Fiftysix: la jugada decisiva de Vacheron Constantin
Vacheron Constantin ha sorprendido a todo el sector relojero con el lanzamiento de su nueva colección FIFTYSIX en el reciente SIHH, unos relojes que darán mucho que hablar y que pueden hacer tambalear los cimientos del sector.
Si una novedad ha sorprendido en el SIHH 2018 a toda la prensa y la industria, esta ha sido sin duda la nueva colección Fiftysix de Vacheron Constantin. Que una marca del nivel de Vacheron presente una nueva colección ya es de por sí un acontecimiento, pero lo que ha motivado el revuelo es un detalle ligado a ella. La Fiftysix es una colección de relojes de carácter clásico que se ofrecen con caja de acero.
Esta es la clave del revuelo; el acero. Después de siglos de historia de relojería, se había mantenido hasta ahora una norma no escrita por la cual las firmas históricas más prestigiosas solo ofrecían sus relojes de estilo clásico con caja realizada en oro o en platino. Este grupo de marcas, cuyos claros representantes son Patek Philippe, Vacheron Constantin, Audemars Piguet, Breguet y Lange & Söhne también ofrecen (salvo Lange) relojes de acero, pero solo dentro de sus colecciones deportivas, cuyos nombres se han convertido en legendarios: Nautilus, Overseas, Royal Oak y Type XX. La clave del asunto está en que para adquirir un reloj clásico de cualquiera de ellas hay que desembolsar una cantidad mínima que ronda los 25.000 €.
Vacheron ya realizó recientemente un movimiento en este sentido con la segunda generación del Quai de L’Ile, ofreciendo su modelo básico con caja de acero y con un precio de 15.900 €. Pero, según los parámetros convencionales, los Quai de L’Ile son relojes más de estilo contemporáneo que clásicos. Con la nueva colección Fiftysix, Vacheron Constantin rompe la baraja y podemos adquirir un reloj inequívocamente clásico por 12.100 €, menos de la mitad de los 27.000 € que cuesta el Patrimony equivalente con caja de oro.
Vacheron Constantin Fiftysix – rasgos comunes
Para analizar el diseño de los relojes de la colección Fiftysix, obligatoriamente debemos hacer referencia al Vacheron Constantin 6073 lanzado el año 1956 ya que es la fuente de inspiración de esta colección.
Uno de los grandes retos, probablemente el mayor, al que se enfrenta el departamento de diseño de una marca relojera es crear una geometría de caja original, con un signo claramente distintivo y todo ello sin entrar en estridencias. En un reloj de carácter deportivo existe un cierto margen de creatividad. En uno de corte clásico la tarea se complica enormemente.
La mayoría de relojes clásico son de geometría redonda y algunos, la minoría, son lo que se denomina «relojes de forma», categoría que abarca las cajas rectangulares, las cuadradas y todos sus derivados. A partir de esta base, las diferencias estéticas suelen centrarse en ligeras variaciones de la forma de las asas.
Lo primero que resulta evidente es que Vacheron Constantin ha utilizado la cifra 1956 del año de presentación de la referencia 6073 para el nombre «Fiftysix» de esta nueva colección. Con ello ya deja bien claro cual es la fuente de inspiración.
Observando la imagen de la izquierda, lo que también resulta evidente , más importante y trascendente que su nombre, es que los Fiftysix han recuperado el diseño de caja del modelo 6073. Este original diseño de caja, realizado en el año 1956, es el principal rasgo identitario de todos los modelos que componen la colección Fiftysix.
Si algo distingue históricamente a Vacheron es su capacidad para diseñar cajas clásicas con un alto grado de originalidad sin recurrir necesariamente a los parámetros convencionales. Este es el caso de la referencia 6073 del año 1956, que se distingue rápidamente por la geometría de la carrura de su caja, concretamente en los extremos que se ubican entre las asas. En las imágenes se aprecia claramente que en dicha zona, en lugar de seguir la curva perfecta del bisel, emula la forma de dos puntas de estrella, una forma geométrica claramente inspirada en la Cruz de Malta, símbolo de la histórica firma ginebrina.
Nada como una imagen para apreciar las similitudes y diferencias entre la referencia 6073 de 1956 y el nuevo Fiftysix. Evidentemente, el rasgo distintivo común a ambos relojes es la forma de la carrura entre las asas que hemos comentado anteriormente. Pero también se puede afirmar que las diferencias son mayores que las similitudes.
