El Calibre 135 Observatoire es un reloj fascinante que nace de un proyecto conjunto de Zenith con Kari Voutilainen y Phillips in Association with Bacs & Russo. Este proyecto permitirá a 10 afortunados coleccionistas acceder a un movimiento mecánico que apabullo en los concursos de cronometría de mediados del siglo XX.
Aunque la mayoría conoceréis sobradamente estos nombres, nunca está de más realizar un breve resumen que arrojará luz sobre la lógica de esta asociación. Zenith es una de las grandes manufacturas históricas de la relojería suiza. Kari Voutilainen es uno de los grandes maestros relojeros independientes. Finalmente, el raro nombre de Phillips in Association with Bacs & Russo designa al departamento de relojería de una de las consultoras y casas de subastas más importantes del mundo.
Una vez identificados los actores, vamos a resumir la intrahistoria del proyecto. Todo se inicia a partir de las muchas conversaciones de Julien Tornare (CEO de Zenith) y Romain Marietta (Director de Desarrollo de Producto y de Patrimonio de Zenith) con Aurel Bacs y a Alexandre Ghotbi, de Phillips, acerca de las posibilidades del gran patrimonio de esta firma suiza. Coincidieron que sería genial realizar alguna acción con el histórico calibre 135, pero lo que no esperaban los responsables de Phillips es que Julien y Romain aparecieran un día con un tesoro totalmente inesperado; 10 calibres originales Zenith 135 O con los que esta manufactura triunfaba en los antiguos concursos de cronometría.
Desconozco el desarrollo de la disquisición sobre el qué hacer con estos movimientos, pero la decisión final es que se restaurarían, se montarían en un reloj de pulsera y se pondrían a la venta. Aquí es importante señalar que el calibre 135 O jamás se montó en un reloj ni se puso a la venta. El calibre 135 de Zenith lo desarrolló Ephrem Jobin en 1945 y se fabricó desde 1949 hasta 1962 en dos versiones distintas: una variante comercial y una segunda versión fabricada únicamente para participar en los concursos de cronometría de los observatorios de Neuchâtel, Ginebra, Kew Teddington y Besançon.
Esta segunda versión, que añadía la O de Observatoire a su nombre, tenía como única y exclusiva finalidad lograr una precisión cronométrica que le permitiera vencer en estos prestigiosos concursos. La historia no dice que el éxito fue absoluto ya que el Calibre 135 O de Zenith venció en 230 premios, cinco consecutivos del Observatorio de Neuchâtel incluidos, un hito jamás igualado.
Dado que su principal y casi única finalidad era la cronometría absoluta, el apartado estético carecía totalmente de importancia. Pero, ahora se iban a poner a la venta 10 relojes equipados con este calibre, que además sería visible a través del fondo de cristal de zafiro de la caja. Por tanto, el atractivo y la perfección de los acabados adquirían una importancia determinante y aquí aparece el nombre de Kari Voutilainen.
El finlandés Kari Voutilainen es una de las grandes figuras de la relojería actual y una de sus muchas especialidades son la restauración de grandes piezas relojeras y los acabados manuales del máximo nivel. Por ello, que Zenith y Phillips decidieran recurrir a él para restaurar y decorar estos 10 mecanismos era una decisión de una lógica absoluta. El gran desafío no consistía solo en restaurar o decorar sino que ambas tareas no debían interferir lo más mínimo en la legendaria precisión cronométrica de este calibre. Por ello, una vez más, la elección de Kari Voutilainen era perfecta ya que es una auténtica figura en todos estos ámbitos.
El resultado es que el Calibre 135 O suma a su extraordinaria precisión unos acabados dignos de un movimiento de Alta Relojería. Las imágenes del Calibre 135 O nos permiten apreciar el gran tamaño del volante en relación a su diámetro. Por experiencia propia en movimientos con volantes de gran tamaño, me atrevería a afirmar que esta característica es una de las principales responsables de la precisión de este calibre.
Ya solo faltaba la tercera fase, que era decidir un aderezo externo que envuelva y proteja este movimiento tan especial. Lógicamente, en analogía con el movimiento, lo más coherente era buscar la máxima exclusividad y así lo ha hecho Zenith eligiendo el platino para elaborar la caja. La geometría es totalmente clásica y tanto el bisel como la superficie opaca del fondo de la caja son muy finos, priorizando así la visibilidad de la esfera y del movimiento. El diámetro de la caja es de 38 milímetros, una tamaño coherente con los relojes de la época.
En cuanto a las indicaciones, como cualquier reloj diseñado con fines cronométricos, estos se reducen al mínimo; horas, minutos y pequeño segundero. Es importante reseñar que la disposición a las 6 del pequeño segundero es la natural de un mecanismo básico relojero y que el hecho de llevar esta indicación al eje central ya es de por sí misma una complicación, algo de lo que huye cualquier reloj cuya prioridad es la cronometría.
La base de la esfera está elaborada con plata esterlina, a la que se aplica un acabado negro mate. Los índices son aplicados y están realizados con plata alemana. Las agujas, rodiadas y facetadas, recurren al oro blanco. En el anillo perimetral, donde se alojan los índice horarios, encontramos una discreta y elegante decoración guilloché.
Solo ha sobrevivido 10 calibres 135 O de los que participaron en multitud de concursos fotográficos. Por tanto era evidente que de el Zenith Calibre 135 Observatoire solo se podrían producir 10 relojes, como así ha sido. El precio oficial es de 132.900 CHF. No se trata de una cifra baja, pero teniendo en cuenta la exclusividad y el hecho de que este reloj tiene todas las cualidades para convertirse en una pieza de colección muy buscada, no es demasiado arriesgado afirmar que incluso puede ser una gran inversión.