Vacheron Constantin Fiftysix – conclusiones
Cada uno de los tres relojes que inicialmente conforman la nueva colección Fiftysix de Vacheron Constantin es sumamente atractivo. Sus acertadas dimensiones, el refinado diseño y el perfecto acabado de cada uno de sus componentes no dejan lugar a dudas de que son relojes Vacheron de pies a cabeza.
Su estética, de carácter clásico pero con algunos toques contemporáneos, les sitúa mucho más cerca de los Quai de L’Ile que de los Patrimony o Traditionnelle, lo que también les confiere una versatilidad estética superior a ellos.
Pero, la conclusión debe pasar necesariamente por la opción de acero en sus cajas y por el precio de venta, dos aspectos en los que vacheron Constantin ha roto moldes. Como ya he comentado inicialmente, hasta ahora la única opción para adquirir un Vacheron de acero era acudir a los Overseas o a las recientes versiones del Quai de L’Ile básico, una colección esta última, altamente innovadora pero que por motivos misteriosos no ha tenido en el mercado la notoriedad esperada.
Vacheron ya realizó un gran esfuerzo ofreciendo el Quai de L’Ile «solo hora» en acero por 15.900 euros, mucho menos que los 21.100 del Overseas equivalente, también en acero, que hasta entonces era la puerta de entrada al universo Vacheron Constantin. Pero nadie considera al Quai de L’Ille como el típico reloj de corte clásico, una percepción que sí se producirá con el Fiftysix, un reloj que además ensancha el acceso a dicha puerta de entrada de forma radical.
Siempre he defendido que un guardatiempo de Alta Relojería no debería excluir el acero en su caja, un metal que aporta muchas más ventajas que cualquier metal noble. Por tanto, es indiscutible que todo son buenas noticias para los aficionados a la relojería mecánica del más alto nivel. No me cabe duda de que muchos sueños inalcanzables se van a convertir en realidades alcanzables. También es más que probable que el Fiftysix cree una auténtica carnicería entre las marcas situadas en el segundo escalón de la excelencia, que a buen seguro no están precisamente felices con este lanzamiento de Vacheron.
Hasta aquí, todo es indudablemente positivo, pero no puedo finalizar sin plasmar una duda de carácter estratégico-filosófico que me asoló desde la presentación de los Fiftysix. Siempre clasificamos las marcas, no solamente las relojeras, por un estatus que viene marcado por su precio de entrada. Traducido a la Alta Relojería clásica, el parámetro comúnmente aceptado es que para adquirir uno de ellos hay que desembolsar una cantidad que difícilmente bajará de los 25.000 euros.
En consecuencia, es inevitable que me asalte la siguiente duda ¿Mantendrá Vacheron Constantin en el mercado su estatus de marca exclusiva de élite, merecidamente ganado a lo largo de casi tres siglos?. Por el bien del sector esperemos que sí.