Al igual que Audemars Piguet y Patek Philippe, sus dos acompañantes en el gran triunvirato de la Alta Relojería, Vacheron Constantin también decidió en su momento que era conveniente crear una colección de relojes con carácter deportivo. El argumento era el mismo: evitar que los clientes de sus habituales relojes realizados en oro, le fueran infieles si necesitaban un reloj para actividades más o menos rudas.
La política o estrategia de los tres grandes con sus colecciones deportivas ha sido dispar. Audemars Piguet ha desarrollado al límite el éxito del Royal Oak, con múltiples variantes de complicaciones y materiales, o con variantes más extremas como el Offshore y sus innumerables declinaciones. La consecuencia ha sido que una firma que durante siglos destacaba por sus grandes complicaciones habitando cajas de oro y platino, hoy en día sea reconocida como la principal marca de relojes deportivos de muy alta gama.
Por su parte, Patek Philippe ha seguido una política bien distinta, manteniendo durante casi toda su existencia el Nautilus con las funciones básicas de horas, minutos, segundos y fechador. Solo ha incorporado pequeñas complicaciones como son la reserva de marcha y más recientemente el cronógrafo. Así, el Nautilus sigue siendo una colección residual en el negocio de Patek Philippe, aun más si tenemos en cuenta su muy escasa producción.
Vacheron Constantin y su Overseas ha seguido un camino mucho más parecido al Nautilus, aunque ya incorporó la versión cronógrafo con mucha anterioridad a este. Ahora da un salto de gigante, ya que lanza este Overseas con un duo de complicaciones de las que carecen sus dos competidores directos. Cierto es que existe un Royal Oak calendario perpetuo en acero (25820), incluso una variante esqueleto (25829), pero ni Patek Philippe ni Audemars Piguet cuentan con un reloj que aune ambas complicaciones y que no utilice una caja realizada en metales nobles.
La caja de este Overseas mantiene los mismos 42 mm de diámetro que la variante con solo cronógrafo, lo cual es una buena noticia. También mantiene la combinación de materiales más reciente del cronógrafo: carrura y fondo de acero combinados con el bisel de titanio. Es indudable que la inclusión del bisel de titanio le da un aire más deportivo, pero personalmente dudo de la idoneidad de este material para dicha parte de la caja. Al sobresalir en su cara frontal, el bisel es la zona más expuesta a arañazos y roces de un reloj, y aunque la dureza del titanio es la misma que la del acero, su particular tono hace que las rozaduras sean más visibles. En cualquier caso, nos consolamos con que en la pertinente revisión completa de cada 4-5 años nos dejaran el reloj como nuevo.
Un aspecto en el que todo los Overseas, incluido este, aventajan a sus más directos adversarios, el Nautilus y el Royal Oak, es en su condición de anti-magnético. Como ya hemos comentado en diversos artículos, el magnetismo es el uno de los principales enemigos de la precisión de un reloj mecánico. Hoy en día, teniendo en cuenta que estamos continuamente rodeados de aparatos que emiten ondas magnéticas, este aspecto cobra suma relevancia.
Para evitarlo, el Overseas recurre a una caja interna de hierro dulce, lo que por otra parte impide que a través del fondo de la caja podamos contemplar el mecanismo, pero teniendo en cuenta los beneficios que aporta, considero que es un peaje que podemos pagar gustosamente. También es de justicia mencionar que los más recientes Nautilus incorporan en su calibre 324SC la espiral Spiromax, cuyas características amagnéticas la hacen inmune a este efecto.
La meticulosidad y detalle que imprime Vacheron Constantin a cada una de sus piezas es indiscutible, y así lo demuestra aprovechando la opacidad del fondo de la caja de los Overseas. En dicho fondo, además de las referencias a la marca y al número individual de cada pieza, encontramos gravado el “Americo Vespucio”, símbolo del Overseas desde su nacimiento.
El fondo de la esfera, los índices horarios y las agujas son idénticos a la versión cronógrafo. Lo que lógicamente varía son las indicaciones, ya que aquí contamos con el añadido del calendario perpetuo. Así, en este Overseas encontramos cuatro subesferas. Las ubicadas en sentido horizontal, entre las 3 y las 9 horas, albergan indicaciones tanto del cronógrafo como del calendario perpetuo. Las de las 12 y las 6 indican exclusivamente funciones del calendario perpetuo.
La subesfera situada a las 3 indica la fecha por aguja y, en su escala más interna, los minutos del cronógrafo, que es donde en mi opinión encontramos el único fallo, de bastante consideración, de la esfera de este Overseas. En ella observamos dos cifras, el 15 y el 30, con dos índices entre cada una de ellas, correspondientes a los minutos 5, 10, 20 y 25. El problema es que entre estos índices solo encontramos el vacío, obligando a imaginar o deducir una medición de por ejemplo 17 minutos. Realmente no entiendo el porqué de la omisión de indices correspondientes a cada minuto, ya que estéticamente no afectaría al conjunto de la inevitablemente compleja y densa esfera de un reloj con estas complicaciones.
