Traditionnelle Tourbillon Chronograph – la esfera
Las esfera de prácticamente cualquier reloj firmado por Vacheron Constantin emite un atractivo que resulta casi hipnótico. En el caso de este Traditionnelle Tourbillon Chronograph, el atractivo se eleva a la máxima potencia. Tiene todos los elementos que fascinan a cualquier apasionado de la relojería y además los implementa del modo que siempre quisiéramos.
Como casi todos los relojes con tourbillon, lo primero que llama la atención es la apertura que lo muestra en la esfera. Pero, en el caso del de este Traditionnelle Tourbillon Chronograph hay dos aspectos que lo convierten en muy especial; su ubicación y su tamaño.
SI el 99% de los relojes con tourbillon lo implementan en la zona inferior de la platina y por tanto de la esfera, Vacheron Constantin decide ubicarlo a la inversa, en la parte superior de la esfera. Si a esta atípica ubicación le sumamos el enorme tamaño de la jaula del tourbillon, ocupando toda la altura de esta zona norte, el efecto hipnótico se multiplica. Resulta difícil desviar la vista de este elemento en presencia del Traditionnelle Tourbillon Chronograph.
A este elemento implementado de forma atípica hay que sumarle una serie de características de estilo que también harán las delicias de expertos y coleccionistas. Me refiero a la minutería estilo ferrocarril del índice perimetral y del contador de 45 minutos del cronógrafo que encontramos ubicado a las 3 horas. Por encima de ella y de forma muy discreta, se sitúa la escala taquimétrica que permite a un cronógrafo realizar cálculos de velocidad.
A la altura de las 6 horas encontramos un indicador de reserva de marcha de forma circular e indicado por una aguja central. Su tamaño, discreto pero presente, está sin duda diseñado para compensar el enorme peso estético del tourbillon en la parte superior de la esfera.
Tanto por la imposibilidad de ubicarlo en su espacio habitual, como también para equilibrar los elementos de la esfera, encontramos el logotipo y la firma de Vacheron Constantin situados a la altura de las 9 horas.
Como en toda esfera de un Vacheron Constantin Traditionnelle, no pueden faltar los detalles que le confieren identidad y exquisitez: fondo opalino plateado, agujas tipo dauphine y doce índices horarios aplicados, de forma rectangular, realizados en oro rosa.
Traditionnelle Tourbillon Chronograph – el movimiento
Y llegamos al elemento que constituye la base de todo reloj de este tipo y nivel; el movimiento. Como ya he comentado al inicio de este artículo, se trata del calibre 3200 que lanzó Vacheron Constantin con motivo de su 260 aniversario. Se trata de un movimiento que aúna las complicaciones de Tourbillon y de Cronógrafo Monopulsante.
Si la esfera de este cronógrafo maravillará a cualquier apasionado, su movimiento, claramente visible desde el cristal de zafiro del fondo de la caja, lo rendirá a sus pies. En un reloj de este nivel, hay que prestar atención a dos aspectos de su mecanismo: la arquitectura técnica y los acabados.
Los acabados del calibre 3200, como en cualquier movimiento de este nivel, son irreprochables y espectaculares. Un aspecto a reseñar es la diferencia entre el calibre 3200 del 2015, conmemorativo del 260 aniversario de Vacheron Constantin, y el del 2016 y posteriores. Me refiero al espectacular grabado efectuado a mano en el puente de oro del tourbillon que podemos apreciar en la imagen superior. Se trata de una decoración más característica de la Alta Relojería alemana que de la ginebrina, pero nadie puede discutir su exquisitez y espectacularidad.
En cuanto a las prestaciones del calibre 3200, compuesto de 292 piezas, tenemos una frecuencia de oscilación inusualmente baja hoy en día, de 18.000 alternancias por hora. Probablemente gracias a ello, este calibre proporciona una reserva de marcha de 65 horas, una cifra muy notable para un esquema de un solo barrilete.
Desde el punto de vista de la arquitectura técnica del cronógrafo, estamos ante un movimiento de carga manual, con embrague horizontal y con control mediante rueda de pilares. Estas tres características son ineludibles en cualquier cronógrafo del máximo nivel y tienen su razón de ser.
Aparte del encanto que proporciona manipular la corona con regularidad, La carga manual evita cualquier tipo de masa oscilante que obstruya la visión de los elementos que conforman el mecanismo. Por tanto esta es una característica técnica que también afecta directamente al aspecto estético.
Algunos argumentan, aunque los responsables de las grandes firmas lo desmienten, que un embrague vertical es más preciso que uno horizontal. Sea como fuere, es indiscutible que el atractivo estético del sistema horizontal/lateral es infinitamente mayor que el de un sistema de embrague vertical.
Finalmente, la icónica rueda de pilares proporciona una precisión en el accionamiento del cronógrafo que de momento no iguala ningún otro sistema, evitando el molesto salto de la aguja del cronógrafo cuando éste se activa. Además, se trata nuevamente de un aspecto técnico que afecta a la cuestión estética. Nadie se atreverá a cuestionar la exquisitez visual que desprende la rueda de pilares en forma de Cruz de Malta de este calibre 3200.
El mecanismo de comando del cronógrafo cuenta con un sistema de activación dinámico, que requiere de una mínima presión sobre el pulsador para activarse, evitando así su puesta en marcha accidental.