Pocas marcas relojeras, por no decir ninguna, pueden presumir de las evolución realizada en las dos últimas décadas. No conozco ningún apasionado de la Alta Relojería que no se sienta atraído por la estética y la exquisitez de los relojes que Vacheron ha creado durante este periodo. Además, la histórica firma ginebrina ha desarrollado paralelamente una labor de promoción y de comunicación apabullante, con colaboraciones que abarcan la música clásica, el arte en general, los premios científicos y un largo etcétera. En el último SIHH Vacheron nos anunció una inminete colaboración con el reconocido reportero-fotógrafo Steve McCurry.
La finalidad de esta colaboración con el fotógrafo estadounidense, si lo he entendido bien, es elegir doce localizaciones alrededor del mundo, donde realizaría fotografías con un alto grado artístico y con los nuevos overseas de protagonistas. Según Vacheron el número elegido de doce ubicaciones es por su concordancia con las 12 horas que presiden la esfera de un reloj. El motivo de que las ubicaciones se repartan por todo el globo es en concordancia con el indiscutible espíritu viajero que Vacheron ha demostrado a lo largo de su historia.
Hasta aquí todo bien, pero me temo que esta será de las rarísimas ocasiones en que mi opinión será bastante crítica con algo realizado por Vacheron Constantin. El primer motivo de mi crítica es que en una nota de prensa emitida por Vacheron nos dice, y cito textualmente: «La Maison y Steve McCurry han decidido surcar el mundo para elegir doce lugares raros y poco conocidos, a veces inaccesibles, captados por el objetivo del fotógrafo que que concuerdan con los valores fundamentales de Vacheron Constantin».
Seguro que todos lo que estáis leyendo este artículo habéis reconocido al instante la imagen que ilustra la cabecera. Sí, evidentemente se trata de la estación Grand Central de New York. También os habréis preguntado que tiene que ver la Grand Central con Vacheron. Pues bien, es uno de los doce lugares elegidos por Steve McCurry para esta aventura fotográfica. Y ahora me pregunto; ¿Que tiene la Grand Central de raro, poco conocido e inaccesible? es evidente que nada. Es más, si eligiéramos los antónimos de dichos términos la calificaríamos a la perfección.
El segundo y principal motivo de mi crítica, y siento mucho decirlo, es la elección del fotógrafo. MacCurry es un reportero gráfico que adquirió su fama por el ya famoso retrato de una niña afgana en el National Geographic. Desde entonces, su gran especialidad son los retratos y un evidente dominio del Photoshop o de algún otro programa de retoque.
El problema es que la técnica del retrato y del reportaje, tiene muy poco que ver con la macro-fotografía y con la fotografía de paisaje o de arquitectura. Lamentablemente, esto se refleja en la imagen de la izquierda. ¿Alguien es capaz de adivinar donde se ha realizado dicha fotografía? Evidentemente nadie y el motivo es bien simple para cualquier aficionado a la fotografía.
Fotografiar un reloj, cualquiera que sea la óptica que utilicemos, requiere enfocar a una distancia muy corta con lo que, por mucho que cerremos el diafragma, el fondo saldrá totalmente desenfocado y por tanto irreconocible. Esta es una cuestión totalmente objetiva que dicta la física relacionada con la óptica. La única forma de lograr una imagen donde el primer plano de un reloj y el fondo sean reconocibles sería recurrir a un programa de edición de imágenes y superponer dos capas independientes, lo cual tiene más que ver con la técnica de retoque y edición que con el arte fotográfico. Aparte de todos estos problemas técnicos, tampoco se puede decir que McCurry demuestre mucha creatividad artística en estas imágenes. Si a mí me dicen que la fotografía la ha realizado una persona sin especiales conocimientos de fotografía y con un móvil, me lo creo.
Y no, no se trata solo del caso de New York. En las restantes cinco ubicaciones que Vacheron nos ha desvelado ocurre exactamente los mismo. Lo podéis comprobar en las siguientes imágenes.
Sinceramente, aun y contando con la ventaja de que en el pie de cada una de las imágenes especifico el país donde se ha realizado, si alguien es capaz de adivinar de que ubicaciones «especiales» se trata, pues eso, será un auténtico adivino.
Magnífica y elogiable la idea de Vacheron Constantin de intentar plasmar sus relojes con un estilo que se aparte de las típicas imágenes de estudio, pero en vista del resultado creo que ha errado en la elección del fotógrafo. Aunque quien sabe, puede que se trate solo de imágenes «de prueba» y veamos más adelante otras que nos sorprendan gratamente. De lo que no me cabe duda, es que lo que le habrán costado a Vacheron los viajes de McCurry para obtener las fotografías no será ninguna broma. Y viendo el resultado, podría haberlas realizado todas juntas en prácticamente cualquier país. Si en el pie de foto de la cuarta imagen pusiera «Acueducto de Segovia» o en la tercera «Sierra Nevada» ¿alguien lo pondría en duda?…