Si bien el concepto estilístico es el mismo, observamos que las formas de punta de estrella son, por su tamaño, mucho más protagonistas en el modelo histórico que en el Fiftysix. Si observamos estas formas desde fuera hacia dentro, veremos que en modelo histórico forman con las asas una punta de flecha piramidal con sus dos caras prácticamente simétricas. De hecho ambas formas están elaboradas a partir de una sola pieza, un planteamiento distinto que en el nuevo Fiftysix donde las asas cobran mayor protagonismo visual y las puntas, aunque evidentes, quedan casi en un segundo plano.
Observando la carrura de la caja de los Fiftysix al detalle, apreciamos que la suavidad de las formas es la pauta dominante. También se observa que la carrura y las asas forman un solo bloque compacto, realizado a partir de una sola pieza. El bisel está diseñado en una ángulo aproximado de unos 45 grados y en el predominan igualmente los ángulos suaves y poco marcados.
Un detalle de diseño que sí podemos afirmar que es claramente distintivo y original de la colección Fiftysix es su corona, evidentemente presidida por la Cruz de Malta. Su carácter y su personalidad se lo otorgan dos detalles. En primer lugar su tamaño, mayor de lo habitual en un reloj de corte clásico. En segundo lugar su forma, cónica creciente hacia el exterior. Desconozco si esta ha sido la finalidad que buscaba Vacheron, pero es indiscutible que ambos detalles benefician mucho la facilidad y comodidad de manejo de dicha corona.
También resulta obvio en la comparativa visual que el otro elemento externo identitario de un reloj, la esfera, es absolutamente distinta entre la referencia 6073 y los nuevos Fiftysix. De hecho, al ver la esfera de los relojes de esta nueva colección, es probable que los más apasionados de Vacheron hayáis sufrido una especie de «dejá vu», lo cual no son imaginaciones. A mí me han recordado de inmediato a las esferas de los Quai de L’Ile de segunda generación, una evolución que presenta unas esferas más convencionales que las ultra-sofisticadas que eran el signo identitario de esta colección cuando nació. Las esferas de los Fiftysix y de los Quai de L’Ile más recientes lo tienen prácticamente todo en común: indices horarios que alternan rectángulos con números árabes (ambos aplicados), un circulo interno que divide la esfera en dos zonas y unas agujas de horas y minutos en forma de bastón.
En vista de todo lo anterior, no iríamos muy desencaminados si concluimos que desde el punto de vista estético que los nuevos Fiftysix conjuntan una caja inspirada en la referencia 6073 del año 1956 con una esfera inspirada en la colección Quai de L’Ile. Ahora llega el turno de entrar en el detalle de cada uno de los tres modelos que inicialmente conforman la colección Fiftysix.
Vacheron Constantin Fiftysix Calendario Completo
Iniciamos el recorrido por el reloj más complicado de la colección Fiftysix; el Calendario Completo. Este nombre oficial no es del todo descriptivo de sus indicaciones, pues además de esta complicación también nos ofrece la de la Fase Lunar.
El Calendario Completo es una complicación que prácticamente había desaparecido del mercado y que ahora, aunque tímidamente, parece volver a la actualidad. No está de más recordar que un Calendario Completo es una complicación que nos indica la fecha, el día de la semana y el mes. Estas son las indicaciones habituales de un Calendario Perpetuo y de muchos Calendarios Anuales, pero a diferencia de ellos, el Completo no cuenta con sus automatismos para distinguir la duración de los meses ni los años bisiestos.
Ello convierte al Calendario Perpetuo en un reloj perfecto para apasionados de la relojería, para los cuales una manipulación manual de sus relojes es pura satisfacción. Por contra, es un tipo de reloj poco recomendable para personas con pocos conocimientos o pasión por la relojería ya que para ellos puede ser un fastidio.
En un esquema típico en Vacheron, el Fiftysix Calendario Completo alterna la aguja para indicar la fecha con un sistema de ventanas para mostrar el día de la semana y el mes. Como ya hemos mencionado, a todo ello añade una indicación de Fase Lunar ubicada a la altura de las 6 horas, que visualmente se equilibra a la perfección con las ventanas del calendario. En conjunto, como es habitual en prácticamente todos los relojes de la firma ginebrina, la esfera de este Fiftysix Calendario Completo puede calificarse sin exagerar de estéticamente irreprochable.
El movimiento responsable de estas complicaciones es el calibre 2460 QLC/1. Se trata del mismo calibre 2460 QLC que equipan los Harmony y Traditionnelle Calendario Completo, con la única diferencia aparente del diseño de las masas oscilantes, ambas realizadas en oro.
La caja del Fiftysix mide 40 milímetros de diámetro por 11,6 de grosor, unas dimensiones perfectas para un reloj de este tipo. Ni demasiado robusto como para perder su elegancia ni demasiado pequeño como para dificultar la legibilidad de las indicaciones.
