
La aleación de bronce de aluminio utilizada por Tudor se convierte en barras, que a su vez se cortan en varillas, pequeños cilindros de material de pocos centímetros de largo. Entonces, las varillas se calientan a una temperatura alta antes de prensarlas individualmente, mientras están calientes, con una prensa que aplica una presión de muchas toneladas. Con esta única operación, este cilindro de materia prima, en cuanto sale del horno, adopta la forma en bruto de la caja media del reloj.
A partir de aquí, hacen falta nada menos que 40 pasos adicionales para obtener una caja de bronce lista para su montaje. Con sucesivos procesos a máquina, se crea la forma final y se elaboran las partes funcionales de la caja, como el roscado o el perforado, así como los acabados, o los pasos necesarios para dar a las superficies su aspecto final, que pueden aplicarse a máquina o a mano. El hecho de que el bronce sea un material cuyo aspecto evoluciona rápido en función de su entorno complica aún más el proceso, por lo que todas estas operaciones de fabricación, así como el montaje y las pruebas finales del Black Bay Fifty-Eight Bronze, se llevan a cabo con un cuidado exquisito. Todas las manipulaciones se hacen usando guantes y siguiendo un proceso de trabajo específico, especialmente las pruebas de hermeticidad, entre las que cada reloj se seca por completo a fin de conservar su aspecto nuevo no patinado.
Esfera degradada
Para acentuar todavía más su carácter histótico, Tudor suma un degradado a la esfera abobedada, de forma que se va oscureciendo concéntricamente conforma nos alejamos del eje central. Del mismo modo que los anteriores modelos de bronce de Tudor (Black Bay en 43 mm, del 2016), los índices a las 3, 6 y 9 horas son reemplazados por numerales árabes aplicados. Completados por las manecilla snowflake, grandes índices de tipo dot y el tradicional triángulo invertido a las 12 horas, todos ellos son de color dorado e implementan Super-LumiNova.
En el interior de la caja no hay ninguna sorpresa, ya que encontramos el mismo movimiento que otros modelos de esta subcolección: el calibre MT5400 un mecanismo de remonte automático con 70 horas de reserva de marcha, espiral de silicio y una precisión certificada por el COSC. De hecho, su rendimiento supera sus estándares, ya que aunque el COSC permite una variación media de entre -4 y +6 segundos por día analizando únicamente el movimiento sin la caja, Tudor la rebaja a entre -2 y +4 segundos cuando está completamente ensamblado.
Al brazalete macizo de bronce cepillado y remachado, Tudor le suma una correa de tela tejida de bronce marrón con una hebilla de bronce, probablemente anticipando el hecho de que, al menos para algunos, el peso del armis puede llegar a ser un poco excesivo para un uso prolongado. Sin embargo y para lograr la máxima comodidad de uso, esta vez disponemos del microajuste T-Fit, que permitirá adaptar instantáneamente y sin herramientas la longitud del brazalete en cinco posiciones diferentes hasta 8 milímetros en total, compensando así la dilatación o contracción de nuestra muñeca como resultado de una multitud de factores como la temperatura, la humedad, el ejercicio, etc.
El Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze tiene un precio de 4.250 € y únicamente se venderá a través de las 50 boutiques que Tudor tiene repartidas por el mundo.