Reconozco de antemano que, en general, los diseños de Ulysse Nardin no siempre acostumbran a ser santo de mi devoción. Por ello celebro que este nuevo Skeleton Tourbillon Manufacture, que nos presenta la prestigiosa firma de Le Locle, sea una excepción a esta norma subjetiva.
Se trata de un reloj de carga manual con volante tourbillon y con estructura esqueletizada, que tiene por una de sus grandes virtudes la capacidad de indicarnos el tiempo con relativa exactitud. Se que esta afirmación puede parecer cuanto menos «rara» ya que se supone que cualquier reloj nos mostrará como mínimo el tiempo, pero lamentablemente no siempre es así.
En los últimos años el casi olvidado reloj esqueleto parece haber renacido con tremenda fuerza, hasta el punto de que hoy en día pocas son las firmas de Alta Relojería no cuentan con uno o más modelos en su catálogo con esta complicación. La finalidad es conseguir la máxima visibilidad de las piezas que componen el movimiento a través de la esfera. Para ello se reducen al máximo los puentes que sirven de base de sujeción de los componentes y se decoran profusamente mediante grabado, aunque esta última fase es menos habitual en los relojes esqueleto mas recientes, como es el caso de este Skeleton Tourbillon.
Al igual que los relojes que recurren a los «Métiers d’Art», lo relojes esqueleto tratan de que que nada distraiga ni perturbe la atención sobre la esfera. Para ello, con demasiada frecuencia llegan al punto de obviar cualquier tipo de índice, con lo que tenemos un reloj artísticamente maravilloso en el cual no podemos leer el tiempo ya que las agujas apuntan a ninguna parte. La solución de Ulysse Nardin es simple y lógica, al implantar los índices horarios en un fino bisel interno realizado en el mismo metal precioso que la caja. De este modo no perjudica la visión del esqueletizado, al tiempo que ofrece una lectura del tiempo aceptable.
Además de su vertiente artística, este Skeleton Tourbillon Manufacture aporta todo un arsenal técnico en pos de la máxima precisión. Desde el regulador tourbillon, hasta su rueda de escape, áncora y espiral realizadas en silicio. La reserva de marcha es de 170 horas, una cifra realmente asombrosa tratándose de un reloj con tourbillon, debido a la gran energía que consume esta complicación. El responsable de ello es el enorme barrilete que podemos observar ubicado a las 12 horas, aunque este logro tiene cierto truco, ya que la frecuencia de oscilación de su volante es de tan solo 18.000 alternancias por hora.
En definitiva, Ulysse Nardin nos presenta un reloj tourbillon esqueleto sumamente atractivo, tanto desde el punto de vista estético como del técnico, que se emite en serie limitada a 200 ejemplares en oro rosa y 200 en oro blanco, unas cifras contenidas, pero no tanto para obligarnos a correr para no quedarnos sin uno de estos relojes.