El precio del Fiftysix con caja de oro rosa es de 37.100 €, similar a los 40.000 del Traditionnelle equivalente. En acero son 22.400 €, un precio impensable hasta ahora para un Vacheron Constantin complicado.
Vacheron Constantin Fiftysix Fecha-Día
Siguiendo un orden decreciente de complicación, llega el turno del Fiftysix Fecha-Día. Como bien indica su nombre, este reloj nos ofrece la indicación de la fecha y del día de la semana. Al igual que ocurre con el Calendario Completo, su nombre oficial no desvela una tercera complicación que aporta; la indicación de reserva de marcha.
Todas estas indicaciones se muestran por un sistema de aguja, habitual en la reserva de marcha y, salvo en los calendarios perpetuos, poco frecuente para indicaciones de calendario. No me atrevería a afirmar si es más complejo de implementar estas indicaciones por aguja o por ventana, pero por regla general los apasionados de la relojería clásica son partidarios de la primera opción.
Al igual que ocurre con sus compañeros de colección, el Fecha-Día aorta un detalle técnico muy poco habitual en relojes de corte clásico. Me refiero al recubrimiento de material luminiscente que encontramos en sus índices horarios y en sus agujas. Puede parecer un detalle menor, pero a nivel funcional es de suma importancia ya que nos permite leer el tiempo en condiciones de escasa o nula iluminación, algo que siempre acabamos echando en falta en nuestro reloj de estilo clásico.
El movimiento de carga automática que equipan los Fiftysix Fecha-Día es el calibre 2475 SC2. Básicamente se trata del mismo calibre 2475 SC que equipan los Traditionnelle Day-Date and Power Reserve con la diferencia que el SC2 utiliza el mismo diseño de masa oscilante, realizada en oro, que el resto de relojes de la colección Fiftysix.
El precio de venta del Fiftysix Fecha-Dia con caja de oro rosa es de 33.700 €. Con caja de acero el precio de este reloj se reduce hasta los 18.000 €, bajando de la barrera psicológica de los 20.000, nuevamente una cifra impensable hasta ahora para un Vacheron Constantin con estas características.
Vacheron Constantin FIFTYSIX Automático
Y llegamos al Fiftysix Automático, el reloj con el que Vacheron Constantin ha roto descaradamente la baraja en el sector. Comparativamente con el Calendario Competo y con el Fecha-Día, su precio de 12.100 € es aun más inimaginable que el de estos para un reloj Vacheron Constantin.
Obviamente todo tiene una explicación, pero no debemos buscarla en cu caja, idéntica en diseño, estructura y dimensiones que la de sus compañeros de colección. Solo siendo rebuscados podemos realizar una pequeña reflexión con este elemento. El movimiento que equipa el Automatico es 1,1 milímetros más delgado que el del Calendario Completo y 1,4 mm más fino que el del Fecha-Día. En consecuencia, es evidente que Vacheron hubiera podido adelgazar proporcionalmente la caja de Automático, algo que no ha hecho. También es evidente que utilizar los mismo elementos y dimensiones en todas las cajas de la colección abarata costes. Pero también es cierto que ello afecta a los tres modelos, no solo al Automático. Por tanto no hay ninguna explicación lógica para buscar en la caja algún motivo de su increíble precio.
Seguimos con la esfera, con un diseño clásico de tres agujas centrales y fechador por ventanilla ubicado a las 3 horas. Con este elemento nos encontramos en el mismo caso que con la caja. Indicaciones aparte, no encontramos ninguna diferencia en sus principales elementos y en sus acabados con respecto al resto de relojes de la colección Fiftysix. Tampoco encontraremos aquí el misterio de su precio.
Y finalmente llegamos al movimiento que equipa el Fiftysix Automático. Aquí si que encontramos indicios para pensar que este crucial elemento es el principal responsable del precio de este reloj.
Lo primero que hace pensar en ello es que se trata de un movimiento totalmente nuevo, el calibre 1326. Al contrario que con los otros dos relojes que componen la colección, Vacheron ha declinado utilizar un calibre ya existente en su catálogo. Un ejemplo de movimiento automático «solo hora» con fechador al que hubiese podido recurrir es el 2450 que equipa el Patrimony.
A partir de aquí, una consulta con los responsables de Vacheron Constantin ha desvelado el misterio y confirmado mis especulaciones. El calibre 1326 no está manufacturado enteramente por Vacheron Constantin. Su origen es la Manufacture Horlogère ValFleurier, perteneciente al Grupo Richemont, donde se diseñan y desarrollan calibres mecánicos para diversas marcas del grupo.
