De la constante colaboración de Vacheron Constantin con el Louvre hemos hablado recientemente en diversas ocasiones (artículo), pero para encontrar el origen verdadero de estos Métiers d’Art Tribute to great civilisations debemos viajar a otro museo; el Barbier-Mueller.
El museo Barbier-Mueller, sito en Ginebra, es uno de los mayores y mejores museos de arte primitivo del mundo. Ayudado probablemente por su cercanía geográfica y por lo excepcional de sus obras, Vacheron Constantin decidió iniciar una colaboración cuyo primer fruto fue la excepcional tetralogía «Les Masques» presentada en el 2007. A ella siguieron, en 2008 y 2009, dos tetralogías más que, al igual que la primera, reproducían en sus esferas máscaras primitivas pertenecientes a este museo.
Es evidente que «Les Masques» y la tetralogía «Métiers d’Art Tribute to great civilisations» comparten el motivo arqueológico con el que se decoran sus esferas. No obstante, hay otra coincidencia que es tanto o más importante; la firma de mostrar las indicaciones del tiempo en sus esferas.
A pesar de que bien pueden considerarse como obras de arte de pulsera, no podemos olvidar que se trata de relojes y cómo tales su función primigenia es ofrecernos la indicación del tiempo. Aquí es donde siempre surge el conflicto de prioridades entre optimizar la lectura de las indicaciones o la contemplación de la obra de arte en miniatura que se reproduce en sus esferas.
La solución de Vacheron Constantin es realmente genial ya que nos muestra las horas, los minutos, la fecha y el día de la semana a través de cuatro ventanas ubicadas en cuatro ángulos del perímetro de la esfera. Con ello podemos prescindir de agujas centrales, con lo que la contemplación de lo que se reproduce en la esfera no se ve afectada en absoluto. Además, Vacheron elige cuidadosamente la decoración del fondo de cada ventana para que coincida con la de la obra que se reproduce en cada caso. El mérito es que todo ello no perjudica en absoluto la lectura de las cuatro indicaciones.
Todas las obras arqueológicas que se reproducen en las esferas de estos «Métiers d’Art Tribute to great civilisations» tienen en común que se exponen en el Museo del Louvre. Las cuatro obras elegidas pertenecen a diversos periodos históricos, que son el Antiguo Egipto, el Imperio Persa, la Grecia Helenística y el Imperio Romano.
Aunque en distintos tipos de oro (rosa y blanco), las cuatro piezas de esta tetralogía comparten el tamaño de caja, de 42 mm de diámetro por 12,9 mm de grosor. Obviamente también utilizan el mismo mecanismo, el calibre 2460 G4/2, que equipa los cuatro discos satélites responsables de las indicaciones que antes hemos mencionado. En la parte derecha de la imagen superior podemos ver el reverso de este calibre, que tiene como peculiaridad la masa oscilante decorada con un grabado que reproduce la fachada este del Louvre.
Cada una de estas obras de arte relojeras de pulsera se emitirá en formato de edición limitada y numerada, a tan solo 5 ejemplares. La adquisición se deberá efectuar obligatoriamente a través de una boutique oficial de Vacheron Constantin.
Grand sphinx de Tanis
Iniciamos le recorrido de la tetralogía «Métiers d’Art Tribute to great civilisations» por el Grand sphinx de Tanis, una esfinge perteneciente al Imperio Antiguo de Egipto (2035-1680 a.C.)
La Gran Esfinge de Tanis, capital de los faraones de la 21ª y 22ª dinastías, tiene unas dimensiones de 1,83 metros de altura por 4,80 metros de longitud. Llegó al Louvre en 1826, como parte de la colección del cónsul británico Henry Salt. Como es habitual en las esfinges egipcias, se trata de un híbrido compuesto por el cuerpo de un león reclinado y una cabeza humana que porta la Nemes, el tocado real, así como la barba que era atributo exclusivo de los soberanos.
La Gran Esfinge de Tanis fue datada durante mucho tiempo en el Imperio Antiguo (2700-2195 a. C) pero ahora se relaciona de forma más general con el Imperio Medio (2061-1785 a. C.), el que los propios egipcios consideran como la edad de oro de Egipto. El cartucho que porta esta esfinge nos indica que probablemente fue construida para el Faraón Amenemhat II. Otros faraones, como Apofis, Merenptah y Sheshonq I, se apropiaron posteriormente de ella, estampando también sus cartuchos.
La base de la esfera está elaborada con una mezcla de esmaltes de tonalidades azul y negra, que requieren de seis fases de cocción en un horno kiln. Sus elementos decorativos están inspirados en el collar mostrado en el cartonaje del ataúd de Nakht-khonsou-irou, un material compuesto por varias capas de tejido adheridas, estucadas y pintadas. En el centro, adquiriendo todo el protagonismo, se ubica el medallón esculpido en oro que representa la cara de la esfinge. En las zonas superior e inferior de la esfera se reproducen inscripciones jeroglíficas tomadas de uno de los cartuchos de la esfinge de Tanis.
Lion de Darius
Avanzamos más de mil años en el tiempo para encontrar el Lion de Darius, una obra perteneciente al Imperio Aqueménida de Persia (559-330 a.C.)