La subesfera situada a las 9, nos indica el día de la semana en su zona externa y las horas del cronógrafo en la interna. Aquí si que tenemos un índice por cada hora medida. Para facilitar la lectura, al igual que en la subesfera de las tres, la aguja correspondiente a las indicaciones cronográficas es de color amarillo. Este mismo color se aplica a la aguja trotadora central, con lo que a simple vista se distinguen y diferencian con absoluta claridad las indicaciones de ambas complicaciones.
La subesfera de las 12 nos indica el mes, además del año bisiesto en su parte central. Como corresponde habitualmente a todo calendario perpetuo, también encontramos una indicación de las fases lunares, ubicada a las 6, que se aprovecha para albergar un pequeño segundero.
Globalmente podemos considerar la esfera de este Overseas de una estética muy atractiva y equilibrada. Su legibilidad, teniendo en cuenta el cúmulo de indicaciones que alberga, es realmente buena. El único “pero” es el ya mencionado del contador de minutos del cronógrafo.
Tanto la corona como los pulsadores del cronógrafo son de un tamaño adecuado para facilitar su accionamiento y son idénticos en su diseño a los del Overseas cronógrafo. En la misma carrura, a ambos lados, encontramos los cuatro pulsadores para ajustar todas las funciones del calendario perpetuo. Estos pulsadores se accionan mediante presión de un útil que se entrega junto al reloj. Un dato notable y digno de destacar es que la hermeticidad de este Overseas es de 15 bares, la misma que el resto de hermanos de la colección. La notoriedad de este hecho se debe a que estamos hablando de un calendario perpetuo, cuyos pulsadores siempre representan un punto débil de filtración de humedad y de agua, con lo que normalmente todos los relojes con esta complicación ven afectada negativamente su cifra de hermeticidad.
El mecanismo que da vida y ofrece las múltiples indicaciones de este Overseas es el calibre 1136 QP. Se trata del mismo movimiento de base que equipa al modelo solo cronógrafo, con el añadido del módulo correspondiente al calendario perpetuo. Su frecuencia de oscilación es de unas conservadores 21.600 alternancias por hora y su reserva de marcha es de 40 horas.
Este calibre, al igual que el que equipan los cronógrafos del Royal Oak, se basa en un ebauche de Frederic Piguet, un movimiento de muy alto nivel, cuyo diseño y fiabilidad probada durante décadas, le han otorgado merecidamente el calificativo de referente. Como no podía ser de otro modo, las funciones de activación del cronógrafo se gobiernan mediante una rueda de pilares.
El Overseas Chronographe Quantième Perpétuel, se entrega con dos correas intercambiables. Una de caucho que acentúa su carácter deportivo y otra de piel de aligator. Evidentemente, para actividades acuáticas solo es válida la de caucho. La de aligator la debemos reservar para ocasiones en que queramos imprimirle al Overseas un aire más formal y distinguido.
Hasta aquí poco que reprochar y mucho que ensalzar: un Vacheron Constantin deportivo, con caja de acero y con dos de las complicaciones más prestigiosas de la Alta Relojería.
Pero parece que en este mundo todo lo bueno tiene que tener su parte negativa y la regla se cumple en este Overseas. Me refiero a las dos palabras que he omitido en la nomenclatura oficial de este reloj: «Exclusivité Boutiques». Esto indica que esta pieza solo se puede adquirir en alguna de las 27 boutiques oficiales de la marca. Ello, por si mismo, no es un gran problema, ya que el potencial comprador de este reloj no tiene inconveniente alguno en tomar un avión y desplazarse hasta donde sea necesario. Lo peor es que solo se han fabricado 80 ejemplares, con lo que probablemente ya no quedará ninguno disponible.
Es comprensible que llegados a este punto, teniendo en cuenta la inaccesibilidad de este reloj, muchos os cuestionéis el sentido de este test. Ciertamente no llevaré la contraria a quien considere que es una pérdida de tiempo, pero después de mucho cavilar, hay dos razones que me han llevado a realizar este análisis. Por una parte considero que la muy especial y única conjunción de materiales y funciones de este reloj lo merecían. Por otro, y es solo intuición personal, no descarto que Vacheron Constantin decida ofrecer esta pieza en producción regular. ¿Como hacerlo si se trata de una edición exclusiva, especial y numerada sin incumplir dichos atributos? muy fácil: por ejemplo, se cambian las agujas amarillas por otras de color rojo y listo. De hecho, además de la esfera azul, es lo que ha realizado Vacheron con su edición especial de este reloj para la recién inaugurada boutique de New York.