Para ser concisos, ValFleurier proporciona a Vacheron lo que en relojería se denomina un «ébauche», que podríamos definir como un movimiento «en bruto». Se suministra la platina y el resto de componentes del movimiento (salvo el órgano regulador) sin montar y sin decorar. A partir de aquí, ya en su manufactura ginebrina, Vacheron puede modificar o retocar alguno de estos componentes, los decora y acaba según sus exigencias y los ensambla para posteriormente proceder a la regulación y al control de calidad.
Todo ello conlleva una evidente reducción de costes. Debemos tener en cuenta que el diseño y desarrollo de un nuevo calibre «básico» suele requerir unos 3 años y un coste que difícilmente baja de los siete dígitos. Distribuir este tiempo y costes entre varias marcas no es lo mismo que hacerlo para una sola.
Adicionalmente, también podríamos buscar una posible reducción de costes en los acabados de calibre 1326, pero teniendo en cuenta los parámetros de máxima calidad que aplican invariablemente en todos sus relojes las marcas de relojería de máximo nivel, como es el caso de Vacheron, deberíamos descartar a priori esta opción. La única forma de comprobarlo sería comparando mediante lupa el calibre 1326 y el 2450. En el SIHH lo tuve en la mano, pero evidentemente no había tiempo para tales observaciones.
Analizando sus parámetros técnicos, especialmente su altura de 4,3 milímetros, bastante superior a los 3,6 mm del calibre 2450, sí podemos encontrar un motivo adicional de reducción de costes. Una mayor delgadez, especialmente a estos niveles extremos, siempre implica un aumento de costes en todo el proceso, desde las tolerancias de cada uno de los componentes hasta la dificultad y el tiempo requerido para su ensamblaje.
Lo que finalmente resulta evidente es que el máximo, probablemente único, responsable del rompedor precio del Fiftysix Automático es el calibre 1326 que equipa. Con él se consigue que la versión de oro rosa tenga un precio de venta de 20.200 € y la de acero 12.100.
Vacheron Constantin Fiftysix – conclusiones
Cada uno de los tres relojes que inicialmente conforman la nueva colección Fiftysix de Vacheron Constantin es sumamente atractivo. Sus acertadas dimensiones, el refinado diseño y el perfecto acabado de cada uno de sus componentes no dejan lugar a dudas de que son relojes Vacheron de pies a cabeza.
Su estética, de carácter clásico pero con algunos toques contemporáneos, les sitúa mucho más cerca de los Quai de L’Ile que de los Patrimony o Traditionnelle, lo que también les confiere una versatilidad estética superior a ellos.
Pero, la conclusión debe pasar necesariamente por la opción de acero en sus cajas y por el precio de venta, dos aspectos en los que vacheron Constantin ha roto moldes. Como ya he comentado inicialmente, hasta ahora la única opción para adquirir un Vacheron de acero era acudir a los Overseas o a las recientes versiones del Quai de L’Ile básico, una colección esta última, altamente innovadora pero que por motivos misteriosos no ha tenido en el mercado la notoriedad esperada.
Vacheron ya realizó un gran esfuerzo ofreciendo el Quai de L’Ile «solo hora» en acero por 15.900 euros, mucho menos que los 21.100 del Overseas equivalente, también en acero, que hasta entonces era la puerta de entrada al universo Vacheron Constantin. Pero nadie considera al Quai de L’Ille como el típico reloj de corte clásico, una percepción que sí se producirá con el Fiftysix, un reloj que además ensancha el acceso a dicha puerta de entrada de forma radical.
Siempre he defendido que un guardatiempo de Alta Relojería no debería excluir el acero en su caja, un metal que aporta muchas más ventajas que cualquier metal noble. Por tanto, es indiscutible que todo son buenas noticias para los aficionados a la relojería mecánica del más alto nivel. No me cabe duda de que muchos sueños inalcanzables se van a convertir en realidades alcanzables. También es más que probable que el Fiftysix cree una auténtica carnicería entre las marcas situadas en el segundo escalón de la excelencia, que a buen seguro no están precisamente felices con este lanzamiento de Vacheron.
Hasta aquí, todo es indudablemente positivo, pero no puedo finalizar sin plasmar una duda de carácter estratégico-filosófico que me asoló desde la presentación de los Fiftysix. Siempre clasificamos las marcas, no solamente las relojeras, por un estatus que viene marcado por su precio de entrada. Traducido a la Alta Relojería clásica, el parámetro comúnmente aceptado es que para adquirir uno de ellos hay que desembolsar una cantidad que difícilmente bajará de los 25.000 euros.
En consecuencia, es inevitable que me asalte la siguiente duda ¿Mantendrá Vacheron Constantin en el mercado su estatus de marca exclusiva de élite, merecidamente ganado a lo largo de casi tres siglos?. Por el bien del sector esperemos que sí.