El famoso Friso de los Leones, una decoración de cerámica pintada en ladrillos vitrificados, fue localizado en el primer patio del palacio de Darío el Grande en Susa, la capital del Imperio Aqueménida de Persia, en el suroeste del actual Irán. Tras conquistar Lidia, Babilonia y Egipto, los aqueménidas formaron uno de los mayores imperios que existió en toda la antigüedad.
Dado que los leones forman parte de un friso, el fondo de la esfera del reloj tenía que representar esta decoración de ladrillos vitrificados colocados sobre una pared. Para plasmarlo, los artesanos han optado por la técnica de la marquetería de piedra; y para acentuar la apariencia realista, eligieron fragmentos de piedra veteados, que son mucho más frágiles que los no veteados. Estas piedras son turquesas y jaspe mokaíta amarillo.
En comparación con el modelo original, el color mucho más intenso de las piedras reproduce el aspecto del friso tal y como estaba originalmente destinado a ser, antes de que las tonalidades palideciesen. El friso que rodea a la esfera estaba inspirado en la decoración de otra obra muy conocida del Palacio de Darío: el Friso de los Arqueros.
En le perímetro de la esfera encontramos un anillo decorado con una yuxtaposición de triángulos elaborados con metal labrado y esmalte champlevé. Por encima y por debajo del león, se reproducen inscripciones cuneiformes, tomadas de de una tableta inscrita en persa antiguo, grabadas con técnica de metalizado en el cristal de zafiro. En el centro de la esfera se aplica el Medallón que reproduce la figura de uno de los leones del famoso friso, realizado en oro blanco grabado a mano.
Victoire de Samothrace
Nos seguimos acercando en el tiempo y es el turno de la estatua de Victoria de Samothrace, perteneciente a la Grecia helenística de la dinastía Antigónida (277 – 168 a.C.).
La famosa estatua de Victoria de Samotracia, la diosa alada, fue descubierta en 1863 en la isla de Samotracia, en el norte del Mar Egeo y representa una ofrenda vinculada a una victoria naval. Tras la muerte de Alejandro Magno en el 323 a.C, sus generales se repartieron su legado y dieron lugar al nacimiento de tres grandes imperios, entre ellos, el de la dinastía Antigónida en Macedonia.
Durante este periodo helenístico, que concluyó con la conquista de Egipto por parte de Roma en el año 31 a.C, se sucedieron las batallas navales para obtener el dominio de la zona oriental del Mediterráneo. Una de ellas quedó majestuosamente conmemorada, mediante esta estatua de la Diosa Victoria, en el santuario de la pequeña isla griega de Samotracia.
El centro de la base de la esfera está decorado con esmalte marrón, una tonalidad que resulta muy difícil de obtener y que exige una combinación de esmaltes nada comunes, así como seis pasadas por el horno kiln. Sobre esta base se implanta una placa de cristal de zafiro donde se plasman mediante grabado metalizado las inscripciones en griego antiguo tomadas de una estela votiva del segundo siglo a.C. descubierta en Samotracia. El medallón que reproduce la figura de la estatua de la diosa Victoria está realizado en oro blanco y grabado a mano.
Buste d’Auguste
Llegamos al ultimo de los «Métiers d’Art Tribute to great civilisations» con el Buste d’ Auguste, un busto perteneciente al Imperio Romano de la dinastía Julio-Claudia (27 a.C – 68 d.C).
Este busto de Octavio Augusto, el hijo adoptivo de César, nos muestra a Augusto tocado con la corona cívica de hojas de roble, distinción que le fue concedida por decisión del Senado el año 27 a. C., cuando se convirtió en el príncipe, o primer ciudadano de Roma. En la realidad, tras su conquista de Egipto, en donde venció a Marco Antonio, aliado de Cleopatra, Augusto dio fin a un largo periodo de guerras civiles, lo que señaló el final de la República y supuso que se convirtiera en el señor de Roma.
Actualmente se considera que fue el primer emperador romano, y que estableció las bases de una organización política que duraría otros cuatro siglos. La dinastía de Julio-Claudia, de la cual él fue el primer “príncipe” concluyó con el suicidio de Nerón en el año 68 d. C.
La base de la esfera está decorada con esmalte azul verdoso, mientras que el perímetro está adornado mediante la técnica de micro mosaico de piedra. Con ello se reproduce el famoso mosaico del siglo cuarto descubierto en Lod, Israel, que ha servido de inspiración para los motivos ornamentales que se aplican en el anillo perimetral. Esta técnica es extremadamente laboriosa y delicada ya que cualquier error en la colocación y pegado de los minúsculos fragmentos de piedra requeriría volver a esmaltar la esfera con la técnica Grand Feu utilizada de base.
Se han utilizado siete tipos de piedra para realizar este micro mosaico: cuarcita, cacholong, dumortierita, mokaíta, jaspe rojo, grosularia y aventurina roja, que suman un total de 660 piezas. Para el friso exterior, realizado en huecograbado sobre oro blanco, los artesanos de Vacheron se han inspirado en otro mosaico, descubierto en Sousa, una ciudad portuaria del este de Túnez. En la base de cristal de zafiro que sirve de base al busto de Augusto, se aplica una inscripción tomada de la dedicatoria en honor del Genio (protector divino) de la ciudad de Russicada (actual Skikda, en Argelia).